Capítulo 27

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Abro con mi llave rosa y voy directa a la cocina. Me quito los zapatos y busco una botella de vino que sé que no voy a encontrar antes de coger un jarrón en el que poner las flores en remojo. Me acuerdo de que arriba hay un ramo antiguo que tiré sobre la cómoda mientras me preparaba a toda prisa para el polvo de la verdad. Subo la escalera y entro en el dormitorio para cogerlo.

«Madre mía...»

Mi nuevo vibrador con diamantes está hecho añicos en el extremo opuesto del dormitorio y hay un agujero en la pared enfrente de la cama. El dormitorio es enorme, así que debe de haberlo lanzado con una fuerza formidable. De repente pienso que el hecho de haberme marchado antes de que Taehyung consiguiera liberarse fue una excelente decisión.

Las esposas siguen colgando de la cama, e imágenes de Taehyung, hecho una furia, inundan mi mente. Ese hombre tiene problemas, problemas graves con el control, con ser irracional y conmigo. Me arrodillo para recoger los pedazos. Los llevo al baño y los tiro a la papelera. Abro el grifo de la bañera. Cojo las calas, que necesitan agua desesperadamente, y bajo la escalera.

A medio camino oigo la puerta principal y me quedo helada en cuanto veo a Taehyung. Se sitúa al pie de la escalera y me mira. Su apuesto rostro está impasible, y sus ojos castaños, normalmente brillantes, se ven turbios. Se deshace de la chaqueta del traje y empieza a subir mientras se desabrocha la camisa sin apartar la mirada de mí. Se la quita y la deja caer al suelo, cerca de la chaqueta. Le siguen los zapatos, los calcetines, los pantalones y los bóxeres. No consigo apartar la mirada de las marcas rojas de sus muñecas. Se quita el Rolex y lo deja sobre la ropa. Nunca, jamás, volveré a esposarlo.

—No voy a dejar que me toques hasta que me hayas dicho quién era esa mujer —digo. Me va a costar cumplirlo, sobre todo si me hace una cuenta atrás o si me folla a lo Taehyung, pero voy a seguir insistiendo.

—No lo sé —responde, impasible.

—Entonces ¿no le has pedido a Jake que no me deje ver las grabaciones de las cámaras de seguridad?

Casi sonríe, pero debe de estar al tanto porque estoy segura de que el conserje le habrá dicho que he estado husmeando.

—Mi preciosa chica es implacable.

—Mi dios me da evasivas.

—Isabella, si no te necesitara aquí y ahora, te daría una buena lección.

—Pero me necesitas, así que desembucha.

—Me acosté con ella.

No me sorprende, porque eso ya me lo imaginaba.

—¿Por qué vino aquí?

—Porque oyó que había desaparecido. —No titubea.

—¿Por eso? ¿Porque estaba preocupada?

Se encoge de hombros.

—Sí. Porque estaba preocupada. Ahora ven aquí.

Bien. Vale. ¿Qué digo ahora? Le he hecho una pregunta, me ha dado una respuesta.

—¿Por qué no lo has dicho antes?

Se encoge de hombros.

—Porque no era nada importante hasta que tú decidiste que sí.

Sube la escalera despacio, espectacular en su desnudez, y me coge sin detenerse un segundo. Se me caen las flores y me abrazo a él.

—Tú le diste importancia al no contestar a mis preguntas.

No me responde. Quiero arrancarle la piel a tiras por haberme fastidiado el día. Quiero patalear y gritar pero no consigo reunir las fuerzas ni las ganas. Ya me ha respondido y ahora lo quiero todo para mí. Mi cerebro está frito pero mi cuerpo arde en deseos... de él.

Obsesión // K.TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora