mes de castigos adolescentes

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Khai abrió la puerta de su casa y me miro, rió un poco. Entramos a la casa y Khai dejo las bolsas sobre el sofá.

—Hola, ya estoy en casa, Boris y yo vamos a estar en mi habitación

Nos dirigimos a las escaleras e íbamos a subirlas pero la voz de la madre de Khai nos interrumpió.

—¿A donde va, señorita?—dijo

—A mi habitación—no se dio vuelta

—¿De dónde sacaste dinero para comprar tantas cosas?

—Oh, Boris las compro—dijo

—¿Khai, podemos hablar? En privado...—dijo

—Mmh luego, eh voy a subir a mi habitación con Boris—dijo e iba a subir pero fue interrumpida de nuevo

—Karen—dijo más firme

—Luego—Khai dijo de la misma forma y empezó a subir las escaleras

Subí tras de ella, pero su madre nos siguió.

—Karen

—Mamá, luego—se dio vuelta 

—¿Que te hiciste?—dijo y Khai chasqueo su lengua—Nada de eso, señorita, ¿que hiciste?

—Mamá...—se queja

—No, Karen, nada de "mamá" aquí, ¿que otro te hiciste?

—Ninguno más, ya basta—se quejó

—Déjame ver tus orejas

—No, ya déjame tranquila—Khai quería llamar la atención con un cambio para que le dijeran que estaba bonita, no para que la regañaran

—¿Que ocurre aquí?—su padre llegó—Hey, Boris

—Hola—lo saludé con una sonrisa

—Mira a tu hija—este la miro

—Te queda lindo, princesa—dijo y la odiosa mujer lo miro mal—pero no está bien lo que hiciste. Te lo vas a tener que quitar y está mal que no hayas pedido perdón.

—Y compro un millón de ropa con dinero que ni siquiera es suyo.

—Luego arreglamos eso—el hombre dijo en susurros hacia mí y la madre de Khai lo miro mal de nuevo—. Haremos devolución y reembolso del dinero, obviamente.

—No importa, fue un regalo.—la mujer me miro para fruncir aún más su ceño

—Te va a quitar esa ropa, esos aros y estará castigada un mes, jovencita.

—Oh, cool, es el mes de castigar a los adolescentes—dijo molesta

—Boris, ¿podemos hablar un momento?—su madre dijo

—Claro—asentí y camine tras de ella mientras el padre de Khai trataba de explicarle que no estaba bien salir sin avisar, hacerse perforaciones a escondidas, etc, etc.

[...]

—Mira, Boris, Khai no necesita que le compres las cosas ¿bien?

—Lo sé, fue un regalo—dije

—Khai no necesita tus regalos.

—A ella le gusta que le regalé cosas, además salimos un momento a divertirnos...¿Que se suponía que haríamos? ¿Contar cuantos cabellos tenemos?

—A Khai le gustan tus regalos y eso está bien pero no necesita todo esa ropa cara, ¿entendido? No sé que harás con ella porque no quiero esa ropa en el armario de Khai, ni en esta casa.

DRUGS || BORIS PAVLIKOVSKY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora