Capítulo 6

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- ¿Quién eres tú? - Shiz observó la figura en guardia. Descartó la idea que fuese un monstruo por su manejo con el arco y era poco probable que fuese alguien del pueblo.

- La pregunta sería, ¿quién es usted?

La figura descendió y se fue acercando poco a poco. Shiz mantuvo su posición de defensa, desconcertada. Estaban lo suficiente cerca para poder verse la cara con claridad. El extraño tenía el pelo oscuro y unos ojos verdes casi esmeralda. Portaba un semblante completamente serio e iba vestido con un abrigo de piel gastado. Shiz le observó, cuidadosamente, mientras pasaba por su lado.

- Gracias por ayudarme - Shiz se relajó y colocó la capucha de su capa.

- No me agradezcas, me sorprende que pudieses aguantar tanto tiempo peleando contra dos yakast.

- ¿Yakast?

- Los lobos con los que estabas peleando, son diferentes a los habituales. Como puedes ver, son más grandes que los que ves en bosques normales y, a su vez, más mortíferos.

El chico se dirigió hacia uno de los cuerpos de los yakast sin vida y le quitó la flecha. La punta de estas brillaban, como si de un diamante se tratase. Al final del tubo tenían atadas ambas un lazo rojo. El tubo estaba decorado con grabados que no pudo distinguir. El chico observó una flecha con detenimiento, como si la estuviese analizando. Luego la partió y la lanzó lejos de él.

- ¿Porqué haces eso?

- ¿El qué?

- Partir la flecha.

- Ha sido contaminada, ¿ves? - el chico le tendió una de las flechas y Shiz pudo apreciar como la punta brillosa se tornaba a un verde musgoso para luego convertirse en polvo.

- ¿Qué le pasa a la flecha? Nunca vi una reacción así.

- Yo tampoco lo sé. Desde que estoy aquí siempre he visto la misma reacción cuando mato a alguna bestia.

- ¿Hay más bestias? Yo sólo me he encontrado unas liebres nevadas y el ruido extraño.

- Si, hace tiempo que escucho ese ruido pero no logro llegar a su guarida.

Shiz le miró detenidamente. ¿Pretendía llegar al origen de ese ruido? Por su experiencia, cada vez que se escuchaba un ruido grande venía de una bestia grande.

- ¿Cuánto tiempo llevas aquí? No me avisaron que había otro cazador por la zona.

- Ni yo mismo lo sé. Vine y no me permitieron volver hasta que no le presentase la cabeza de la gran bestia a mi padre.

- ¿Porqué querrían que no volvieses? Por lo que sé las familias suelen ser protectoras con sus congéneres.

El chico se escogió de hombros y se volvió a hacercar a Shiz. La observó detenidamente y ella hizo lo mismo. Así estuvieron durante unos minutos.

- ¿De donde eres? - el chico por fin habló.

- ¿Por qué tendría que decirte eso?

- Te acabo de salvar la vida, creo que es lo mínimo.

Shiz guardó silencio y apartó la mirada observando su entorno.

- Ya te he dado las gracias, no veo la necesidad de saber de dónde es cada uno.

Otro silencio largo.

- ¿Para qué cazabas las liebres? - el chico se apoyó en un árbol cercano para acabar con el silencio.

- Una misión

El chico sonrió.

- ¿Sólo una misión? ¿No te ha mandado nadie más?

El clan del fenixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora