- ¿Qué haces aquí? - Shiz intentó incorporarse pero volvió a fallar en su intento.
- No hagas nada, querida alumna. Me sorprende incluso que hayas podido crear esa barrera para evitar tu muerte pero cada vez me sorprendes más. - El hombre se fue acercando poco a poco hasta llegar a Shiz, iluminando todo el fondo del vacío.
El lugar parecía más un taller que el fondo de algo. Las paredes estaban decoradas con múltiples planos y había varias herramientas y máquinas amontonadas en las esquinas.
- ¿Todo esto lo has hecho tú? ¿Para qué? - Shiz tenía demasiadas preguntas por hacer pero la más importante se le quedaba atascada en la garganta cada vez que quería formularla.
- No tenemos mucho tiempo, querida. Has tardado mas de lo planeado en venir hasta aquí y ahora tengo que hacerlo todo con prisas - El hombre se agachó y con un suave toque elevó a Shiz para después llevarla por toda la sala. - Todo esto es el trabajo de mi vida, algo esencial para los planes del universo, Shiz.
- ¿Y eso qué tiene que ver contigo? -Shiz miró a su maestro con ira - Yo sólo venía a completar una misión, no ha involucrarme en más planes universales.
- Shiz, tienes que entender que esto es mayor que tú y yo. No se podía evitar más.
El maestro presionó un botón y parte de la pared desapareció dejando al descubierto un gran túnel a oscuras. Con un chasquido, las luces comenzaron a encenderse de forma ordenada desde su posición hasta el fondo, desvelando una gran escalinata que ascendía.
-¿A dónde me llevas? - Shiz le miró con desconfianza.
- Creo que te gustará lo que te voy a enseñar.
- Eso no me importa ahora. Dime a dónde me llevas.
Shiz siguió intentando sacar información sobre a dónde se dirigían pero el maestro ignoró sus preguntas y la guió escaleras arriba. Tardaron unos minutos en recorrer lo que parecía algo infinito gracias a la magia, hasta llegar a una puerta. El maestro sacó una llave de su bolsillo. La llave en concreto era dorada, con alguna mancha negra del uso y runas por todas partes.
-¿Eso no son runas élfica? - Shiz miró expectante a la llave.
- Correcto, sigues teniendo la vista muy aguda - el maestro se acercó a Shiz y se la enseñó - Esto se puede considerar una de las cosas que hizo posible todo lo que ves.
- ¿Sólo una llave?
- Y más cosas. - el maestro se giró y abrió la puerta - Ahora, querida alumna, descubrirás todo mi trabajo a lo largo de estos años. Y, ¿quién sabe?, a lo mejor encuentras otra cosa.
Shiz miró con curiosidad la puerta que comenzó a abrirse lentamente. Toda existencia de los elfos había sido borrada hacía siglos y no comprendía cómo su maestro había conseguido algo de tanto valor. Los elfos se especializaban en la magia, una raza de lo más inteligente que había podido llevarla al siguiente nivel.
-He de suponer que, cuando me has dicho que la llave es una de las cosas que te han ayudado, tienes más objetos con runas elfica.
- Más que eso, querida alumna. He recolectado todo tipo de artefacto y libro de las diferentes culturas que han tenido que ver con la magia con el avance de esta.
- Recolectar todo eso te ha tenido que llevar mucho tiempo. ¿Cuándo empezaste?
El maestro guardó silencio cuando la puerta se abrió completamente.
-Eso será algo que te responderé con el paso del tiempo.
Siguieron avanzando por diferentes túneles casi idénticos hasta otra puerta. El maestro metió la mano en un hueco de la pared y soltó un pequeño quejido la apartó y la puerta se abrió. Shiz miró la mano de su maestro y está goteaba algo de sangre. Reconocimiento de sangre, una forma muy antigua de seguridad. Shiz comenzó a generar muchas hipótesis en su cabeza en base a lo que había visto y le había contado su maestro pero todas se fueron al traste cuando entraron a una enorme sala.
-¿Qué es todo esto? - Shiz estaba estupefacta y sin palabras.
El grupo siguió avanzando por la cueva de forma silenciosa. Samantha intentó hablarle al menos a Hirion ya que, al intentar hablar con Priscila, está simplemente la ignoraba pero no cambiaba con el elfo el cual, simplemente la dirigía una mirada de indiferencia y seguía su camino.
-Hasta aquí podemos avanzar. - Priscila se detuvo - El camino se vuelve muy pequeño para poder avanzar.
- No podemos simplemente dar la vuelta, volveríamos a donde estábamos y no cambiaría nada - Hirion comenzó a examinar el agujero y la pared sin encontrar nada.
- Creo que los que no cabeis sois vosotros - Samantha dio un paso al frente - Yo tengo un cuerpo pequeño y quepo perfectamente.
- No digas tonterías, hasta un niño pequeño se quedaría enclaustrado ahí - Hirion se giró - Tampoco vamos a arriesgar a que te escapes y nos quedemos aquí atrapados por toda la eternidad.
- Tenéis que confiar en mí, creo que recuerdo qué hay al final de ese túnel. Podremos pasar todos si lo consigo.
Hirion y Priscila se miraron entre si y luego miraron a Samantha con desconfianza.
-Te ataré una cuerda, si planeas escapar voy a hacer que miles de plantas crezcan de esta y le atrapen viva.
La mirada de Priscila hizo que a Samantha le recorriera un escalofrío por toda la espalda desde las lumbares hasta la coronilla. Aunque se le hubiesen acabado las semillas la veía capaz de hacer de alguna forma.
Hirion y Priscila dejaron pasar a Samantha hasta el agujero de poco más de veinte centímetros. Samantha se giró a ver a sus dos acompañantes antes de atravesar el agujero y les dedicó una despedida con la mano. Luego desapareció por el agujero lentamente.
Le dieron una de las luces que tenían y se quedaron esperando hasta alguna señal. Hirion iba controlando la cuerda con cuidado mientras que Priscila seguía comprobando las paredes en busca de algo parecido a lo que les había dicho Samantha sobre la forma de seguir avanzando sin pasar por ese pequeño tunel
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El clan del fenix
FantasíaUn clan destruido. Una maga expulsada de su gremio. Y un mundo casi sumido en la ruina. Shiz es una maga la cual hace poco a empezado su viaje de aventurera junto a Zenit y Cuervo, sus fieles compañeros. Tras varias misiones la envían a la montaña d...