perrito

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Sabía cuántos suspiros y gemidos estaba soltando pero no me podía detener, no eran gemidos bajos y tampoco trataba de que lo fueran. Creo que ni siquiera yo misma me había hecho sentir tanto con los dedos. Tiré mi cabeza hacia atrás y apoye mis manos en la almohada para apretar esta, mordí mis labios con fuerza casi jurando que sentía el sabor a sangre, llevé una de mis manos a mi boca... Creo que todo el mundo ahora sabia que Karen Smith estaba teniendo un encuentro demasiado caliente con Boris Pavlikovsky. El sonido de mis fluidos se escuchaba gracias a sus tres dedos dentro de mí, otro de sus dedos estimulaba entre mi clitoris y mi entrada.

—Boris—trate de que fuera bajo pero no logré, fue casi un grito.

Comenzó a bajar y abrió un poco más mis piernas. Sentí como besaba la parte más baja de mi estómago, besó mis muslos después y lo sentí en mi centro, llevé mis manos a su cabello.

Tan sólo fue un minuto más y me corrí, aparto sus dedos y vi como los llevó a su boca para después limpiarme. Mi respiración era bastante agitada.

—¿Estás bien?—asentí y él se apoyo en mi estómago.

La verdad hace mucho quería hacer esto pero el miedo, a que besara mi cuello o tomará mi cintura como ese tipo tomo mi cintura, me atormentaba. Luego de esto, por fin le encontré sentido alguno al psicólogo.

—¿Cansada?

—Algo—asentí—, ¿y tú?

—Un poco.

[...]

Me puse la sudadera que Boris había dejado y mis pantalones cortos, abrí la puerta y mi mamá estaba ahí.

—Ay cosita—le quite la bola de pelos en sus manos

—Iba a ser sorpresa pero ya que—dijo divertida y acaricie al perrito para luego alzarlo en el aire.

—Que bonito—lo mire y el a mí—, ¿es hembra o macho?

—Macho.

—Cosita bella, se va a llamar Vinns—lo lleve a mí

—Creí que te podría ayudar con lo de la ansiedad, las ataques de irá y de pánico, las crisis.

—Es muy lindo—lo acaricie

—Es un tesoro nacional para tu abuela así que se volverá loca cuando vuelva y lo vea aquí.

—Lo sé—dije divertida y dije al cachorrito en el piso

—Debo hablar algo contigo—cerro la puerta

—Claro, ¿qué ocurre? Por favor, no me digas que estás embarazada...La última vez que me dijeron que tenían que hablar conmigo fue para lo del embarazo de Cass.

—No, no, no es sobre eso.

—¿Entonces sobre que es?—me senté en la cama viendo como el cachorro olía cada espacio de mi habitación.

—Sobre algo que me dijo el psicólogo.—asentí—Me dijo que a ti te molesta un poco que Boris te toque y yo me preguntaba...¿Él te ha obligado a hacer cosas?

Negué con el ceño fruncido por la extraña pregunta.—No, Boris es lo contrario a eso, ¿por qué?

—Porque yo...Yo vi algo, más de una vez, y creí que te podría estar obligado a hacer cosas.

—¿Viste algo?-dije detenidamente

—Ya sabes, me puedes decir estas cosas y—la interrumpí

—No, no, no puedo después de esto.

DRUGS || BORIS PAVLIKOVSKY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora