Capítulo 54

267 19 4
                                    

Sé que si me estiro soltaré un alarido. La tremenda necesidad de moverme lucha contra mi instinto natural de permanecer quieta para evitar los pinchazos. Los acontecimientos del día anterior me vienen a la cabeza en cuanto abro los ojos: todo aquel horror, los sonidos de los látigos, los estallidos de dolor, la angustia y el tormento. Y todo ello ha aparecido de golpe en mi cerebro, sin la más mínima cortesía matutina.

Abro los ojos y veo que Taehyung está profundamente dormido en la misma posición en la que recuerdo haberlo visto por última vez, con la mano sobre mi mejilla y el rostro pegado al mío, los labios separados y respirando de manera tranquila y sosegada sobre mi cara. Parece tan sereno, con las largas pestañas adornando su rostro y el pelo rubio revuelto como todas las mañanas. La barba de un día y los rasgos atractivos y despreocupados tan cerca de mí hacen que esboce una pequeña sonrisa.

Detrás de su manera de ser imposible e irritante se esconde un hombre destrozado que bebe y folla sin control y que hace que lo azoten para castigarse a sí mismo. Y yo he contribuido en gran medida a ese estado de lamentación, pero si las cosas son como él dice y se ha castigado porque cree que lo merece, porque dice que todo lo que sucede es a causa de su pasado, entonces será mejor que me encierre en una urna de cristal para el resto de mi vida.

Observo cómo sus ojos se mueven y comienzan a abrirse lentamente.

Parpadea unas cuantas veces más y me mira. Veo que su mente adormilada empieza a inundarse con la información y los recordatorios que lo llevarán rápidamente a asimilar dónde estamos y por qué. Se demora unos silenciosos instantes, pero finalmente suspira y se acerca unos centímetros más hasta que estamos nariz con nariz, él de costado y yo todavía boca abajo. Me parece que está demasiado lejos. Saco los brazos de debajo de la almohada y me vuelvo ligeramente con unas cuantas muecas de dolor hasta que estoy de lado frente a él. Apoya las manos en mi cadera y se acerca todavía más, hasta que nuestros cuerpos quedan pegados y nuestras narices se tocan de nuevo.

—Sí que es posible —susurro con la garganta tremendamente seca—. Sí que es posible entender lo que sientes por mí.

—¿Has hecho esto para demostrar que me quieres?

—No, ya sabes que te quiero. Lo he hecho para que sepas lo que se siente.

Arruga la frente.

—No lo entiendo. Ya sé lo que se siente cuando te azotan.

—No me refiero a eso. Me refiero a la angustia de ver al hombre al que amo haciéndose daño a sí mismo. —Levanto la mano, le acaricio la barba y veo que de repente lo capta—. Nada podría dolerme más que ver cómo te haces eso a ti mismo. Es lo único que podría matarme. Si vuelves a castigarte, yo también lo haré. —La voz me tiembla ligeramente al pensar en tener que volver a enfrentarme a otro día como el de ayer. Acabo de amenazarlo y, si me quiere tanto como dice, debería concederme mi petición.

Se apresura a apartar la mirada y comienza a morderse el labio mientras sacude ligeramente la cabeza. Vuelve a mirarme.

—Me amas.

—Te necesito. Te necesito fuerte y sano. Necesito que entiendas cuánto te quiero. Necesito que sepas que yo tampoco puedo vivir sin ti. Que yo también me moriría si te perdiera.

Niega con la cabeza.

—No te merezco, Isabella. No con la vida que he llevado. Nunca había tenido nada que apreciara o que quisiera proteger. Y ahora que lo tengo siento una mezcla extraña de felicidad total y de pánico absoluto. —Sus ojos repasan cada milímetro de mi cara—. Llenaba mi existencia con alcohol y con mujeres. Y me daba igual. Le he hecho daño a lo más valioso que tengo, y no puedo soportarlo.

Obsesión // K.TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora