9.

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Camilo se quedó callado, sin saber que decir, por mi repentina confesión. - ¿Te han dicho algo malo en clase?

Mil veces he escuchado esa misma pregunta y mil veces he mentido sobre la respuesta y pienso seguir haciéndolo, hasta que un día nazca un Madrigal con el poder de leer la mente y los pensamientos de las personas. - No.

- Tranquila, estoy seguro de que, si te está pasando algo malo, tarde o temprano acabará y serás feliz. Y yo te prometo que, pase lo que pase, vamos a estar juntos.

Estuvimos unos cuantos minutos en silencio, abrazados. - Oye, Camilo.

- Mhm.

- Hay un chico... Que me gusta, pero hay una chica que está intentando llamar su atención e intentar hacer que caiga a sus pies, pero el chico no hace caso. Pero estoy insegura, porque el chico tiene planeado su futuro con una chica especial, quien no sé quien es, y la chica es una dulzura de niña y pienso que es ella.

- A ver, yo no sé quien es el chico, pero creo que estaría loco si cayera a los pies de esa chica, cuando te tiene a tí.

- Gracias. - Susurré y me acomodé en su pecho. - Te quiero mucho, Camilo, eres el mejor.

- Yo también te quiero, y cada vez que necesites algo, sabes dónde estoy. - Dicho esto me dió un beso en la cabeza.

Skip time

Al parecer nos quedamos dormidos. Al abrir los ojos lo primero que ví fue a mis padres sacandonos una foto. Yo disimulé que seguía dormida acomodandome más cerca, si es que eso era posible, más cerca de Camilo.

- Hacen una buena pareja.

- Si, pero deja de asustar a Camilo, el pobre chico te tiene miedo.

- No es mi intención asustarlo, yo solo le miro.

- Ven vámonos.

Escuché la puerta cerrarse y sentí a Camilo moverse.

- Mhmm, que siesta más agradable. - Dijo adormilado pero divertido. Sentí sus manos subir y bajar por mi espalda. - Mi dulce ángel.

Me moví, simulando que me estaba despertando y el movimiento de manos de Camilo cesó. - Hola. - Sonreí.

- Buenas tardes princesa. - Sonrió.

- No tengo ganas de moverme.

- Ni yo, pero sabes que nuestras familias cenan juntas y la hora de la cena se encuentra cerca. - Gruñí y escondí mi cabeza en su cuello, adoraba su aroma. - ¿Q-que haces?

- Hueles rico.

Silencio, me levanté. - O-oye, ¿a dónde vas?

- ¿No decías que la hora de la cena se encuentra cerca? - Asintió. - Voy a peinarme para ir.

- Ven. - Me giré y estaba de pie con los brazos abiertos. - Ven.

Me acerqué a él y me abrazó, yo solo reí. - Canilo, vamos sueltame. - No se movió, solo me atrajó más a él. - Camilo, tengo que prepararme.

- No.

- Si.

- No.

- Si.

- Si.

- No.

- ¡Ja! ¡Caíste!

Solo rodé los ojos von una sonrisa. - Eres tonto.

- Puede que no asista a un colegio, pero soy tu tonto.

- Ajá, ajá, ahora suelta que tengo que prepararme. - Esta vez obedeció. - Así me gusta que seas obediente. - Dije y le acaricié el pelo para luego desaparecer por la puerta del baño.

Camilo Madrigal x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora