CAPITULO 11

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Charlotte contemplo su alrededor, el diseñó y estética de las paredes parecían las de un castillo antiguo y enorme, había demasiadas puertas, demasiados pasillos que parecían no tener final, no sabia por qué dirección tirar para encontrar una salida al exterior.

Tenia que huir, que escapar de aquel lugar.
No podía sacarse de la cabeza a su abuelita, no sabía quien la había secuestrado, ni por qué razon, ni si quiera sabia si seguía viva.

Pero no iba a descansar hasta encontrarla, aunque solo fuerza su cadáver.

Entonces se armó de valor, apretó sus manos con fuerza y camino hacia la primera puerta que vio.

Pero tras abrirla, vio unas escaleras que comunicaban quizás hacia un sótano o planta inferior.

Reflexiono sobre si era buena idea bajar, pero entonces escucho la voz del guardia desde lejos.

-¡Señorita Charlotte! ¡¿Ya terminastes!? - unos pasos caminando la alertaron de que aquel guardia venia a buscarla.

Aquello fue suficiente para que decidiera entrar, cerró la puerta detrás de ella y empezó a bajar las escaleras.

Suz pies se movían lentos y con precaución, mirando a su alrededor con alerta, su vestido azul se arrastraba por los escalones, había mucha oscuridad...

Unos sonidos tenebrosos y de forcejeo hacian eco desde lo más profundo de aquel lugar subterráneo.

El miedo de no saber a dónde estaba llendo ni a que se enfrentaba la imbadio por dentro.

Termino de llegar al último escalón, y sus ojos se abrieron de golpe ante la sorpresa y el terror de lo que veía. 

Eran mazmorras, cárceles, rejas y rejas de hierro oxidado mantenían preso a humanos  como ella.

Se asomo a una de las rejas, llevandose las manos a la boca al ver la debilidad y el mal estado de aquellos humanos, todos estaban desnutridos, llenos de heridas por haber sido torturados, tiritanban por el frío, muchos de ellos tosian con dificultad, tirados por el suelo como animales, medio muertos.

Aquí abajo no habia calefacción, tampoco llegaba la luz solar, pues no había ventanas, era un lugar cerrado y hundido bajo la tierra, oscuro y tan helado que una hipotermia sería fácil cojerla.

Varios de los humanos que se mantenían despiertos observaban a Charlotte con un miedo intenso y atroz.

Ella levantó las manos en alto, intentando decirles que no quería hacerles daño.

Pero entonces algo llamó su atención, unos pasos de alguien bajando las escaleras,  corrio y se escondió detrás de unos enormes barriles de cerveza y otras cajas.

-Acabenos rápido con esta mierda, tengo muchas cosas importantes que hacer...-aquella era la voz de Cesar, parecía malhumorado.

Charlotte asomó la cabeza desde su escondite, hasta que pudo ver un primer plano de los recién llegados.

Cesar no venía solo. Iba acompañado de un chico muy parecido a el.

Los ojos rojizos oscuros del desconocido eran idénticos a los de Cesar, tenía el cabello completamente blanco, dándole un toque escalofriante y temerario, se veía joven, alto y delgado, era atractivo, pero no tanto como Cesar.

Nadie podía superar la perfecta y extrema belleza que poseía Cesar en su rostro, con esa mirada despiadada y fría que siempre hacía helar los huesos de todos los que estaban en su presencia.

Era un experto en intimidar y manipular a cualquier persona, en conseguir todo lo que deseara y quisiera a base de emplear violencia y otras técnicas desagradables como las torturas, por eso estaba allí.

LA LEYENDA DE UN AMOR SANGRIENTO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora