Capítulo 2: ¿Lo recuerdas?

37 7 1
                                    

Ambos se complementaban, pero 

ambos también podían destruirse. 

•─: ∙:°:◦:∙•∙:◦:°:∙ :─•

Capítulo II : ¿Lo recuerdas?

•─: ∙:°:◦:∙•∙:◦:°:∙ :─•

No sabía con exactitud qué era peor, haber despertado sin nada en mente, o terminar siendo la cena de una bestia como la que cargaba conmigo, pero ya nada importaba, el dragón había volado ya demasiado tiempo y perdí las coordenadas, no sabía en qué dirección nos dirigíamos. Las montañas se veían pequeñas desde la altura, y sentía que rozaba las nubes y aunque el aire era frío esta vez se sentía bien.

El dragón comenzó a descender a gran velocidad, cerré los ojos por inercia, ¿acaso pensaba suicidarse? Lo siguiente que sentí fue como sus garras me soltaban, mis gritos quedaron suprimidos en el aire, segundos que parecieron siglos bastaron para que pasara lo inevitable: chocar contra el suelo. Nada amortiguaría mi caída. 

El choque no había dolido nada, supuse que era porque estaba anestesiada con suficiente adrenalina, porque unos segundos después lo único que sentí fue dolor. Un dolor intenso se esparció por cada una de mis extremidades. Un gemido de dolor, que no pude contener hizo, eco por la estancia.

Todo estaba en completa oscuridad, no lograba ver absolutamente nada, aunque a lo lejos se oía el rugir de la bestia.

―Dos cosas ―logré quejarme―Primero: ¡Auch! Y segundo: no sé cómo, pero puedo asesinarte ―amenacé, aun tirada sobre el suelo, temía que si me movía solo empeoraría las cosas.

Y la amenaza, por más estúpida que hubiese sonado, era lo único que tenía. Las probabilidades de que él me hubiera oído era escasas, pero tenía que encontrar la manera de defenderme, y quizá las amenazas eran lo único que tenía.

Los aleteos del dragón se oían lejanos, también lograba oír su respiración, y sus pequeños rugidos, luego no hubo nada. Todo quedó en silencio. Silencio y oscuridad, una terrible combinación.

El dolor de mi cuerpo iba desapareciendo poco a poco, era extraño, hace unos minutos creía haber tenido todos los huesos rotos, ahora no sentía nada, estaba tan normal, como si hubiera caído en un montón de plumas y  no sobre un suelo duro y frío. Me puse de pie sin mucho problema, preparándome para sentir dolor, pero no sentí nada. El único rastro de que estaba herida era mi camisón blanco colado a mi cuerpo. No dudaba que eso ya no fuera solo sudor, sino algo más.

― ¿Cómo salgo de aquí? ―balbuceé para nadie en específico.

―Salir de aquí creo que será algo imposible ―me contestó una voz varonil, dura y suave a la vez.

― ¿Quién eres? ―interpelé de inmediato. No obtenía ninguna respuesta―. ¿He preguntado que quién eres? ―levanté la voz, para que, donde sea que estuviese, me escuchase.

―No hablo cuando estoy pensando, silencio, por favor ―reprendió con la voz neutra.

―Eres humano ¿Verdad? Genial, la bestia ha decidido darse un festín ―comenté con ironía, miré a mi alrededor, pero solo encontraba oscuridad, no había nada más. Aunque a lo lejos podía escuchar el rugir de las olas.

―El dragón no va a venir ahora ―volvió a hablar segundos después, con la voz aún lejana.

― ¿Cuánto llevas aquí? ―intenté inútilmente lograr verlo.

BRUMAS (Inmortales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora