Capítulo 19: La invitación

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Capítulo XIX: La invitación 

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Dos semanas. Era el tiempo que había pasado.

Dos semanas de espera, de angustia y sin noticias de Carmen... No podía evitar preocuparme, dos semanas ya era demasiado tiempo, a pesar de todo intenté mantenerme positiva.

 Lilith había vuelto a enseñarme todo cuanto sabía de magia. Porque ella, antes de convertirse en vampira, era una bruja. Podía hacer cuanto quisiese con magia, y estaba acostumbrándome a la sensación de control, de poder... amaba la sensación.

―Tengo hambre. ―dijo Lilith en medio de la lectura de un grimorio que había conseguido en el castillo hace ya muchos años, había hechizos increíbles, desde como crear un amuleto como el que llevaba en el pecho antes de despertar hasta como hacer levitar enormes objetos sin morir en el intento.

Ascian se sentó junto a nosotras con el rostro lleno de culpa y preocupación, todos los días iba a la costa a ver si recibía algún mensaje de Carmen. Todos los dias intentaba consolarlo... aunque sin éxito. No habíamos tocado el tema de que éramos amigos en la infancia, mi mente aún carecía de recuerdos y no quería abordarlo de preguntas en momentos como aquellos.
El centro de sus pensamientos era Carmen, su amiga actual no su amiga de infancia.

―Pues deberías ir a comer algo... ―le dijo a Lilith. Ella aceptó de inmediato. Y desapareció en un segundo. Era una de las costumbres que Lilith había adquirido las últimas semanas, desaparecer para dejarme a solas con Ascian, no se que pretendía, pues cuando ella se iba, Ascian y yo quedabamos sumidos en un silencio eterno como la inmortalidad.
Eché un vistazo a Ascian, hojeaba, sin detenerse a leer o prestarle algo de atención, el grimorio que Lilith había dejado sobre la mesa, su ceño ligeramente fruncido me indicaba que estaba pensando.

Y ahí estaba, el revoltijo de mi estomago al verlo, al escuchar su voz.

― ¿Algo interesante? ―preguntó, alzando la vista, yo clave la mía al grimorio que estaba en mi regazo.  Los grimorios habían sido de su madre, la misma que había creado esta isla secreta para él.

―Tu madre era grandiosa... ― pasé por a la siguiente página, evitando mirarlo, estaba segura de que mis mejillas adquirirían un calorcito si lo miraba directamente.

― Sí... lo era. ―afirma con nostalgia, y me atreví a mirarlo. 

― ¿Hace cuanto fue? ―Ascian miró a la nada por unos segundos.

―Hace 292 años... ―susurró― Con el tiempo el dolor tiende a calmar un poco, pero es inevitable extrañar.

―Lilith ha tenido que ser de bastante ayuda... ― dejé el grimorio a un lado.

Ascian sonrió.

―Ser el creador de Lilith supone una gran responsabilidad, había pasado de estar solo casi toda mi vida. Mi madre no siempre estaba conmigo, venia de vez en cuando a visitarme. Desde que Lilith llego a mi vida... me olvide de la soledad.

―Es una gran vampiresa... ―Lilith había sido la primera que me había dado algo de paz en plena bruma en la que me encontraba.

―Es encantadora. Tenia un padre violento. La golpeaba cada vez que Lilith no podía hacer magia. La despreciaba. ―No quise imaginar a una Lilith golpeada― La encontré cuando estaba a punto de morir.

―Que horror...

― Aún así, no se vengó, ¿Sabes? Cualquiera en su lugar hubiera vuelto y matado a sus padres. ―añadió con rabia― Ella los dejo vivir hasta la vejez... aunque ellos no lo merecieran.

BRUMAS (Inmortales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora