Capítulo 8

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  —¡VAMOS ATRAPENLO!

¿Cómo había llegado a ese punto? Corrió tanto como sus piernas le diera, las calles estaban en total soledad. La beta que lo acompañaba corrió hacia otra dirección por sus propias ordenes logrando escapar de la situación. Un pequeño chillido salió de sus labios cuando sus pies tropezaron y termino cayendo al suelo, como pudo se levanto del suelo ignorando las heridas de sus rodillas y manos y continuo corriendo.

  —¡SOLO IMAGINA LO QUE TE HARÉ CUANDO TE ALCANCE!

Ni siquiera sabía a donde dirigirse. Busco con la mirada entre los edificios a alguna señal de que alguien estuviese en estos. Un atisbo de esperanza apareció cuando la puerta principal de una enorme casa estaba abierta y frente a esta de encontraba un carruaje. Corrió tan rápido como sus piernas le permitieron. Ni siquiera pudo llegar a la mitad del camino cuando fue derribado y llevado hacia atrás, grito por ayuda y envió golpes hacia quienes lo arrastraban. Sus movimientos se detuvieron unos segundos cuando se le dio un golpe en su rostro.

¿Por qué nadie venía ayudarlo? Era obvio que estaba siendo atacado. Un segundo golpe en su rostro lo hizo caer en la inconsciencia.

Observo su alrededor buscando algo que le dijese donde estaba. La habitación era grande, al igual con la cama, con decoración ostentosa. Intento sentarse en la cama pero volvió a acostarse al sentir que el lugar daba vueltas. Cerro sus ojos buscando con la mirada algo que le dejara saber donde estaba. Después de unos minutos se dio por vencido y se dejo caer nuevamente en la inconsciencia.

Un quejido escapo de sus labios mientras unas manos lo sacudían agresivamente. Apenas abrio los ojos pudo ver el rostro de su madre, la expresión de esta era de completa felicidad. Las sacudidas no se detuvieron hasta que puso su mano sobre la muñeca de una de las manos.

  —Al fin despiertas—dijo la mayor—Estoy muy orgullosa de ti.

Funcio su ceño buscando sentido a las palabras de su madre. Se removio en la cama hasta quedar tan alejado de su madre como le fuera posible, sentía dolor en todo el cuerpo y los movimientos bruscos en su madre no le ayudaba con el dolor.

  —¿Donde estoy?—preguntó con voz rasposa.

  —En la residencia Jeon, realmente estoy muy feliz—dijo la mujer dando vueltas por la habitación—Uno de sus sirvientes fue hasta nuestra casa y dijo que te habían atacado y que estabas siendo atendido en su casa.

¿Cómo había llegado hasta la residencia Jeon?

Ignoro el dolor en su cuerpo y intento ponerse en pie. El camisón que cubría su cuerpo rozo algunas de sus heridas haciéndolo sentarse en la orilla de la cama.

  —El médico privado del señor Jeon dijo que tienes raspaduras en las piernas y brazos y algunos golpes en el rostro, pero estarás bien.

Miro a su madre unos segundos antes de volver a ponerse en pie.

  —¿Donde están mis ropas?—preguntó mirando a su alrededor.

  —Esto es perfecto, imagínate cuando todos se enteren de esto—dijo la mujer con emoción—Todos querrán juntarse con nosotros.

  —¿Es enserio lo que estas diciendo?—dijo con la voz entrecortada—Madre fui atacado, tengo heridas por todo el cuerpo y en vez de preocuparse por mi usted piensa cosas tan ridículas como decirle a la sociedad que su hijo estuvo a punto de morir.

Miro a su madre con el ceño fruncido sin moverse de su lugar, probablemente terminaría llorando si la tela del camisón rozaba sus heridas descubiertas. Cerro los ojos unos segundos mientras daba largas respiraciones para calmar el temblor en su cuerpo.

...

Levanto una de sus cejas ante las palabras de su mayordomo, al parecer la mujer Min no había mostrado nada más que felicidad ante la condición de su hijo. Incluso él se había preocupado oor la condición del omega. Paso una mano por su rostro pensando en lo poco que la mujer Min podía amar a su hijo para actuar de tal manera.

  —¿Cuáles fueron las recomendaciones del médico?—preguntó.

  —Recomendó que el señorito Min descansara al menos dos semanas y que no hiciese ningún esfuerzo en un mes completo—respondió el hombre.

  —Informame cuando los Min decidan irse.

El hombre mayor asintió abandonando la habitación. Regreso su atención a los papeles en su escritorio, exportarían nuevos productos y debía tener todo en orden. Pasaron dos horas hasta que termino con una gran parte de su papeleo, dejo todo los papeles leídos aún lado en el escritorio. Abandono la oficina. Camino por los pasillos hasta llegar a las habitaciones para invitados, donde se encontraba el omega Min.

  —¡MIN YOONGI!

Detuvo sus pasos ante tal grito provenientes de la habitación a la que se estaba dirigiéndose, se detuvo frente a la puerta escuchando atentamente la discusión que se estaban llevando en esta.

  —No puedes obligarme hacer tal cosa madre.

  —Tienes que hacerlo, no esta a discusión, diremos que Jeon intento atacarte, así tendrá que casarse contigo.

  —¿Qué clase de pensamientos son esos? Siento vergüenza de ser tu hijo. Jamás haré algo como eso, hablaré con padre, el va a apoyarme.

  —¿Así agradeces que piense en tu futuro?

No se detuvo a tocar. El joven Min estaba sentado en la cama con varias lágrimas recorriendo sus mejillas. La mujer Min estaba de pie frente al omega con una mano levantada, lista para azotar en la mejilla del menor. La mirada de ambos fue dirigida hacía él. Pudo notar un atisbo de terror en la mirada de la mujer mientras que en la del omega solo veía tristeza. Se detuvo a un lado de la entrada de la habitación.

  —¿Qué forma es esa para agradecer a quien salvo a su hijo de las manos de ladrones?—preguntó con un tono de voz neutro.

El rostro de la mujer se tiño de un color rojizo, el omega menor agacho la cabeza manteniendo su vista en el suelo. Aunque se le habían notificado que el omega no estaba bien nunca imagino que sus heridas fueran tan graves, podía verlas incluso a través del camisón.

  —Yo... yo... señor...—la mujer tartamudeo—Le pido que se retiré, mi hijo se encuentra en ropas menores, tenga un poco de respeto por su pudor.

Una sonrisa se extendió en sus labios ante las palabras de la mujer, ¿qué tan poca vergüenza se debía tener para decir tal cosa?

  —Retírese de mi casa, ahora mismo, enviaré una carta al señor Min para que venga a recoger a su hijo.

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Espero les guste este capítulo

Cortejo de un alfa |Kookgi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora