CAPITULO 17

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La batalla había sido un éxito, una brillante victoria. El ejército que lideraba Cesar jamás había perdido ante ningún enemigo, eran prácticamente invencibles.

Pero no todo había salido bien.
Las brujas se habían aliado con los enemigos. Aquello suponía un gran peligro.

Habia brujas con indescifrables hechizos que podían debilitar y engañar a cualquier ser existente.

Eran seres sobrenaturales de un nivel de poder letal y mortal.

Y aquí estaba la prueba.

El castillo destrozado. Inglaterra llena de cadáveres, de sangre y gritos de pánico por las calles.

Cuando cesar llegó a la ciudad con el ejército y los soldados sobrevivientes, vieron la masacre...

Todo había sido una maldita trampa, la guerra en las afueras de la ciudad había sido una distracción, un cebo para que todos los guerrero y defensores de la ciudad se fueran lejos a la batalla, y dejaran el castillo y a sus habitantes indefensos.

Cesar apretó los puños con fuerza, furioso al no haberse dado cuenta antes. Impotente por no haber estado aquí para defender a su gente.

-¡Juro que los mataré a todos, a cada uno de ellos de la forma más dolorosa que mis manos me permitan! - gruño este dientes, mientras el resto de sus súbditos se quedaban en silencio, temerosos por su reacion agresiva - ¡Esos malditos licántropos! ¡Perros asquerosos!

-Las brujas son las causantes de todo este caos, ellas son las que han atacado la ciudad- dijo Maddox seriamente mientras caminaba por la calle junto a Cesar, todos los soldados le seguían a sus espaldas - Todo esta en los escombros, está...patas arriba. Es un desastre. Hay muchos heridos.

-Esto no va a quedar así -mascullo Cesar, observando los cadaveres de algunos ciudadanos, en sus ojos había un fuego intenso, brillaban de ira con una promesa de venganza - No vamos a esperar a que vuelvan a atacarnos en nuestra puñetera casa de nuevo, esta vez seremos nosotros los que demos el paso de ir a por ellos, el próximo movimiento será nuestro.

-Pero...- murmuró Maddox muy seriamente - No creo que...

-Entraremos en sus territorios igual que ellos han hecho hoy aquí, mataremos a sus ciudadanos, decapitaremos a todo aquel que se nos cruce y no quiero que nadie tenga piedad ¡¿me habéis oído?!

Todos los soldados y guardias que se encontraban allí, gritaron a la vez con voz grabe y firme "Si, mi rey"

-¡No! No podemos hacer eso, Cesar eso es demasiado cruel y despiadado- dijo Maddox encarandose frente a su hermano mayor-allí hay niños, hay ancianos y civiles inocentes.

-¿Acaso no eran inocentes nuestros hermanos y hermanas de nuestra raza que hoy han perdido la vida? Si ellos matan a los nuestros, nosotros haremos lo mismo, pero diez veces peor y más sangriento, más cruel, sin piedad ni remordimiento, no quiero que dejéis a ninguno vivo.

-¿matar a los hijos y las esposas de nuestros enemigos más letales? Solo los cabrearas y conseguirás que todo empeore, conseguirás convertirte en el malo si aniquilas a tanta gente inocente de su territorio.

-En una guerra no hay ni buenos ni malos, solo asesinos, y gana el que mejor sepa matar, y ese...-esbozo una fria y despiadada sonrisa- Ese soy yo.

-Deberíamos convocar una reunión con sus líderes, intentar llegar a un acuerdo y firmar el tratado de paz entre ambas razas.

-¿La paz? - bufo molesto Cesar - La paz no va a revivir a todos esos niños vampiros que murieron quemados en el incendio del orfanato por culpa de ellos, la jodida paz no va a traer de vuelta a todos los que hoy han perdido la vida. YO NO QUIERO SU PAZ, quiero una maldita venganza, no voy a dejar que ataquen mi reino y pretendan que olvide todo lo que ha sucedido.

LA LEYENDA DE UN AMOR SANGRIENTO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora