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Skip time.

Me desperté me vestí con la ruana de Camilo, si, una camiseta negra, una falda blanca y unas chanclas negras.

Mis padres trabajan fuera de Encanto, por eso casi siempre estoy sola o me la paso en la casa de los Madrigal.

- Hola Cecilia. - Dije al salir de casa.

- ¡Mi primo Camilo que no se detiene y te hará reir!

- ¡Mirabel!

- ¡Mi prima Dolores estando a lo lejos te puede oír!

- ¡Mirabel!

- ¿Los niños otra vez? - Pregunté.

- Al parecer sí, pobre Mirabel.

- Oye, por curiosidad, ¿te gusta Mirabel? - Cecilia empezó a toser, al parecer se atragantó con su propia saliva y estaba roja como un tomate.

- ¿Qué? No, que va. - Habló y como vió que no me creía ninguna palabra que decía confesó. - Vale, sí pero ninguna palabra.

- Mi boca está sellada. - Silencio. - Señorita Madrigal.

- Entonces, si estamos con esas, tú también eres una Madrigal.

- Cállate. - Dije y empezamos a caminar dirección Casita a ayudar a decorar para la ceremonia.

Al llegar allí se escuchó a la Abuela decir. - ¡Camilo! Necesito otro José.

Vi a Camilo, quién se levantó mientras decía. - ¡José! - Y se transformaba en este para ayudar.

- Deja de mirarle, se te cae la baba. - Bromeó Cecilia.

- A tí te pasa lo mismo cuando la miras y no te digo nada.

Cecilia soló bufó y escuchamos decir a Isabela. - ¿Acaso alguien dijo flores? - Luego bajó epicamente. - Basta de aplausos. - Y entregó unas flores a Pepa.

- Wow. - Dije a Cecilia. De repente sentí unos brazos rodear mi cintura.

- Mi amor, te ves perfecta. - Escuché a Camilo detrás mía.

- Ya cállate.

- No.

- Bueno, ¿Camilo que tal con tu esposa? Cuándo vas a darme los 5 sobrinos que planeaste ¿huh? - Habló Cecilia burlonamente, Camilo y yo nos sonrojamos.

- Protegiendo a tu novio, ¡qué lindo!

- Cállate o le dijo a Camilo lo tuyo co-

- No te atrevas.

- Entonces déjanos en paz.

- Está bien, pero volveré. - Dijo y se fue a ayudar a Mirabel.

- ¿El qué?

- No te puedo decir Camilo.

- Camilo, ven, vamos a buscar a Antoni- Pepa cuando nos vió se le quitó la nube casi con lluvia de la cabeza y se le formó un arcoiris. - Hola Lucía, que linda que estás.

- Gracias Pepa.

Camilo me soltó de la cintura y me agarró la mano. - Ven.

Después de que sus padres llamaran a Antonio para que bajase, este apareció minutos después con Mirabel. ‐ Pero mírate, ¡ qué grande estás!

- Ven mi amor, lo vas a dejarlo empapado.

Camilo se transformó en su padre. - ¡Pero que orgulloso está tu papá, mi niño!

‐ Yo no hablo así.

- Yo no hablo así.

- La abuela dice ya es hora.

Camilo Madrigal x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora