Capítulo 4: Memorias

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Capítulo IV: Memorias 

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Ascian: 

Lilith no tardó mucho en acudir a mi llamado. Mi enojo aun no se había pasado del todo, y no era porque se hubiese hecho demasiado amiga de Amara. Lilith mejor que nadie sabia la razon, porque ella había visto todo mi pasado, ella conocía hasta el más mínimo detalle de mis sentimientos, de mis miedos, de mis rencores. 

― Veo que ya cenaste ―dijo, entrando en mi habitación, la última semana había evitado salir, y aprovechaba los momentos en los que Lilith y Amara salían, para comer. 

―La cena estaba deliciosa como siempre, gracias ―Lilith se cruzó de brazos. 

―¿Me has llamado solo para agradecerme? ―su rostro se relajo, dibujando una pequeña sonrisa en ellos.― Oh, Ascian, eso podías habérmelo dicho en cualquier momento, no asustarme como la mierda con tus gritos que se escuchan por toda la isla. 

―Perdona, te necesitaba. ―me excusé. 

Lilith sonrió aún más y corrió a sentarse en la butaca, se recogió el pelo rojizo en una cola, aún con su sonrisa radiante en la cara. 

―Te escucho ―dijo, en cuanto termino de cubrirse las piernas con una manta.

No pude evitar soltar una carcajada y ella me lanzó un cojín que ni llegó a rozarme por lo rápido que llegue a esquivarlo.  

―Es su presencia. ―confesé―. El parecido que tiene con Athara... 

―Ella no es Athara. ―me interrumpió ― Es Amara, su hermana. 

―Lo se. Y No puedo evitar odiarla, Lilith. Ella me ha quitado demasiado. ―los recuerdos traicioneros volvieron a invadir mi mente. 

La vez que Amara me vió... vió lo que era en realidad y corrió hacia la aldea, si no hubiera sido por Athara, que la aturdió con un hechizo, ella se lo hubiese contado a todo el aquelarre. Yo no era brujo, saltaba a la vista, era fruto del amor prohibido entre una bruja y un hombre-dragon. En aquel entonces, ambas facciones estaban en guerra, y los brujos ya habían matado a la mayoría de mi especie, con ayuda de las gemelas, pero yo no las culpaba a ellas, al igual que yo, ellas aún eran pequeñas siendo usadas por su propio aquelarre como armas letales. 

―Ella ahora es otra persona, Ascian, cambio... 

―Solo se le ha borrado la memoria, Lilith, volverá a ser la misma en cuanto la recupere. ―Lilith negó con la cabeza, dispuesta a protestar. 
Ella siempre intentaba ver lo mejor de cada persona.

―Se que es difícil de creer, pero uno de sus principales propósitos en cuanto recupere los recuerdos es sacar a Athara de la prisión. ―la información había captado mi atención, aunque dudaba que una vez que Amara recuperase sus recuerdos liberara a su hermana. No sabía que las gemelas habían migrado hacia la isla vecina de la mía, estaban demadiado lejos de donde alguna vez habia sido nuestra aldea.
Ver a Amara... Había Sido toda una sorpresa, aunque en un principio dudaba que sea la misma persona, había pasado tanto tiempo y no lograba verle el lunar de media luna adornando su cuello. Imaginaba que lo había ocultado con un hechizo, en nuestra niñez siempre lo hacía, para que no la reconocieran.

A ella le agradaba el caos, y Athara evitaba o arreglaba su desastre. 

Fue gracias a Athara que mi madre y yo logramos escapar del aquelarre en cuanto Amara se enteró que yo era hijo de un enemigo. La despedida con Athara había sido lo más doloroso que había enfrentado en mi adolescencia, más allá del exilio. 

BRUMAS (Inmortales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora