"Un día despiertas y decides no estar triste, entonces el miedo tiembla, te encuentras a ti mismo y por primera vez no quieres huir"
-Elena Poe
—Podría ser peor —comentó una voz del otro lado de la pantalla y yo giré mi cabeza levemente para ver a mi mejor amigo con sus gafas de nerd mientras que miraba serio la pantalla.
Podía apostar que estaba juzgando en silencio a Neus, la misma comía helado mientras pintaba sus uñas y, por lo que había dicho nuestro amigo minutos antes, era peligroso y tóxico, especialmente por la poca ventilación que había en su habitación del otro lado del mundo.
—Lo sé —comenté, mirando el techo con un sentimiento atorado en medio de mi pecho—. Neus, deberías hacer caso a Nicholas —llamé su atención y ella me miró con una ceja alzada, preguntándome de qué lado estaba silenciosamente—. Te necesito viva —aclaré.
—No me van a dar esos quince tipos de cáncer —bufó y cogió con sus dedos una patata frita, la untó de helado y la saboreó solo para molestar a mi amigo que parecía estar a punto de perder un ojo por el tic que tenía en el mismo.
—Eso no fue lo que dije, irresponsable —refutó este con la voz tensa—. Además de todo, es científicamente imposible activar las células cancerígenas de tu cuerpo para tener quince tipos de cáncer, que, en realidad por el Acetato de butilo y la Nitrocelulosa que tiene el esmalte que estás utilizando para maquillar en vano tus horribles placas ungueales...—su inicio de la charla había sido interrumpida por un golpe en su habitación seguido de un pequeño niño que entró corriendo a la habitación.
—Ahí viene tu irresponsabilidad —comento Neus con una gran sonrisa, mientras observábamos al pequeño niño de cabellos amarillos como el oro y ojos más azules que el cielo entrar llorando buscando a su padre.
Regañé en silencio a Neus con una mala mirada y ella solo rio mientras untaba otra papita en el rosado helado. Fruncí el ceño, los últimos alimentos que había consumido el anterior mes eran pasta y pizza, francamente, sin embargo, empezaba a acostumbrarme a la dieta.
—Ve a buscar a tu progenitora —llamó mi atención la voz de nuestro amigo volviendo a sentarse en la silla frente a la pantalla, el niño lo observó confundido, él suspiró cansado—. A tu madre —aclaro y el niño se fue refunfuñando hacia la salida de la habitación.
—Bicho raro —murmuro Neus sin mirar a la pantalla.
—Inepta —se defendió nuestro amigo.
—El caso es que, ya casi no pienso en él —comenté desesperada por evitar una pelea entre mis amigos—. Pero creo que eso me asusta —dije por lo bajo.
—Corrección —dijo Nicholas—. Te asusta enamorarte de nuevo —dijo y me dio una mirada expectante.
—En eso estoy de acuerdo —dijo Neus dándome una sonrisa pequeña—. Sientes que va a suceder lo mismo.
ESTÁS LEYENDO
El Espacio Entre el Cielo y la Tormenta (BORRADOR)
Storie d'amore¿Cuánto espacio hace falta para encontrarte? ¿Cuántas tormentas has pasado y para cuantas más estás preparada? La vida es, en sí, un cúmulo de fenómenos meteorológicos, a los que, si tienes suerte, puedes sobrevivir, pero, ¿Cómo hacerlo sin morir...