- Te ha hecho caso sin dudarlo ni un momento.
- ¿Perdón? - Cody estaba completamente perplejo y no entendía absolutamente nada.
- Ha decidido ir. Dice que no es ni por él, ni por mi siquiera, que es por mamá. Se ha plantado claramente en que quiere sacarla de ese infierno y traerla a casa de vuelta, con nosotros.
- ¿Acaso dudabas que lo fuese a hacer? Vamos, mi coche está abajo.
- Cody - los nervios y la rabia le dificultaban mucho a Caroline que pudiese hablar -. Tenemos que hacerle desistir de esa idea. Después de tantos años ha conseguido salir de allí. Nunca le había visto tan feliz como estos días. No merece volver a ese infierno -. Cody fue a decir algo, pero Caroline le interrumpió en seco -. Conozco a mi padre mucho mejor que él. Mi madre estará bien. Si vamos allí, le estará siguiendo el juego ¿Por qué hacerle entrar de nuevo en la boca del lobo?
- Porque él lo ha decidido así y debemos respetar su decisión - nunca se había oído hablar una forma tan autoritaria, de hecho, hasta ese mismo momento dudaba de que supiera hablar de ese modo.
Tommy estaba en la puerta del apartamento con su copia de las llaves en la mano y con una posición firme, decidida y envalentoada. Tanto a su hermana como a Cody ese comportamiento suyo les produjo sentimientos encontrados. Caroline se sentía orgullosa y a la vez entre atemorizada y responsable de la decisión que su hermano pequeño estaba tomando en ese momento. Por muchos años que pasaran y mucho que madurase su hermano, para ella siempre iba a ser su hermano pequeño. Aquel chico frágil y sensible que delante de su padre era un ser vulnerable. Cody por su parte estaba más confuso aún si cabía; la decisión que Tommy había tomado, el comportamiento que estaba teniendo en aquellos momentos, todo ese conjunto estaba despertando en él sentimientos cada vez más intensos hacia él. Aún era pronto, pero si algo estaba claro, es que lo que sentía por Tommy era muchisimo más que una amistad. En aquel preciso instante, mirándolo a los ojos, no le importó lo más mínimo que él fuera el hermano pequeño de su mejor amiga.
Después de unos cuarenta minutos conduciendo y sin que casi ningún coche ni peatón les interrumpiera el camino llegaron al barrio residencial dónde vivían sus padres. Desde que entraron Tommy se sumió en el más profundo silencio y cualquier interacción que tuviera quedaba reducida a un gesto con la mano, un asentimiento de cabeza o como mucho a un murmullo que escapaba de sus labios.
- Des de aquí andando hasta casa de tu hermano, no veas la caminata que hiciste - Cody intentó suavizar el ambiente con algun comentario o broma jocosa.
El hombre seguro de sí mismo, envalentonado y con decisión que salió del apartamento de Caroline había quedado diluido por un chiquillo asustado, recluido en sí mismo y despavorido al que le temblaban las piernas y que mantenía la mirada baja con temor a ver lo que tenía enfrente suyo. Cody miró un momento a su diestra, al asiento del copiloto donde se encontraba Caroline quien pudo ver como con los labios pronunciaba las palabras te lo dije.
- No vas a estar solo en ningún momento, tanto tu hermana como yo estaremos contigo - dijo mirando a Tommy, cogiéndole el mentón con la mano y obligándole a mirarle a los ojos. Ante aquellas palabras el muchacho cobró un poco más de valor, cosa que mostró adquiriendo una pose erguida y firme -. Y si ese malnacido - miró directo a Caroline al pronunciar esas palabras dirigéndose únicamente a ella -, me da igual que sea vuestro padre, para mi no merece ningún respeto. Cómo decía - dijo dirigiéndose de nuevo a Tommy. Si ese malnacido se atreve a haceros algo a alguno de los tres tendrá que responder ante mí.
Bajaron los tres del coche y, al contrario de cómo pensaron Caroline y Cody del orden que iban a colocarse, Tommy se colocó al frente liderando la marcha.
Al llamar al timbre y obtener por respuesta el silencio los tres respiraron profundamente pensando que no habría nadie en casa. Esa tranquilidad duró pocos segundos cuando oyeron la voz dulce y aterciopelada de la madre diciendo que le dieran un momento para abrirles.
- Están en casa - susurró Tommy y las piernas empezaron a temblarle.
- Estamos contigo - Caroline le puso la mano sobre el hombro y notó como con ese simple gesto la tensión de todo el cuerpo de Tommy se desvanecía y entrelazaba los dedos de su mano con los suyos propios.
