♧Toda la historia sin pausas♧

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CAPÍTULO 1

Mis padres habían organizado esta salida a 1 mes de acabar la escuela, para ir a la casa de la familia Madrigal. Siempre ibamos a su casa en verano, cuando acababa la escuela, pero este año Antonio recibía su don.

Mis padres escribieron un mensaje falso diciendo que me había enfermado con una gripe muy fuerte. Los profesores se lo creerían y entregarían las notas por mensaje.

Mañana era el último día en España, antes de ir a Encanto. La verdad, prefería estar allí, porque no hay aparatos electrónicos como televisiones, tablets, etc. La única cosa que llevabamos nosotros eran nuestros teléfonos móviles con los cargadores portátiles, 3 para ser específicos.

A mi me daba igual, yo dejaba el celular en casa y me olvidaba de él en esos meses cuando estabamos en Encanto.

Camilo, Mirabel, Dolores, Antonio y yo nos llevamos muy bien. Luisa, Isabella, Julieta, Agustin, Félix y Pepa, también nos llevamos bien. Y prefiero no hablar de la abuela.

- Lucía, cariño, ¿guardaste todo en tus maletas?

- Si mamá - Dije y a continuación bostecé.

- ¡Oh! Mira que hora es, son las 12 de la noche, anda, ve a dormir, que mañana tienes que madrugar.

- Mmm - Caminé hacia mi habitación, me acosté en la cama y al segundo de apoyar la caneza en la almohada me dormí.

Skip time, al día siguiente.

- Mamá, me voy al instituto - Dije mientras me ponía la mascarilla y agarraba las llaves.

- Ok.

Empecé a bajar las escaleras de mi edificio. Al llegar al supermercado que había al lado del instituto empezó a llover. ¡Qué suerte la mía! No podía entrar por la puerta principal y tenía que entrar por la puerta de arriba.

Al final llegué a mi clase, empapada, pero llegué.

- Hola. - Dijo Patricia.

Yo asentí con la cabeza en forma de saludo. - Hola. - Pronuncié inaudible.

Me senté y me puse a pensar sobre Mirabell y los demás. ¿Habrán cambiado? ¿Seguirán queriendo ser mis amigos? ¿Y si mientras no estabamos paso algo malo y todos están reñidos?

Tranquila Lucía, son solo paranoias tuyas, de las que sueles tener. Siempre sabes que atacan cuando menos te lo esperas.

- ¡Lucía! - Gritó Patricia.

Caí en la realidad y me tapé los oídos- ¡No hace falta que me grites! ¡No estoy sorda! - Exclamé molesta.

- Pues lo pareces, además de ciega, sorda. - Dijo.

- Te debe parecer muy gracioso, pero no tiene ni pizca de gracia. - Confesé. - Es insultante.

- Ajo y agua. - Se encogió de hombros.

- Idiota. - Murmuré.

Y llegó mi salvación Lucía. - Hola. - Saludó.

- Cállate. - Mandó Patricia.

Se podía ver lo molesta estaba Lucía de que se repitiera la misma historia de todos lo días - No, tu no eres nadie para mandarme callar.

Rodé mis ojos. - Hola. - Sonreí.

- Uy, tengo cotilleo. - Yo al escuchar estas palabras acerqué mis orejas como vieja chismosa. - Le gustas a alguien de clase.

- ¿Qué? - Estaba atónita, por favor que no sea al que casi no me hablo con él. - ¿Cómo? ¿Cuándo?

Camilo Madrigal x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora