Sí, también amaba la Bruma,
y eso estaba bien,
amarlo todo estaba bien.
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Capítulo I : El despertar
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Los ruidos a mi alrededor se hicieron mucho más nítidos, lo que en un inicio me parecieron susurros sin sentido pasaron a ser cánticos de muchas voces al unísono. Una infinidad de palabras que no entendía retumbaban en mis oídos mucho más fuerte a cada segundo que pasaba, y aunque el sonido era ensordecedor no quitaba para nada el dolor sofocante que sentía en el pecho, el olor a ceniza y el humo golpeando mi nariz.
Mi mente estaba en blanco, vacía, sin nada más que lo que pasaba o creía que estaba pasando a mi alrededor. El siguiente sonido fue mucho peor que las voces, era el sonido de campanas, unas campanas chillonas que sonaron con tanta fuerza cerca de mis oídos que sentía que estos me sangraban. Quería gritar que se detengan, que me estaban lastimando, pero no hallaba nada en mi interior que me obedeciera.
El dolor en mi pecho se intensificaba con cada cantico que se oía, como si me arrancaran el corazón de golpe y sin ningún tipo de anestesia. Era como si mis sentidos estuvieran a flor de piel, soportando hasta el más mínimo detalle de ruido; el sonido de la madera crujiendo porque estaba siendo quemada en algún sitio, el latir de sus acelerados corazones, los susurros de una mujer..., todo eso llegaba a mis oídos con facilidad, eran sonidos que podía reconocer, lo demás era desconocido. Incluso los olores que desprendía el humo cerca de mi rostro se me hacían desconocido.
Intente recordar cómo había terminado aquí, pero no obtenía nada, ningún recuerdo, ningún rostro, ninguna imagen... no había nada.
No sabía ni quien demonios era, no encontraba mi nombre, ni mi edad, y a cada segundo que pasaba me sentía más aterrada, mi corazón acelerado se unió al de los demás, un palpitar que volvía a la vida con cada cantico... un conjuro, uno que me llamaba a gritos uno que me estaba obligando a despertar.
Al final, mi cuerpo obedeció a mi mente y mis ojos se abrieron de golpe, di un vistazo a todo mi alrededor y aunque mi vista aún era borrosa logre enfocar a un gran número de personas.
Cada uno de ellos estaban vestidos con togas negras y con sus rostros cubiertos por una capucha, aun elevando las voces con sus cantos alrededor de la cama donde me encontraba recostada. El colchón, suave como una pluma, las sábanas de seda de un blanco cegador.
Detrás del grupo de personas, habían varias vitrinas llenas de frascos de vidrio, cada una con un producto diferente, logre reconocer una mariposa, una rana, varios renacuajos... pero lo que llamó mi atención fueron los frascos de un rojo intenso, estaba segura de que era sangre.
En el centro de una de las paredes de la habitación había una chimenea, donde ardían pequeños troncos, algunos a punto de convertirse en ceniza, eso explicaba el olor que había percibido.
Una persona del grupo se había acercado a mí, sosteniendo un caldero en la mano derecha, guiando todo el humo que salía de esta hacia mí, y cuando se cercioró de que la estaba mirando fijamente, ella sonrió, por la capucha que traía puesta solo fui capaz de ver sus labios pintados de un rojo tan vivo como la sangre, y parte de su nariz.
La mujer dejo el caldero de lado y agradecí que alejara el humo de mi cara.
Me tomó por sorpresa cuando ella giró en dirección hacia todas las personas que parecían aguardar detrás, un simple ademán con las manos hizo que todos guardaran silencio. Sentí como mi corazón se aceleraba aún más, junto con mi respiración. Un pequeño aire entró por una de las diminutas ventanas y me hizo apretar los dientes del frío que sentí, estaba bañada en sudor, por lo que el pequeño viento me mordió la piel.
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BRUMAS (Inmortales I)
FantasyDespués de haber estado dormida durante un gran tiempo y habiendo perdido totalmente la memoria, regresa a la vida, a un mundo donde todos, si pudiesen, la matarían. Solo unos pocos pretenderán protegerla, al menos sin intereses de por medio. Era...