Capítulo 11: ¿Verdad o mentira?

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La semilla de la desconfianza había sido plantada, y ni el desierto podría terminar con ella una vez que echase raíces. 

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Capítulo XI: ¿Verdad o mentira?

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― ¡No intentes controlar todos mis pasos, Nisha! Eso no voy a permitirlo, puede que ahora no pueda defenderme, que las... criaturas de las que estamos rodeados se burlen de mi incapacidad, pero no soy una estúpida a quién intentas engañar. ―brame molesta, el cuerpo me ardía del calor que parecía emerger desde el interior.

― Crees que miento ―afirmó, un tanto ofendida, y también molesta, quizá por mi actitud, o que no le permitiera manipularme como ella quería.

― Ya no sé qué creer, ―dije, cansada, gran parte era real― pero estoy segura que nadie ha sido sincero conmigo desde que desperté, y no sé qué es lo que pretendes lograr con todo esto, pero nadie tiene porque salir lastimado. ―recalqué, ella sabía que me refería a Ascian y Lilith. 

―Creo que no entiendes la gravedad del asunto, Amara, cuando todos se enteren de tu regreso intentarán destruirte y ...

― ¿Y matarme? ―completé por ella.

― Sí, podrían intentarlo.

―Pero ninguno es mi creador, Nisha. ―Nisha pareció dejar de respirar al oírme, como si no entendiera cómo es que me había enterado de que nadie que no sea mi creador podría matarme, debía agradecer a Ascian por compartir ese pensamiento conmigo, no se como lo hizo, pero la información solo había llegado a mi―. ¿no entiendo porque debo obedecer tus reglas, ni tampoco el esconderme, cuando está claro que nada sobrenatural podrá arrebatarme la vida. ―un reclamo justo, no tenia porque intentar ser amable cuando había sido ella quien había iniciado con las mentiras.

―Hay muchas cosas más que solo eso, Amara. El hecho que hayas hablado por unos minutos con una ladrona y su cómplice, no quiere decir que te sepas todo a lo que éstas expuesta. ―añadió ella, había algo que me impedía creerle del todo, pero estaba segura que no mentía respecto a los riesgos a los que estaba expuesta.

―Estoy consciente del riesgo, Nisha, pero no puedes tenerme encerrada como si fuese un maldito cristal que en cualquier momento va a romperse. ―la piel me ardía, estaba pasando algo que no podía controlar, y si esto continuaba solo le demostraría a Nisha que no estaba preparada.

―Solo intento protegerte. ―sus ojos se desviaron a mis pies descalzos, y luego volvieron a observarme, pude ver algo de superioridad en ellos, pero su expresión cambió de inmediato―. Porque no descansas unos minutos, y luego podemos salir a dar una vuelta por los bosques.

Me fui sin decir ninguna palabra más. 

Avergonzada. Inútil por no saber como controlar la magia. Por que ese calor era obra de la magia. 

No pude controlar la magia que emergía de mí, la magia aún me dominaba, aún era una vasija para todo el poder que parecía tener.

Observaba el horizonte desde el balcón, concentrada en la nada, buscando en el interior de mi mente algún tipo de recuerdo de mi pasado.

La copa de los árboles, algunas de un verde más intenso que otras, se veían tan gigantes y a la vez tan diminutos desde la altura que los observaba. Me preguntaba cómo es que en el pasado había cometido todas las cosas horribles que Nisha se había encargado en informarme, como había sido capaz de dañar a tanta gente inocente. Como había sido capaz de incriminar a mi hermana por eso. Una parte de mi lo sentía, sentía el llamado de Athara, era algo inexplicable, ¿Cómo podía sentirla si ni siquiera la recordaba?

BRUMAS (Inmortales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora