Capítulo 53

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Paso por delante de los aseos, por el bar atestado y por el restaurante rápidamente. No quiero ver ni a Alexa ni a ninguno de los demás. Como vea a Diane lo más probable es que acabe en la cárcel, porque no pienso dejar de sacudirla con ese látigo hasta dejarla hecha puré. De todas formas, Taehyung no tardará en venir en mi busca, así que he de darme prisa.

Llego hasta el vestíbulo y subo los escalones de dos en dos, recorro el descansillo apresuradamente e ignoro a las mujeres y sus frías miradas.

Pero entonces la veo. Sé que debería continuar. Sé que debería resistir la tentación de estrangularla, pero es superior a mis fuerzas.

Me aproximo. Está charlando con algunas socias, probablemente informándolas sobre lo sucedido durante la última hora. Sigue vestida de látex con el látigo en la mano. Me detengo detrás de ella y las otras mujeres guardan silencio de inmediato. Con evidente curiosidad por saber qué es lo que las ha hecho callar, se vuelve para mirarme. Su expresión es de superioridad con un tinte de ligera satisfacción. Me hierve la sangre al tenerla ahí delante de mí, tan relajada, haciendo girar el látigo en la mano.

—Me has mandado un mensaje de texto desde el teléfono de Jordan — la acuso con calma.

Casi se echa a reír.

—No sé de qué me estás hablando.

—Claro que no. —No me lo puedo creer—. También fuiste tú quien me dejó entrar en La Mansión el día que descubrí el salón comunitario.

—¿Y por qué iba a hacer yo eso? —pregunta con tono arrogante.

—Porque lo deseas. —Mantengo el tono sorprendentemente pausado teniendo en cuenta que me hierve la sangre y que estoy temblando físicamente. Las demás mujeres me atraviesan con los ojos. Las miro a todas ellas—. Todas lo deseáis.

Ninguna de ellas dice ni una palabra. Permanecen ahí, observándome, probablemente anticipando mi próximo movimiento.

Diane, en cambio, es incapaz de mantener la boca cerrada.

—No, pequeña, todas lo hemos tenido.

Salto.

Cierro el puño y lo lanzo contra su rostro hinchado de bótox. El impacto la empuja hacia atrás, se tambalea y cae de culo al suelo. No me detengo. La agarro de los pelos en un gesto muy poco femenino y la arrastro. La empotro contra la pared y la sostengo de la garganta. Gritos ahogados de estupefacción inundan el aire. Se hace de nuevo el silencio y lo único que se oye es el sonido de la respiración entrecortada de Diane.

—Como vuelvas a ponerle un dedo encima, te lo pida él o no, no pararé hasta romperte todos los putos huesos del cuerpo. ¿Entendido?

Abre los ojos de par en par. Intenta asentir bajo mi mano.

—¡¿ENTENDIDO?! —le grito en toda la cara. He perdido los estribos.

—Sí —rechina como puede a través de su garganta estrangulada.

Apenas la dejo respirar.

La suelto y cae al suelo hecha un guiñapo, jadeando y agarrándose la garganta. Temblando de ira, me vuelvo y absorbo la expresión de estupefacción de los muchos testigos, que observan pasmados y en absoluto silencio. No necesito decir nada más. Le he dejado las cosas bastante claras a Diane y a todas las demás personas que han presenciado mi ataque de ira. Los dejo ahí plantados y continúo hacia mi destino original, temblando y respirando violentamente. Cuando llego al pie de la escalera que conduce al salón comunitario, vacilo unos segundos, pero en cuanto recuerdo las palabras de Taehyung, corro hacia arriba sin nada más que adrenalina y determinación en las venas.

Obsesión // K.TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora