12.

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Skip time después de comer.

Después de comer Camilo me llevó al centro del pueblo, si, otra vez. Resulta que ahora había una banda de música tocando, vimos a Pepa y Félix, Julieta y Agustín, Isabela y Mariano y más parejas bailando.

Camilo me arrastró hacia donde estaban los chicos. - Hola chicos. - Habló Camilo. - ¿No vais a bailar?

- ¡Y una mierda! - Habló Hugo.

- Ninguno de los que estamos aquí sabemos bailar. - Dijo Sergio.

- Jajaja, cierto. - Dijo Bruno.

- Yo no diría lo mismo de esos 2. - Dije señalando a Aitana y a Oliver, quienes estaban bailando. - Los únicos, porque las chicas... - Estaban bailando como si de un Tik tok se tratara. - No sé, creo que voy a vomitar de lo mal que bailan.

- ¡Hey chicas! - Llamó Camilo.

- ¿Qué haces? - Dije al sentir las miradas de todas las chicas de las clases, y no exagero cuando digo todas.

Me guiñó el ojo. - Confía en mí. - Se giró. - ¡Así no se baila! ¡No sabéis bailar estas canciones! ¡Prestad atención!  - Me agarró de la mano y me llevó un poco lejos de las chicas, pero no muy lejos. - Baila conmigo, princesa.

- Camilo...

- Por favor.

- Está bien.

Después de bailar un rato le pisé el pie para indicarle que no quería seguir bailando me llevó a donde los chicos. - Si no querías seguir bailando me lo podías haber dicho, en vez de haberme pisado tan fuerte. ¡Llevo chanclas, mujer!

- Perdón, Camilo. Pero estabas disfrutando y así ya no disfrutabas.

- Claro, con un pie hecho papilla no voy a disfrutar bailando.

Reynaldo tosió falsamente para llamar nuestra atención. - ¿Nos puedes enseñar a bailar así, Lucía?

- No, ni hablar. Eso era para que tomarías ejemplo vosotros y las chicas, ahora practicar es cosa vuestra. A mi no me metáis, que ya tuve suficiente de bailar con el camaleón este. - Dije señalando, en la última parte a Camilo.

¿Camaleón?

- Si, porque cuando mutas en una persona no sabes si están hablando con la persona correcta. ¿Y si nunca estuvieron hablando con quién tenían que hablar en primer lugar? - Hice una pausa. - Pero a mí, mutas en Mirabel, en Dolores o alguien de tu familia para obtener información extra y no te doy las deliciosas magdalenas que hace mi madre.

- ¡No! ¡Las magdalenas no!

- Hay una niña de nuestra clase, Lucía se llama, que también su madre hace unas deliciosas magdalenas. - Habló Bruno.

- ¿Sí? - Habló Darold. - Cuando las llevó fue por su cumpleaños, ¿no? - Hugo y Bruno asintieron. - Pues a nosotros no nos llevó nada el año pasado.

- Milo, vamos. - Dije tirándole de la ruana.

- Si, si, vamos, vamos. Hasta luego chicos. - Cuando estuvimos lo suficientemente lejos de los chicos, Camilo me volvió a llevar donde las parejas estaban bailando, lejos de los estudiantes. - ¿Haría el honor esta hermosa princesa de concederme este baile? - Habló haciendo una reverencia y extendiendo la mano.

- Claro que si, mi bello príncipe. - También hice una reverencia y le tomé la mano.

- Podría estar así toda la tarde, bailando contigo.

- Siempre estamos juntos, Camilo.

- Si, pero no bailando. Además bailas hermoso, no sé porque te dió vergüenza delante de los estudiantes.

- Camilo, ¿olvidas que son, fueron y serán mis compañeros de clase durante los años pasados, este año y futuros? - Suspiré. - Por eso pedí que me disfrazaran, si no me dirían que soy una mentirosa, que no estaba enferma y los profesores me cantarían la cuarenta. Además, no me gusta bailar en público.

- Pues lo estás haciendo, princesa.

