Capítulo 52

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El trayecto hasta La Mansión es un borrón de visiones y de recuerdos. Visiones de Taehyung tambaleándose y arrastrando las palabras, y recuerdos de cuando lo encontramos inconsciente en la terraza. No es algo que piense voluntariamente, pero con toda probabilidad se estará repitiendo. No quiero volver a pasar por eso. No quiero ver cómo se hace otra vez eso a sí mismo, no por mi culpa. Puede que no sea capaz de controlar su irracionalidad, pero puedo evitar que se mate lentamente.

Cuando llego a la entrada, no me extraña ver que las puertas se abren de inmediato. Jordan debe de estar esperándome. Recorro el camino hasta la casa a una velocidad frenética, desesperada por llegar hasta él y detener lo inevitable. La puerta de La Mansión está abierta, y entro corriendo en el vestíbulo, haciendo caso omiso del barullo que procede del bar y del restaurante. El salón de verano ha vuelto a convertirse en el espacio de esparcimiento que era anteriormente, con sofás y sillones dispersos por la inmensa estancia. Muchos socios están allí reunidos, charlando y tomando algo. Cuando entro, todas las conversaciones cesan y se hace el silencio. Sé que si me fijo veré muchas caras agrias dirigidas hacia mi persona, pero no tengo tiempo ni intención de detenerme para absorber ese resentimiento.

No necesito mirar. Se palpa claramente en el aire.

Cuando me acerco a la puerta del despacho de Taehyung, oigo un tremendo golpe que me hace saltar. ¿Qué coño ha sido eso? Agarro la manija de la puerta y miro detrás de mí pero no hay nadie en el pasillo. Abro.

—¡Isabella! —El rugido atronador del grandullón de Jordan atraviesa el pasillo y detiene mi progreso, pero no lo veo—. ¡Capullo de mierda! ¡Isabella, espera! —Por fin aparece, avanzando mucho más rápido de lo que creía posible para un hombre de su tamaño, con las gafas de sol puestas, corriendo hacia mí como un tren de vapor—. ¡Joder, mujer, no entres ahí!

Miro a la bestia frenética que se acerca como un cohete a cámara lenta y salto al oír otro impacto ensordecedor que me obliga a apartar la atención de la voz atronadora de Jordan y a centrarla en el despacho de Taehyung. ¿Qué ha sido eso? Abro la puerta un poco más hasta que veo toda la habitación.

«¡Ay, joder!»

Me tambaleo hacia adelante después de que el corazón se me haya detenido unos instantes. ¿Qué coño está pasando aquí?

—¡No! —Jordan llega hasta mí y me agarra de la cintura—. Isabella, muchacha, no entres ahí.

Pierdo todos los sentidos al ver el horror que tengo ante mí, y después intento combatir la tremenda fuerza de Jordan, que está tratando de sacarme de la estancia. No sé cómo, tal vez gracias a la adrenalina, pero consigo liberarme y entro de golpe. Y entonces veo cómo Diane levanta el horrible látigo que sostiene y golpea con él a Taehyung en la espalda. El corazón me da un vuelco y siento que la palma cálida de Jordan me rodea el brazo.

—Isabella, querida —dice Jordan con la voz más suave que jamás le he oído—. No tienes por qué ver esto.

Me lo quito de encima e intento recomponer la escena que tengo ante mí. Es difícil, incluso aunque el tiempo se haya detenido, y todos los pequeños detalles me resultan perfectamente claros.

Él tiene el torso desnudo y está de rodillas en el suelo, con la cabeza caída hacia adelante. No ha levantado la vista. Diane se encuentra de pie, detrás de él, vestida con unos pantalones y un corsé de látex y unas botas de cuero que le llegan hasta los muslos; su aspecto es tan horrible como el del látigo que sostiene.

No puedo moverme. Estoy completamente petrificada. Me tiemblan las piernas, el corazón me late con tanta fuerza que creo que se me va a salir del pecho, y soy incapaz de abrir la boca. ¿Qué está pasando aquí?

Obsesión // K.TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora