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Capítulo XXIII: Memorias II
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Athara:
"Lorcan está vivo"
Sus palabras aún me martillaban en la cabeza. Tenía que ser una broma.
Lorcan no podía estar vivo, yo había visto como moría... Yo lo había matado, junto con toda la esperanza, junto con todo lo que teníamos.
Los recuerdos no dejaban de llegar a mi mente, mi propia cárcel.―¿Por qué me odias tanto? ―le había gritado a Rebeka, estábamos en la cocina, esperando a que Lorcan, su hijo, el alfa de la manada, volviera de la inspección que hacía todos los días de la destrucción que Amara estaba ocasionando en la Isla.
Era consciente de que Lorcan no debía cargar con eso, al igual que Rebeka, pero Lorcan me amaba y hacía todo para protegerme a mi y al bebé que nacería en dos lunas más.―No te odio, Athara ―respondió Rebeka, con una voz tan tranquila, la más tranquila quizá desde que nos había presentado Lorcan. ―El problema es tu hermana, siempre vivirán una vida con estas preocupaciones si ella continúa...
―No esperarás que la mate... Solo tu creador o tu creación puede...
―Matarte ―completo ella― Sí, lo se. Pero también se del medallón que posees.
Hablaba de dormir a mi hermana, no sabía cómo se había enterado del medallón, quizá Lorcan se lo dijo, iba a intercambiar unas cuantas palabras con él, ese era precisamente el secreto que no quería que nadie supiera. Desde que Amara y yo habíamos llegado a esta isla, las cosas para sus habitantes no habían salido tan bien como esperaba, mi idea de abandonar a mi aquelarre destruido era empezar una nueva vida, sin muertes, sin mentiras, sin odio.
―No voy a dormir a mi hermana.
―¿Piensas seguir arriesgando la vida de mi hijo y mi nieto solo por proteger a tu hermana? ―la irá inundó sus ojos, los lobos siempre eran así de temperamentales―. ¿Qué vas a hacer cuando ella canalice el suficiente poder como para dormirte a ti? O ¿Cuándo decida atacar a la manada?
― Eres más que consciente, Rebeka, de que en estos bosques ella no puede canalizar magia... La manada está a salv...
Unos toques en la puerta interrumpieron mis palabras. Era Sandy, la amiga sirena de Rebeka que venía a visitarla por lo menos una vez al mes. Ambas eran lo más parecido a una pesadilla.
Acaricié mi vientre para tranquilizarme un poco de la discusión.― ¿Llego en mal momento? ―dijo Sandy, dirigiendo su sonrisa radiante a mi suegra. Su pelo plateado aún estaba húmedo y aún olía a pescado, aislé las náuseas que amenazaban con darme arcadas. A mí hijo, no le gustaría el pesado, estaba segura.
―No, claro que no. Tú siempre eres bienvenida. ―Le dijo mi suegra, abrazándola. Pues vaya víboras.
―El embarazo te sienta bien, Athara, tu piel está radiante ―dijo, clavando sus ojillos verdes en mi vientre, un escalofrío me recorrió la espalda.
―¿A qué se debe la reunión? ―Lorcan... Su bella sonrisa apareció en el umbral de la puerta, con los brazos extendidos se acercó para darme un abrazo y luego un beso. Su mano, cálida, se posó en mi vientre y sentí paz, en medio de tanta oscuridad.
― Deberías estar en cama, descansando, Cariño. ―me regañó.
―Solo baje por un poco de agua...
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BRUMAS (Inmortales I)
FantasyDespués de haber estado dormida durante un gran tiempo y habiendo perdido totalmente la memoria, regresa a la vida, a un mundo donde todos, si pudiesen, la matarían. Solo unos pocos pretenderán protegerla, al menos sin intereses de por medio. Era...