"Nadie debería acostumbrarse a lo malo. Después llega lo bonito y crees no merecerlo"
-Elena Poe
Habíamos llegado después de bastante caminar, y podía decirlo con seguridad, era hermoso. No. Hermoso quedó pequeño al lado de lo que veían mis ojos.
Había flores por todas partes, de todos los colores que se puedan pensar, y solo algunos caminos entre ellas, más atrás, los árboles, que según lo contado por Kathleen llevaban la historia familiar tallada en sí mismos.
En el centro, bajo una carpa, estaban cuatro personas, todos hombres, de edades variadas, aspectos diferentes, pero todos parecían estar felices.
—Buenas noches, Italia —grito Kathleen con una sonrisa acercándose a ellos, saludo a todos de puño y al último le besó la mejilla.
Todos rieron y se saludaron. Atlas me presento con todos, que me recibieron como todos aquí, sin prejuicios, con amabilidad, con amor, todos me hacían sentir tan en casa que asustaba.
Sacaron unas sillas que estaban apiladas en las esquinas, encendieron unas luces que colgaban de la gran carpa, sacaron sándwiches en la mesa principal, y por último, papeles.
Me acerque a mirar las hojas con información, toda sobre las flores y su significado para la mitología griega.
La que más me gustó, definitivamente fue la flor de loto, cuenta la historia que se trataba de una diosa que huyó asustada a un bosque, llamado loto, en el cual era reservado para "perdedores de la vida", ella se hundió allí, sin embargo, con mucho esfuerzo logró salir a la superficie, con largos pétalos.
Es muy importante para los griegos, ya que significa el triunfo después del fracaso, la calma después de la tormenta.
—¿Todo bien? —cuestionó una voz gruesa a mi lado, mire, era James, el que me habían dicho también era estadounidense.
—Sí, solo observaba lo interesante de las flores —comenté mirándole, intentaba ser amable.
—Pues yo no puedo encontrar una flor más linda que tú —dijo él y se acercó un poco a mí, fruncí el ceño y me aleje un paso.
A mi lado, como caído del cielo, llegó Ethan.
—Hermano, te necesitamos en el área de logística, sería un desastre sin ti —el tono utilizado no denoto para nada amabilidad, este se hizo más claro en cuanto golpeó su espalda de forma un tanto salvaje.
Sin embargo, parece que su plan de alejar a James funcionó, ya que solo se alejó trotando de nosotros. Sin decir nada más, como si no hubiera notado lo raro de la situación de aquel momento. Tal vez imaginaba la tensión del ambiente que se hacía cuando me miraba tan fijamente a los ojos.
—Gracias —le dije yo sincera.
—No hay de que —me sonrió sinceramente e intente no emocionarme—. Solo cuídate, James no es buen partido.
—Claro —murmuré yo.
—No hay por qué temerme —rasco detrás de su cuello y me pareció adorable con su nariz roja—. No sé que me sucedió en la cena, y todos estos días, pero no se repetirá.
—No te preocupes, fue divertido —le dije y sonreí sin cortar la comunicación profunda que tenían sus ojos y los míos. Él tragó saliva tomando aire para decir algo a continuación.
De no haber sido interrumpido por Kathleen, que me llevó con ella a intentar hacer las coronas de flores que le había prometido sabía hacer. Me tomó de la mano y me jaló sin dejarme siquiera poder elegir, me reí, era una chica bastante impulsiva.
ESTÁS LEYENDO
El Espacio Entre el Cielo y la Tormenta (BORRADOR)
Romance¿Cuánto espacio hace falta para encontrarte? ¿Cuántas tormentas has pasado y para cuantas más estás preparada? La vida es, en sí, un cúmulo de fenómenos meteorológicos, a los que, si tienes suerte, puedes sobrevivir, pero, ¿Cómo hacerlo sin morir...