Priscila se dirigió a la cesta y comenzó a sacar las cosas que recogió por el bosque.
- ¿No vas a decir nada? - Shiz tenía una mirada de reproche.
- ¿Qué quieres que te diga? - Priscila se giró sobre sus talones - Tiene parte de razón sobre los del pueblo. Yo también me he planteado estos días si se darán por vencidos o acabaremos en la hoguera ambas.
- ¿No pudiste al menos consultarme? No sé si te acordarás que nos intentó matar y ahora ha dicho que tiene más de 500 años.
- Tenía su cuchillo en la garganta, Shiz. Mi supervivencia era la primera cosa en la que pensaba.
Ambas parecían mantener una lucha de miradas mientras las temperaturas bajaban cada vez más.
- ¿Vamos a quedarnos aquí como estatuas o preparamos la cena mientras discutimos nuestro mañana? - Priscila alzó la cesta.
Shiz, de mala gana, rebusco en su bolso y sacó un pequeño cazo. Priscila se acercó y lo cogió.
- ¿Cómo planeas que ponga eso en el fuego? - el cazo era pequeño y estaba hecho de arcilla - Necesito algo para que la comida no se queme.
- Eso ya no es mi problema - Shiz se tumbó lentamente dándole la espalda- Eras tú la que quería cenar.
- Tú verás, luego no me andes pidiendo la cena.
Priscila, furiosa, cogió unas ramas y las clavó en el suelo cerca de la hoguera. Dejando el cazo a un lado suyo puso ambas manos en cada extremo de cada rama y comenzó a recitar un encantamiento. Una débil luz verde surgió de sus manos a medida que ambas ramas se conectaban dejando un hueco para colocar el cazo. Cogió un cuchillo y fue pelando algunas las setas y los diferentes vegetales que había recogido antes. Los metió en la cazuela y vertió agua de la cantimplora de Shiz. Una vez posicionada en el fuego Priscila se quedó observando a Shiz, esperando alguna reacción.
- No puede ser que te hayas dormido - Priscila se acercó a Shiz y comprobó que esta había cerrado los ojos y parecía profundamente dormida.
Se volvió a alejar y después de cenar decidió intentar dormir algo.
Los rayos del sol despertaron a Shiz unas horas después. La molestia en la pierna había casi desaparecido y se armó de valor para retirar los vendajes lentamente. Nunca había soportado las heridas propias desde pequeña. La venda tenía un color amarillento y verdoso y no lo interpretó como algo bueno hasta que la acabó de retirar completamente. Su piel, antes cubierta por heridas, se encontraba en perfecto estado, sólo había una pequeña marca casi imperceptible al ojo humano.
- ¿Ve como dije la verdad? - Hirion descendió de un árbol cercano - Yo nunca miento.
- Digamos que estoy agradecida - Shiz se bajó la parte de la pierna del pantalón y se incorporó apoyándose en la pared de la cueva - Lo que pides a cambio es mucho.
ESTÁS LEYENDO
El clan del fenix
FantasyUn clan destruido. Una maga expulsada de su gremio. Y un mundo casi sumido en la ruina. Shiz es una maga la cual hace poco a empezado su viaje de aventurera junto a Zenit y Cuervo, sus fieles compañeros. Tras varias misiones la envían a la montaña d...