La puerta empezó a hacer abrirse lentamente y a hacer ese crujido que para Tommy era tan familiar pero que para Caroline era como un recuerdo lejano enterrado en su memoria desde hacía mucho tiempo atrás. Sin opción posible, habían llegado al momento de la verdad. En aquel momento, el muchacho se dio cuenta que se había plantado allí sin ningún plan ni estrategia planeada; solo con una idea en mente. Sacar a su madre de aquel infierno del que él había conseguido escapar, bueno, más bien lo habían echado del único sitio al que pudo llamar hogar.
- !Tommy¡ - exclamó su madre rodeándolo con fuerza con sus brazos - ¿Caroline? - su voz se había llenado de incertidumbre al ver a su hija mayor frente a ella - ¿Y tú? - de la incertudimbre, su rostro mostraba incomprensión y perplejidad al ver a Cody en su puerta - ¿Qué hacéis todos aquí?
- Hemos venido a por ti - escupió sin pensárselo dos veces, sin tener en cuenta las consecuencias de sus palabras.
Su madre salió a la entrada de casa dejando la puerta entornada y nuevamente volvió a abrazar con fuerza a su hijo.
- No digas tonterías, ¿dónde se supone que voy a ir? Esta es mi casa, aquí estoy bien y nada me falta.
- Está él en casa, ¿verdad? - las palabras de Cody salieron de su boca con un impulso y en un solo golpe de aire.
- Mamá, por favor. Sabes que te quiero y te agradezco que siempre hayas estado conmigo y dándome apoyo cuando nadie más aquí dentro lo hacía - dijo señalando el interior - pero no soy feliz, no estoy bien sabiendo que tú sigues viviendo con ese monstruo que a saber que es lo que te ha estado haciendo desde mi ausencia.
- Ese monstruo, como tu lo llamas, es tu padre y le debes un respeto.
- ¿Qué hay del que él me debe a mí? - miró a su madre sin pestañear, nunca le habían visto tan alentado como hasta ese momento.
- Mamá - esta vez era Caroline quien tomó la inciativa en la conversación -, solo hemos venido a buscar algunas cosas para Tommy, prácticamente vino con lo puesto. No estaremos mucho rato pero si el suficiente y necesario para convencerte de que te saques la venda de los ojos de una vez y veas que vives con alguien que ha alejado de su lado a todas las personas que le quieren sin ningun esfuerzo.
Su madre permaneció en silencio sin pestañear mirando fijamente a sus dos hijos como si estuviera asimilando la información que acababa de recibir. Estalló en llanto contenido y en todo momento miraba hacia la puerta, como si alguien fuera a aparecer de repente.
Cody dio un paso al frente y sujetó a la madre de los chicos antes de que esta cayera desfallecida en el suelo mientras esta le miraba y le sonreía complacida. Entre los dos se dijeron todo sin necesidad de palabras. El juraría que no había hecho nada y dicho aun menos, pero ella fue consciente de lo que ocurría, en los pocos segundos antes de que las piernas flaquearan se percató de la forma en que Cody miraba a su hijo, como sin con aquella mirada le estuviera asegurando que mientras él estuviera allí a ella no iba a sucederle nada malo, ni a él tampoco.
- ¿Quién demonios es? ¿Qué haces tanto tiempo ahí afuera? - vociferó una voz ruda y rasgada des del interior de la casa.
No tuvieron que esperar mucho para saber quien era. A los pocos segundos de haber formulado la pregunta, en el quicio de la puerta había un hombre alto y de facciones rudas, con la mandibula cuadrada y unos profundos ojos verdes. Ahora sabía de dónde tanto Caroline como su hermano habían sacado aquellos ojos. Era extraño, los conocía desde hacía muchos años, pero no recordaba haber tenido al padre de Caroline nunca tan cerca como en aquellos momentos. Por la forma en la que iba vestido se podía ver que ocupaba un cargo importante y no era necesario ni tan siquiera ver el interior de la casa.
- Cielo, mira - al terminar de pronunciar esas palabras Cody observó como el cuerpo de la madre de los chicos temblaba - , quien ha venido a hacernos una visita.
- ¡Hombre! Pero si son la desagradecida de mi hija y el maricón de su hermano ¿Qué coño hacéis en mi casa?
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Quien quieras excepto él
RomanceCody nunca se ha planteado el poder tener una historia con nadie ya que no va con él. Caroline se ha hartado de paciencia con las idas y venidas de príncipes azules que han supuesto un fraude. Tommy recién empieza a descubrir quién es y qué es lo...