- Ya, pero este es otro tipo de público aquí nadie te juzga si no sabes bailar y si no sabes te enseñan, menos si eres extranjero. Pero ese público, específicamente de allí, te ven y te ponen una etiqueta y empiezan a suponer lo que sabes hacer y lo que no. Y si haces algo que no estaba dentro de las suposiciones te dicen que lo haces mal y que dejes de hacerlo.

- Y entonces si no te gusta vivir allí, ¿por qué sigues allí?

- Por las amistades que he hecho durante todo este tiempo. Soy consciente de que podría videollamar, pero sería otra cosa.

- Tienes miedo a de que por la 'videollamada' esa, no tengáis el mismo contacto.

- Exacto.

- Y que encuentren a alguien parecido a tí y que un día de esos no te contesten.

- Mhm.

- Pues sabes que, si alguna vez pasa eso, que se vayan de paseo, porque si te quieren tanto como para ser su amiga, sabrán que tu eres única y que 2 como tú no hay en el mundo. Cada uno es especial a su modo.

- Gracias. - Le abracé.

- ¡Oh! - Se sorprendió, pero al final me abrazó de regreso.

- ¡Qué vivan los novios! - Escuchamos decir a Mirabel.

Camilo y yo nos separamos y caminamos hasta donde estaba Mirabel. - ¿De dónde narices has salido? - Habló el rizoso.

- He estado aquí todo el rato. - Habló la de gafas. - Otra cosa es que no me halláis visto con las miradas de amor que os estabais dando.

- Mirabel, solo somos amigos. - Dijimos Camilo y yo a la vez.

- Ajá y yo soy un dinosaurio.

- No uses sarcasmo conmigo jovencita. - Habló Camilo.

- Lo que digas. - Me agarró la mano. - Ven, vamos con Cecilia. - Empezamos a caminar. - No, tú no Camilo.

- Joo. - Se quejó e hizo un puchero.

Adorable. - Deja de quejarte, además tienes nuevos amigos, mariposa social, ¿por qué no vas a hablar con ellos?

- Está bien. - Dijo de mala manera y se fue con los chicos.

- No sé que le ves.

- Déjame en paz, cada uno tiene sus gustos.

Entramos en el restaurante. - Hola chicas, ¿qué os trae por aquí otra vez?

- Queriamos saber si estas en tu hora de descanso. - Habló Mirabel.

- Sí, tengo ahora 2 horas de descanso.

- ¡Genial! - Agarró también la mano de Cecilia, esta me miró confundida y yo solo me encogí de hombros, dando a entender que tampoco sabía lo que hacía Mirabel. Esta última nos llevó a un sitio donde no había personas. - Vale, aquí podemos hablar.

- Ehh, si. - Habló Cecilia. - ¿Sobre qué?

- Lucía, ¿lo sabe? - La miré confundida. - Lo de que te gusta...

- ¡No! - Las 2 me miraron confundidas.

- Ya te estás pareciendo a Camilo con eso de gritar no. - Dijo Cecilia burlona.

- No lo sabe. Si quieres díselo, yo solo voy a tapar mis preciosos oídos. - Me los tapé mientras miraba como Mirabel se acercaba a la oreja de Cecilia para contarle. Fuera bromas ellas 2 harían buena pareja, yo lo veo.

La reacción de Cecilia fue sonreír pícaramente mientras me miraba. Y ella luego se acercó a la oreja de Mirabel para susurrarle algo que hizo que la Madrigal sonriera. Cecilia se acercó y me quitó las manos de los oídos. - Ya está. Con que... Te gusta cierto Madrigal amarillo, ¿eh?

- Supongo que sí.

- No te preocupes, nadie te lo va a robar. Juliana está como loca enamorada de Felipe. - Habló esta vez Mirabel.

- No, pero fuera bromas, serían una buena pareja. - Habló Cecilia.

- Vosotras 2 habéis sincronizado vuestras neuronas para joderme con lo de Camilo, ¿no?

Camilo Madrigal x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora