Capítulo 18

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Tomo el primer bocado de verdad de la magdalena, más que satisfecha con su contestación. Sólo yo. Me gusta esa respuesta. ¿De verdad me importa lo que ocurra en La Mansión si Taehyung no participa? Sólo tengo que olvidar que antes sí participaba, aunque... ¿Hasta qué punto? Y ¿es obligatorio que yo lo sepa?

Nos miramos un momento. Él se pasa el índice por el labio inferior y yo me maravillo de lo sexy que está cuando hace eso.

—¿Vendrás? —me pregunta; no me lo ordena. Está siendo muy razonable, tratándose de él—. Por favor... —añade con una mueca de esperanza.

Joder, es que no sé decirle que no a este hombre.

—Sólo porque te quiero.

Su mueca se transforma en una sonrisa de las que quitan el aliento y yo me derrito en el sillón.

—Repítelo.

—¿Qué? —Frunzo el ceño—. ¿Que sí que voy a ir?

—No, claro que vas a ir. Dime otra vez que me quieres.

—Ya lo sabes. —Me encojo de hombros—. Te quiero.

Sonríe.

—Lo sé pero me encanta oírtelo decir. —Levanta su cuerpo glorioso y me tiende la mano.

La cojo y me golpeo contra su pecho cuando tira de mí.

—Si hubieras seguido corriendo, estaríamos en casa y yo ya estaría perdido en tu interior.

Mentalmente, coso a patadas mi culo de corredora de mierda. Debería haber seguido. Se tardan quince minutos en llegar al Lusso en taxi, y estoy deseando que llegue el bis de mi rutina de ejercicio matinal. Me besa en los labios un rato y luego me carga sobre sus hombros y empieza a andar hacia la calle.

Con el rabillo del ojo veo a la joven que ha atendido a Taehyung, que observa con envidia cómo mi adonis me saca en brazos del establecimiento. Sonrío para mis adentros. Es todo cuanto una mujer puede desear, y es mío. Nadie me lo va a quitar, así que si tengo que ir a una estúpida fiesta de aniversario para ahuyentar a las leonas que se mueren por hincarle el diente, que así sea. Pasaré por encima de quien haga falta.

Me deposita en el taxi y me tortura sin piedad de camino a casa. Su erección de acero salta a la vista bajo los pantalones cortos, y yo no sé qué hacer para disipar la tensión que se apodera de mí entre mis muslos.

—Buenos días, Jake —dice Taehyung a toda velocidad mientras tira de mí.

Menos mal que llevo puestas las deportivas, porque parece que está haciendo un sprint. No se detiene cuando Jake le devuelve el saludo. Me mete en el ascensor, introduce el código en el teclado y me empuja contra la pared de espejos. Ataca mi boca con avidez.

—¡Es posible que, en el futuro, tenga que follarte antes de salir a correr! —ruge en mi boca. Su tono primitivo me parte en mil pedazos bajo su cuerpo duro.

Tengo las manos en su pelo y él acerca aún más la boca a la mía. Nuestras lenguas libran una batalla campal. Esto va a ser visto y no visto. Hemos dejado atrás el territorio del sexo soñoliento y, si las puertas del ascensor no se abren pronto, lo vamos a hacer aquí mismo.

Las puertas se abren como si pudieran leerme el pensamiento y me hace entrar en el ático andando hacia atrás; nuestras bocas siguen fundidas y nuestras lenguas se baten en duelo. No sé cómo lo hace, pero consigue abrir la doble puerta de entrada sin separarse de mí y ya me está arrancando la ropa antes de que ésta se haya cerrado. Quiere estar dentro de mí cuanto antes, lo cual me parece perfecto. Ha sido la carrera en taxi más larga que he tenido que soportar en toda mi vida.

Obsesión // K.TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora