Skip time, en el aeropuerto de Colombia.
- Aahh, ahora entraban una tortilla de patata. - Dije dándo a entender que tenía hambre.
- Toma. - Dijo dándome comida, ¿no qué no se podía llevar comida en los aviones? Mi madre ilegalisima.
A la media hora mi padre llegó y nos llevó a la casa de un vecino de Encanto que tiene caballos para seguir el viaje por las montañas ya que no hay carreteras. Y montamos en caballo hasta Encanto.
Al llegar a la casa desempacamos y nos cambiamos a una ropa cómoda para estar aquí. Yo me puse una ruana amarilla que me regaló Pepa, debajo una camisa blanca, una falda amarilla y zapatos amarillos.
- Mamá, ¿vamos a cenar en casa de los Madrigal?
- Sí, puedes ir ya si quieres.
- Gracias ma.
Iba caminando por el pueblo, camino de la casa Madrigal, cuando de repente unos adolescentes se cruzan en mi camino.
- ¿Eres nueva por aquí? - Preguntó el rubio mientras caminabamos.
- Ehh, ¿si?
- ¿A dónde vas? Quizás te podemos acompañar. - Habló otra vez el rubio.
- No gracias, estoy bien. - Dije.
- Oh, vamos, eres nueva, seguro que te pierdes por estos caminos. - Habló de nuevo el rubio. Una chica caminaba junto a nosotros, pero no hablaba, parecía ser su hermana.
- Es muy amable de tu parte, pero sé bien a donde voy.
- Oh, vamos, si te estás desviando del pueblo. Vamos, yo te llevo de vuelta.
- No me estoy desviando. - Aseguré.
- Si, mira, el pueblo está para allá atrás y tu estás caminando hacia las montañas. - Señaló por milésima vez.
- Mira, no es por ser grosera ni nada, te lo digo con todo el respeto, pero yo no me estoy desviando y sé a donde voy, así que si no es mucho pedir puedes retirarte, ya que no necesito tu ayuda.
- Per-
- ¡Arturo! - Habló con voz alta la chica. - Ya te lo ha dicho muchas veces, ella sabe con claridad a donde va. Déjala en paz.
- Ella no sa-
- Por si no lo recuerdas, ¿a quién dejó al cargo mamá?
- A ti.
- Ven - Dijo, agarrando a Arturo de la mano - Discúlpate.
- Lo siento.
- Lo siento mucho, de verdad. Me llamo Cecilia.
- Lucía.
- Un gusto, espero que nos volvamos a ver, adiós. - Dijo llevándose a su hermano con ella. Al fin, paz y tranquilidad.
Llegué a la puerta de la casa Madrigal y toqué a la puerta. Minutos después se abrió, dejándome ver a Dolores.
- Dolores, tu escuchaste todo, ¿no es así? - ella asintió. - ¿Se lo contaste a alguien de que yo estoy aquí? - Volvió a asentir. - ¿A quién?
- A mamá y a la tía Julieta.
- Dolores, ¿quién e- Camilo se pausó a si mismo cuando me vió.
- ¿Sorpresa?
- ¡Lucía! - Me abrazó - Este año ha sido más corto de lo habitual.
- Si, sobre eso, estoy faltando a clase.
- ¿Qué? - Preguntaron los dos hermanos al unísono. A ellos les importaban mis estudios y que cumpliera mis sueños, al igual que a mi familia, amigos y a la familia Madrigal.
- Si, sé que no queréis que falte a ninguna clase, pero la ceremonia de Antonio esta cerca y no quería perdermela. ¿Y Mirabel?
- Es muy tierno de tu parte. - Aclaró Dolores.
- Si, muy tierno. - Camilo intervino. - Dejar su último mes de clase para venir a una ceremonia. ¡Va a suspender!
- Hey, tranquilo. No voy a suspender. - Dije. - Mis padres lo tienen todo controlado.
- Eso espero, no quiero que te suspendan por venir aquí a la ceremonia.
- Te preocupas demasiado por ella hermanito. - En la cara de Dolores apareció una sonrisa pícara.
Camilo al darse cuenta del gesto de la mayor suspiró. - Bueno, es verdad, debería dejar de preocuparme. - Me tomó la mano y le dió un beso en los nudillos. - ¿Qué tal anduvo mi princesa por esos lugares tan extraños? - Bromeó.
- ¡Oh! ¡Mi príncipe! ¡Han sido los días más aburridos de la historia! - Dramática yo respondí. - ¡Pareció que pasaron 50 años! Pero por fin estoy junto a tí.
Miré de reojo como Dolores miraba pícara la escena. - Bueno hermanito y cuñada, nos vemos luego. - Dijo y desapareció.
Miré a Camilo, tenía las mejillas sonrosadas.
- Lucía, cariño, que bien volverte a ver por aquí. - Dijo apareciendo Pepa con un arcoiris sobre su cabeza.
- Pepa, el gusto es mío. - Sonreí.
- Veo que sigues siendo igual de educada. - Apuntó Félix, el marido de Pepa, apareciendo detrás de su esposa.
- Félix me alegro de verlo a usted también.
- Camilo.
- ¿Si, ma? - Se giró mirando hacia su madre.
- ¿Has visto que hermosa ruana tiene Lucía puesta? - Señaló. La ruana había pasado desapercibida para los dos hijos de Pepa. - Se la regalamos tu padre y yo la última vez que vino, se la dimos en el aeropuerto.
Camilo se giró y me miró. - ¿Por qué vamos casi iguales? ¿O es impresión mía?
Félix sonrió. - Queriamos que fueran a juego, aunque no os lo creáis, hacéis buena pareja.
Camilo y yo nos miramos - Pa, no es por decepcionarte ni nada, pero, Lucía y yo solo somos mejores amigos.
- Oh, bueno, tal vez solo no lo sabéis, pero igual de mayores cuando cada uno tome su camino, os acordareis uno del otro y quizás descubriréis que todo lo que sentisteis pudo ser amor. - Contestó Pepa.
Eso me hizo plantearme los sentimientos que tengo por Camilo, ya que nunca lo había hecho. ¿Estoy enamorada de mi mejor amigo y no me he dado cuenta? ¿Tengo sentimientos hacia Camilo que no sean de amistad? Haber, tengo 15 años, claro que tengo una vida amorosa. Pero de momento han sido pequeños amores platónicos que algunos terminaron descubiertos y otros que nadie, salvo algunas de mis amigas, saben.
ESTÁS LEYENDO
Camilo Madrigal x Oc
FanfictionUna historia de Camilo Madrigal (Encanto) x Oc. No copias ni adaptaciones sin mi permiso. Idea Original.