Capítulo 16: Hogar

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Algunas verdades tendían a estar disfrazadas de un falsa amabilidad y lealtad.
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Capítulo XVI: Hogar

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― Amara, ¿Dónde te has metido todo este tiempo? ―fue Leila quien me recibió, había cierta preocupación en su rostro. Me recordé a mi misma que ella igual me había mentido, y me obligué a guardar la calma para que no sospecharan nada.

―Solo estaba pagando una deuda. ―le aseguré, y aunque ella dudo un segundo, se animó de inmediato y fue corriendo a llamar a Nisha. Y yo me encamine a mi habitación. 
En mi grimorio había encontrado un hechizo para volver a esconder mi lunar, que imaginaba que era el mismo que Nisha habia usado.

Nisha no tardó mucho en llegar, y yo tuve que dar explicaciones de todo lo que había hecho todas esas horas. Ella repitió innumerables veces que Lilith y Ascian no debían ser amigos míos, y yo le aseguré que no lo eran y qué no quería dejar favores pendientes. Pareció creerse todo lo que le dije, y decidió dejarme en paz por esa noche.

No me sorprendió que a la mañana siguiente una mujer llegara a arreglarme, y otra viniera a hacer el aseo.

Después del desayuno, Leila irrumpió en mi habitación mientras contemplaba las vistas del bosque que me daba la altura.

― Imaginaba que quieres practicar un poco tu magia ―dijo, recogiendo su pelo en una coleta.

―Por supuesto ―me limité a contestar. Mientras más practicase mejor.

―Bien, ya sabes que no necesitas magia de la naturaleza para hacer tus hechizos, así que trabajemos en controlar la energía que hay en ti...

―Para que no se apodere de mí y me consuma ―completé la oración por ella, era parte de la información que Lilith me habia proporcionado con su experiencia de haber sido bruja antes de vampiro. La sorpresa cruzó sus ojos.

―Exacto... ¿Cómo...?

―Un recuerdo, quizá... ―me recriminé mentalmente por ponerme en evidencia.

―¿Has recordado algo más? ―había sonado demasiado angustiada al realizar esa pregunta.

―No, nada. ―le aseguré. No mentía, en realidad, yo no había recordado nada.

Soltó un aire contenido de alivio.

―Muy bien, empecemos.

Y así continuó toda la semana.

"Contrólalo tú, esa energía no debe controlar ninguno de tus sentidos" "tu magia es única, te pertenece a ti, pero no debes dejar que se apodere de ti" "Eres realmente poderosa, Amara, pero tu poder también puede ser tu destrucción"

Fueron unas de las muchas cosas que Leila me había transmitido esa semana. Pero la hora se acercaba. La luna llena sería esa noche, y esa era la señal.

Una de las muchachas que realizaba el aseo ya había venido a informarme que la cena estaba servida.

Caminé por los pasillos largos que llevaban al comedor. Lo único que se escuchaba era mis pasos cuando pase frente a un ventanal enorme, la luna se elevaba en todo su esplendor.

Entré en el comedor, solo Nisha estaba sentada en ella, me senté al otro extremo de la mesa, y luego sirvieron la comida.

Silencio. Demasiado silencio. Pero no me incomodaba, a Nisha tampoco, por que se puso a comer de inmediato, al parecer tenía un poco de prisa. 

BRUMAS (Inmortales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora