Capítulo 1

792 29 10
                                    

Han pasado cinco días desde que vi a Kim Taehyung por última vez. Cinco días de angustia, cinco días de vacío y cinco días de sollozos. No queda nada en mi interior. Ni emociones, ni alma, ni lágrimas. Nada. Cada vez que cierro los ojos lo veo ahí. Un aluvión de imágenes se proyecta en mi mente; oscilan entre el hombre atractivo y seguro de sí mismo que me poseyó por completo y esa criatura vacua, hiriente y ebria que ha acabado conmigo. Estoy hecha un auténtico lío. Me siento vacía e incompleta. Me obligó a necesitarlo y ahora se ha ido.

Veo su rostro en la oscuridad y oigo su voz en el silencio. No logro escapar de él. Soy ajena al bullicio que me rodea, percibo los sonidos como un zumbido distante, y veo las cosas lentas y borrosas. Vivo en un infierno. Vacía. Incompleta. Siento una angustia absoluta.

Dejé a Taehyung borracho y furioso en su ático el domingo pasado. No he sabido nada de él desde que me marché y lo abandoné gritando y trastabillando. No ha habido llamadas, ni mensajes, ni flores... Nada.

Jimin sigue frecuentando semidesnudo la casa de Alexa, pero sabe que no debe mencionarme a Taehyung, de modo que calla y mantiene la distancia conmigo. Mi presencia debe de resultar incómoda en estos momentos. ¿Cómo es posible que un hombre al que conozco desde hace apenas unas semanas haga que me sienta de esta manera? Y no obstante, en este poco tiempo he descubierto que es intenso, apasionado y controlador, pero también tierno, cariñoso y protector. Lo echo mucho de menos, pero no a la persona borracha y vacía a la que me enfrenté la última vez. Ése no era el hombre del que me he enamorado, pero ese breve intercambio de insultos no consiguió borrar las semanas que vivimos antes de ese funesto domingo que pasamos solos. Prefiero mil veces su carácter frustrante y provocador a la desagradable imagen de verlo bebido. Por extraño que parezca, también echo de menos esos rasgos exasperantes de su personalidad.

Ni siquiera he pensado en La Mansión ni en lo que representa. Prácticamente ha perdido toda importancia. Al parecer, que Taehyung hubiera vuelto a beber fue culpa mía. Arrastrando las palabras me recordó que ya me había advertido de que habría graves consecuencias si lo dejaba. Y es verdad, lo había hecho. Pero no me explicó qué clase de consecuencias ni por qué. Era otro de sus misteriosos acertijos, y no me dio más detalles. Debería haber insistido, pero me encontraba demasiado ocupada dejándome absorber por él. Estaba ebria de lujuria y sumida en su intensidad, todo me daba igual. Él me consumía por completo. Nunca imaginé que fuese el señor de La Mansión del Sexo y, desde luego, nunca imaginé que fuese alcohólico. Estaba completamente ciega.

He tenido suerte de haber esquivado las posibles preguntas de David respecto al proyecto del señor Kim. Cuando una suma de cien mil libras apareció en la cuenta bancaria de Rococo Union por cortesía del señor Kim me sentí inmensamente agradecida. Con tanto dinero pagado por adelantado podía decirle a David que el señor Kim había tenido que marcharse al extranjero por una cuestión de negocios y que eso retrasaría el proyecto. Sé que tendré que hacer frente a este tema, pero ahora mismo no tengo fuerzas, y no sé cuándo lograré reunirlas. Quizá nunca.

La pobre Alexa se ha estado esforzando mucho para sacarme de este agujero negro en el que me he metido. Ha intentado mantenerme ocupada con clases de yoga, llevándome de copas y decorando tartas, pero como mejor me siento es pudriéndome en la cama. Viene a comer conmigo todos los días, aunque yo no tomo nada. Bastante me cuesta limitarme a tragar sin tener que pasar comida a través del nudo constante que tengo en la garganta. Lo único que espero con ansia en estos momentos es mi paseo matutino. Apenas duermo, así que obligarme a salir de la cama a las cinco de la mañana todos los días es relativamente fácil.

La mañana es tranquila y fresca. Me dirijo al punto de Green Park donde me desplomé, exhausta, la mañana en que Taehyung me arrastró por las calles de Londres en una de sus agotadoras maratones. Me quedo sentada, arrancando briznas de césped cubiertas de rocío hasta que tengo el trasero dormido y empapado, y entonces me dispongo a regresar sin prisa y me voy preparando para sobrellevar otro día sin Taehyung. ¿Cuánto tiempo podré seguir así?

Obsesión // K.TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora