Capítulo 33.

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Zayn sale de la habitación riéndose y cierra la puerta. Me siento en la cama sonriendo y me aparto el pelo de la cara. ¿Qué es lo que me hace este chico? Es capaz de alegrarme en menos de dos minutos.

Saco un jersey rosa y unos vaqueros de mi maleta y me lo pongo. Por un momento presiento que Zayn va a entrar de golpe en la habitación y me va a pillar cambiándome, pero no, él no haría eso sin mi consentimiento.

Abro la puerta y salgo al pasillo. Camino hacia el salón y encuentro a Zayn sentado en el sofá, pero no está viendo la televisión. Sonríe al verme y se levanta.

-¿Ya puedo entrar a vestirme yo?

-Te toca -respondo.

-Si quieres, puedes acompañarme -dice-. Sé que lo estás deseando -me guiña un ojo. Ayyyy.

-Me parece que se te ha olvidado que mi madre está en la cocina.

Zayn se ríe y camina hacia nuestro cuarto. Oigo las llaves en la cerradura y al momento entran en casa mi padre, Diego y mi abuela.

-¡Hola, hija! -me saluda mi abuela-. ¡Qué guapa te has puesto! -sonrío-. Éstos me han entrenido y no me dejaban venir a terminar de hacer la comida, ¡seguro que ya tienes hambre!

-Tranquila, abuela, creo que mi madre está en ello -mi abuela va corriendo a la cocina, con su estresado ritmo habitual.

-¿Qué tal ha ido? -me pregunta mi padre, se refiere a la revisión médica de Zayn.

-Pues... bien, supongo. Mamá lo ha curado así que no hará falta llevarlo al hospital.

-¿Le ha dolido mucho? -pregunta Diego. Me encojo de hombros.

-Mmmm... él dice que no.

-Los chicos no admitimos que nos duele algo el 95% de las veces, creo -comenta mi hermano, y sonríe.

Zayn sale vestido con unos vaqueros oscuros y una camiseta azul con letras y nos ayuda a mi hermano y a mí a poner la mesa. Mientras comemos me surge una duda que no se me había pasado por la cabeza hasta ahora.

-Mmmm... ¿mamá? -pregunto en voz baja para que no me oiga mi abuela. Es mejor mantenerla al margen de todo esto.

-¿Qué pasa?

-Yo... ¿no debería haber ido a clase hoy? -mi madre suspira.

-Sí. Pero bueno, no pasa nada. Por ahora lo que importa es que estéis bien -sonrío-. Pero no te acostumbres, ¿eh? En cuanto yo te diga vuelves al instituto -asiento y me río.

-¿Y Diego? -pregunto.

-Ya sabes, Clau. En la universidad no son tan estrictos como en el instituto. Solo vas a clase si quieres, y si no, no pasa nada -dice ella. Vaya. Estoy deseando empezar, entonces.

-Pero... ¿y tu trabajo, y el de papá?

-No te preocupes por eso, ¿vale? Tú eres más importante -dice y me acaricia la mano-. ¿Has dormido bien? -pregunta con cautela.

-Sí. Y mucho -mi madre sonríe.

-Niños, ¿qué queréis de postre? -pregunta mi abuela. Creo que si me quedase un mes viviendo en su casa, engordaría tanto que no podría pasar a través de las puertas.

Pasamos la tarde viendo la tele, jugando a las cartas con mi abuela y haciendo tonterías. Mi abuela intenta atiborrarnos de nuevo a la hora de la merienda, pero todos huímos despavoridos de ella.
En un momento me doy cuenta de que Zayn no está aquí, con nosotros. Me levanto para ir a buscarlo.
Doy dos golpecitos en la puerta de nuestra habitación y la abro. Veo a Zayn tumbado en su cama con los ojos cerrados.

-Ey, ¿estás bien? -pregunto. No quiero molestarlo, a lo mejor lo único que quiere es estar solo.

-Hola, Clau -me dice.

-¿Quieres estar solo? -el chico niega con la cabeza.

-No, estoy mejor contigo. Ven aquí -dice sonriendo y haciendo un gesto para que me siente a su lado en la cama. Hago lo que me pide.

-No dejo de darle vueltas a lo de anoche -me dice. Se me encoge el estómago; se refiere a sus posibles recuerdos. Apoyo mi cabeza en su hombro y me rodea con un brazo.

-¿Has recordado algo más?

-No, nada.

-Bueno, supongo que lo irás haciendo poco a poco -el chico se queda callado unos minutos, pensando algo, y por fin explota.

-¿Y si, cuando me acuerde de todo, si es que algún día llego a hacerlo, me doy cuenta de que mi vida era una mierda?

-No tiene por qué ser así, Zayn.

-¿Y si soy una mala persona? A ver, seguro que he hecho cosas muy malas, Claudia. Si no, esos terroristas no tendrían tanto interés en mí.

-Zayn, no creo que fueras una mala persona, esos tíos te odiaban, así que estoy segura de que tú eras de los buenos. Y además -continúo-, escúchame. Me da igual quién fueras -lo miro a los ojos-. Lo que importa es quién eres ahora. Estoy enamorada del chico que eres ahora, tu pasado no puede cambiar eso.

Zayn me observa. Estamos muy cerca, pero no aparto la mirada. Acerca sus labios a los míos y me besa. Enredo mis dedos en su pelo, me encanta su pelo, y ni siquiera sé por qué. Siento sus manos en la parte baja de mi espalda, aunque sé que él no va a intentar hacer nada. Sé que aunque hace bromas sobre eso, me respeta, y no va a presionarme para nada.
Nos separamos un poco y lo abrazo.

-Te quiero mucho -digo.

-Sabes que yo a ti también.

-Tienes que terminar mi graffiti -Zayn se ríe.

-En realidad, ya no me falta mucho, pero no sé cuándo voy a poder terminarlo...

-¿LO TIENES CASI ACABADO Y NO ME HABÍAS AVISADO? -el chico suelta una carcajada-. ¿A qué esperabas para decírmelo?

-Te iba a dar una sorpresa, pero es imposible contigo -pone los ojos en blanco, bromeando.

-Gracias, me esfuerzo mucho -digo.

-En realidad creo que tengo alguna foto en mi móvil...

-¿EN SERIO? -Zayn se ríe por mi histeria-. No me ilusiones si luego no me vas a dejar verlo -hago un puchero.

-Bueno, a lo mejor sí te dejo ver un trozo...

-¡Sí! Por favor -pongo mi cara de perrito abandonado-. Porfi. Venga. Déjame verlo -Zayn finge que no está muy convencido, pero mete la mano en el bolsillo de su pantalón y saca el móvil.

Amnesia. [Zayn Malik]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora