Aquel horrible día...
Aquel infernoso y destructivo recuerdo.
Arthur y el otro vampiro estaban en absoluta concentración, devorando los restos de los cadáveres de sus padres, la sangre pintaba todos los rincones del suelo.
La niña tenía los ojos inundados de lágrimas mientras dejaba atrás aquello, mientras salía del salón sabiendo que esta sería la última vez que podría ver los rostros de sus padres.
-¡Vamos! ¡Corre! ¡Antes de que se den cuenta que escapamos! - Grito Tristan, aquel hermoso y lindo niño de ojos azules le agarraba la mano, tirando de ella para huir de la casa, sus dedos estaban entrelazados, sus respiraciones agitadas, los dos asustados.
El también lloraba.
Cuando cruzaron la puerta para salir al exterior se encontraron algo que jamás hubieran predecido ni esperado.
Un grupo de varios vampiros, altos y de enormes musculaturas, de brazos cruzados, todos esperándolos.
Los habían olido. Los habían sentido.
El asesinato de sus padres, el olor a muerte y sangre...los había atraído.-¡Valla valla! Una parejita de niños...Oh, que lindos y adorables, pobrecitos...- el vampiro más alto reia mientras decía- La niña será para mí.
Tristan al escuchar aquello tenso su cuerpo, y agarró con más fuerza la manita de Charlotte. Colocándose delante de ella a modo protector.
-¡No la tocareis! ¡No os dejare! - Hablo el niño con sus ojos azules brillando por las lagrimas, por el miedo y la ira que se mezclaban en su interior - ¡Sucios animales! ¡Matadme a mí, pero a ella no!
Aquellas bestias asesinas le sacaban más de cinco cabezas a ambos críos, los dos niños estaban debilitados, eran humanos, empobrecidos, sus cuerpecitos estaban huesudos y esqueléticos por falta de comida.
Tristan se giró para mirar a la niña, le cogió el rostro entre sus manos, con aprecio y cariño, el la miraba fijamente, intentando memorizar el rostro de ella en su mente, pues algo le decía que sería la ultima vez que quizás la viera.
-¡Coged a la niña! ¡Yo me encargaré de ese maldito niñato entrometido! -alzo la voz furioso uno de los vampiros- ¡Seran nuestra cena esta noche!
Pero entonces algo sucedió, algo tan impactante que hizo que todos se detuvieran en seco.
Tristan había sacado un cuchillo de su cintura, aquel arma puntiaguda era más grande que su propia cabecita.
Todos pensaron que se lo lanzaría a uno de los vampiros.
Pero se equivocaron.
De un rápido impulso y con toda la fuerza que pudo se lo había clavado sobre su propia pierna, el grito tan desgarrador que salió de su garganta hizo que los árboles se removieran, y las aves que se escondían tras la vegetación volaran lejos hacia el cielo.
La sangre empezó a salir disparada, rios de mares rojos, goteando sobre el suelo...
Pero a pesar de aquella herida que le mataría en pocos minutos el no podía dejar de mirar a Charllote.
Tristan acerco sus labios hacia el oído de ella y susurró.
-Prometeme que me esperaras, juramelo que aguantarás sin mí, que vivirás para cuando yo te encuentre - el beso sus labios, luego le abrazo con tanta fuerza que casi le axfisiaba y por último se quedó con la cabeza apoyada en el pecho de ella, sollozando, lamentándose - No me olvides nunca. Recuérdame, por qué volveré por ti. Te encontraré estes donde estés. Te quiero rubita.
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LA LEYENDA DE UN AMOR SANGRIENTO ✔
VampiriUna joven humana, llena de secretos y traumas, acabó rompiendo la regla más importante que había en una Inglaterra del siglo XIX apestada de vampiros sangrientos. "No salgas por la noche" "No pongas un pie fuera de casa tras caer el sol" "No salgas...