En el reservado del restaurante había una mesa preparada para más de diez invitados. Al ser una fiesta de cumpleaños Tommy imaginó una mesa con globos, matasuegras y esos típicos carteles en los que se leía feliz cumpleaños en mayúsculas. En lugar de eso en cada silla había un cartel con el nombre de dónde debía sentarse cada uno de ellos, igual que se hacía en las bodas. Delante de cada una de las sillas había una cajita morada con un lazo negro y al fondo de la mesa, en el televisor de la pared había un video con diapositivas de Cody en diferentes momentos de su vida y con algunos de los que ya estaban en el restaurante.
Caroline vio que su hermano se había quedado petrificado en la entrada y le empujó hasta dentro del restaurante.
- Vaya, veo que Cody aún no ha llegado. Vamos aprovecharé para presentarte aunque a los más importantes ya los conoces - anunció con una sonrisa burlona al acabar la frase.
Tommy se dejó arrastrar por su hermana por el restaurante y escuchó las presentaciones la mar de formales que hizo su hermana. Un gran número de rostros y de nombres empezaron a aparecerse delante de él y después de oir el nombre de cada uno de ellos les daba dos besos haciendo gala de lo educado que era aunque en el fondo se sentía un poco ridículo.
Se acercó a la silla dónde estaba su nombre. Le habían sentado a la izquierda de Caroline y a la derecha de un tal Rob que nadie le presentó por lo que intuyó que aún no había llegado.
- Dime, ¿para qué son esas cajitas?
- Nadie lo sabe. En todos los cumpleaños Cody siempre nos prepara algún detalle o sorpresa que nos descubre en algún momento de la cena. El año pasado dentro de esas mismas cajas había un fin de semana con todo pagado para un spa que ninguno quiso desaprovechar. La verdad es que estas cajitas siempre generan una gran expectación.
Del fondo del restaurante se oyó un tremendo barullo que hizo que todos se giraran. Estaban entrando como una exhalación un grupo de cuatro chicos que iban vestidos completamente de negro de arriba a abajo y sujetaban a un quinto que iba con las manos atadas a la espalda y la cabeza tapada con una bolsa negra. Hicieron un ruido tremendo mezclado entre las risas qye iban soltando y los improperios que iba soltando el quinto. Iban tan enfrascados a lo suyo que ni siquiera vieron ni pudieron evitar el toparse contra Tommy quien perdió el equilibrio y cayó de culo al suelo golpeándose en la cabeza con la silla.
- Disculpa chico - al oir esa disculpa el del medio se deshizo del grupo y exigió que lo desataran, al tener las manos libres se quitó la bolsa de la cabeza y se acercó a Tommy.
- Te pido perdón, pero no son más que unos descerebrados y si no hacen esas tonterías no serian ellos - le dijo mientras le tendía la mano y le ayudaba a levantarse - ven, te presentaré - le indicó acercándolo al grupo de como el mismo Cody los había llamado - a estos descerebrados.
- Lo siento, chaval, no era mi intención tirarte al suelo - le dijo de nuevo el que ya se había disculpado una vez.
- Este es Edward, es una cabra loca, pero en el fondo es buen tío - al igual que cuando su hermana le había presentado volvía al juego de las caras y los nombres. Al momento de saludar tuvo la duda de si dar dos besos o la mano y como si el tal Edward le hubiera leído la mente le dio un fuerte apretón de mano.
- ¿Cómo estás? - obviamente era una pregunta que no esperaba respuesta.
- Este mozo de aquí - dijo dirigiéndose al más bajito del grupo - es Charlie.
- Buenas, ¿qué tal? - dijo de forma tímida y dándole la mano igualmente.
- Sigamos con Pete - de repente había adoptado el tono de voz de un presentador de notícias, cosa que a Tommy le hizo cierta gracia.
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Quien quieras excepto él
RomanceCody nunca se ha planteado el poder tener una historia con nadie ya que no va con él. Caroline se ha hartado de paciencia con las idas y venidas de príncipes azules que han supuesto un fraude. Tommy recién empieza a descubrir quién es y qué es lo...