Capítulo 5

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—Se te va a enfriar el agua —murmuro contra su pecho desnudo.

Un rato después, todavía seguimos tirados en el suelo abrazados con fuerza.

—Estoy a gusto —protesta, y percibo algo de familiaridad en su tono.

—También necesitas comer —le informo. Se me hace raro darle órdenes—. Y deberían verte esa mano. ¿Te duele?

—Mucho —confirma.

No me extraña. Tiene un aspecto horrible. Espero que no se la haya roto, porque después de cinco días sin tratamiento médico los huesos podrían habérsele soldado mal.

—Vamos. —Me despego de su abrazo. Él gruñe, pero finalmente me suelta. Una vez de pie, le tiendo la mano, y él me mira con una leve sonrisa antes de aceptarla y levantarse también.

Subimos en silencio y nos dirigimos de nuevo a la suite principal.

—Adentro —lo insto señalando la bañera.

—¿Ahora eres tú quien da las órdenes? —dice arqueando las cejas. Él también encuentra extraña esta vuelta de tuerca.

—Eso parece —respondo haciendo un gesto con la cabeza hacia la tina.

Él empieza a morderse el labio, sin hacer ademán de meterse en el agua.

—¿Te metes conmigo? —pregunta con voz tranquila.

De repente me siento incómoda y fuera de lugar.

—No puedo. —Niego con la cabeza y retrocedo ligeramente. Esto va en contra de todos mis impulsos, pero sé que en cuanto me rinda a sus afectos y a su tacto, me desviaré de mi objetivo de aclararme las ideas y obtener respuestas.

—Isabella, me estás pidiendo que no te toque. Eso va en contra de todos mis instintos.

—Taehyung, por favor. Necesito tiempo.

—Isabella, no tocarte es antinatural. No está bien.

Tiene razón, pero no debo dejarme absorber por él. He de mantener la cabeza fría, porque en cuanto me pone las manos encima olvido mi propósito.

No le contesto. Vuelvo a mirar la bañera y después a él, que sacude la cabeza, se quita la manta de la cintura, se mete en el agua y se sienta a regañadientes. Cojo un recipiente del mueble del lavabo y me agacho a su lado para lavarle el pelo.

—No es lo mismo si no te metes dentro conmigo —gruñe. Se inclina hacia atrás y cierra los ojos.

Hago caso omiso de sus protestas y empiezo a lavarle el pelo y a enjabonar su cuerpo esbelto de la cabeza a los pies, luchando contra las inevitables chispas que saltan en mi interior al contacto con su piel.

Me entretengo un poco más alrededor de la cicatriz de su abdomen esperando para mis adentros que esto lo invite a explicarme cómo se la hizo, pero no me lo dice. Mantiene los ojos y la boca cerrados. Tengo la sensación de que va a ser una ardua tarea. Nunca me cuenta nada, y evita mis preguntas con una advertencia severa o usando tácticas de distracción. No puedo dejar que vuelva a pasar, y para ello necesitaré toda mi determinación y mi fuerza de voluntad. No me sale de manera natural resistirme a él.

Le paso la mano por el rostro hirsuto.

—Tienes que afeitarte.

Abre los ojos, se lleva la mano buena a la barbilla y se acaricia la barba.

—¿No te gusta?

—Tú me gustas de todas formas.

«¡Excepto borracho!»

Obsesión // K.TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora