CAPITULO 7

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Charlotte se encontró con una mujer de piel tan pálida que supo al instante que se trataba de una vampira.

Era hermosa, insuperable, Charlotte nunca había visto tanto nivel de belleza acumulado en el rostro de una sola persona.

Sus labios eran carnosos, sensuales, sus pechos generosos y abundantes, era delgada, pero poseia unas curvas provocativas que harían tener a sus pies a cualquier hombre que ella deseara.

-¡Tu! - alzo la voz la vampiresa, señalando a la humana con el dedo índice - ¡¿Quien eres!?

Se veía poderosa, toda una diosa sensual, pero sin vestidos de princesitas rosas, ni joyas sobre su piel, todo lo contrario, con pantalones y ropa de combate de cuero negro, armas y dagas sobre su cintura.

Era como una guerrera de la muerte, hermosa pero peligrosa, venenosa, con una mirada asesina que haría temblar a cualquiera.

Charlotte se puso en pie, las piernas le dolían, estaba mareada...

Sentia que en cualquier momento podría perder el conocimiento.

-Responde a mi pregunta - hablo con dureza la vampira -¿¡Quien eres!?

Charlotte no respondió, no podía hacerlo.
Tan solo empezó a dar pequeños pasitos, trabajosamente, en la direcion opuesta a la de la vampira.

La joven quería morir de cualquier forma, salvo a manos de un vampiro.

Si no la devoraba un lobo entonces iría al acantilado y se lanzaría hacia el vacío de una maldita vez.

Terminaría con todo.

-¿¡Donde crees que vas!? ¡Te estoy hablando! - grito la vampira, pero Charlotte siguió caminando, alejándose de ella- ¡Eh! ¡Como te atreves a ignorar a una futura reina! ¡Estupida mortal!

A una velocidad casi imposible de ver, la vampiresa llegó hacia Charlotte, la empujó haciendo que retrocediera varios pasos, luego sacó una afilada daga y la apuntó con ella.

-Un paso más y juro que te lo clavaré en el pecho, y tu sabroso corazón será mi cena esta noche - amenazó, con voz fría - Ahora responderás a mis preguntas si quieres vivir.

Se inclinó hasta quedar cada a cara con la humana, mirandola de manera sospechosa, demasiado seria. Parecia molesta.

Susurro lentamente, con cierta irritación sobre su oído.

-¿Por qué hueles a el?

Ante la sorpresa de su pregunta Charlotte sintió la necesidad de protestar y hablar, de decirle que no tenía nada que ver con aquel vampiro, abrio la boca pero nada salía de ella, no había voz.

-Ahh ya entiendo...- una sonrisa de maldad se formó en la comisura de los labios de la vampira - Eres muda ¿eh? Pobrecita. Humana y muda...¿puede haber algo peor y más miserable que tú?

Charlotte no pudo soportar aquel insulto.
Volvió a abrir de nuevo la boca, pero esta vez no para intentar hablar, sino para escupirle en el rostro.

La vampira grito con desagrado, cerrando los ojos con fuerza para evitar que le entraran en estos.

-¡Que asco! ¡Como te atreves! - chillo mientras se frotaba las manos con las mejillas para limpiarse la saliva que había quedado.

Y ese pequeño tiempo que perdió limpiandose fue justo el que necesito Charlotte para salir corriendo.

Perdiéndose entre el laberinto infinito de árboles y salvaje vegetación, el bosque era inmenso, pero la joven humana sabía que aquello no sería suficiente para huir de una vampira, la encontraría, la rastrearia por su olor en cuestión de minutos.

LA LEYENDA DE UN AMOR SANGRIENTO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora