Capítulo 3.

4.9K 217 7
                                    

Comienzo a andar por el pasillo de mi casa con Zayn pegado a mis talones.

—Esta es mi habitación— digo, apartándome a un lado de la puerta para que Zayn pueda verla. Tiene las paredes cubiertas casi totalmente con posters de cantantes, bandas y actores que me gustan. Zayn levanta una de las comisuras de su boca en una sonrisa torcida mientras observa las decenas de fotografías de famosos que cubren las paredes. —¿Qué pasa?— pregunto, sonriendo y frunciendo el ceño a la vez, intentando parecer ofendida. Zayn deja escapar una leve carcajada y levanta las manos con las palmas abiertas.

—No he dicho nada— sigue sonriendo, y yo entrecierro los ojos, acusándolo. —¿De verdad no te sientes incómoda con toda esa gente mirándote desde la pared?

—Acabas acostumbrándote —el chico vuelve a reírse y niega con la cabeza, fingiendo un escalofrío. —De hecho, tengo más posters guardados, si quieres puedo ayudarte a colocarlos en tu habitación.

—Oh, me encantaría, ¿tienes alguno más de ese chico tan guapo de ahí? — dice fingiendo que le hace mucha ilusión —Y después podemos pintarnos las uñas — suelto una fuerte carcajada y Zayn también se ríe.

Salimos de mi habitación y camino hacia la izquierda hasta el cuarto de mi hermano.

—Aquí duerme el idiota de mi hermano, Diego. Ahora mismo no está en casa, pero desgraciadamente volverá pronto.

—¿Os lleváis bien?— pregunta Zayn levantando una ceja.

—Claro. Aunque el pobre es estúpido, y tiene más fuerza que yo, así que suele darme collejas en cuanto tiene oportunidad— Zayn sonríe. Me fijo en el escritorio de mi hermano y veo un libro de Historia gordísimo. En ese mismo momento se me ocurre la venganza perfecta por haberme golpeado por sorpresa esta mañana. Agarro el libro bajo la atenta mirada de Zayn, y ambos salimos de la habitación. Dejo la puerta entrecerrada, con el espacio suficiente para poder colocar el libro de Historia en lo alto de ella, apoyado entre la puerta y la pared. Zayn empieza a reírse en cuanto adivina lo que quiero hacer.

—Le va a dar un buen golpe cuando abra la puerta.

—En toda la cabeza— respondo. —Y yo estaré ahí para grabarlo— seguimos riéndonos mientras enseño al chico la habitación de mis padres y el baño. En el techo del pasillo hay una pequeña correa, y tiro de ella para mostrarle a Zayn mi ático (sí, mi ático, porque soy la única de la familia que sube ahí alguna vez). Al tirar de la correa se abre hacia abajo una especie de puerta con una escalera extensible en ella. Extiendo la escalera totalmente para que llegue hasta el suelo y podamos subir por ella. Yo subo primero y Zayn me sigue hasta arriba. En esta parte de la casa, aunque es muy grande porque tiene el tamaño de toda la planta de la casa, lo único que hay es una parte del suelo acolchado, un equipo de música con unos cuantos CDs en una pequeña mesa, un saco de boxeo colgado del techo y varios pares de guantes para practicar, tirados en el suelo, en una esquina. Las paredes son totalmente blancas, e incluso una de ellas está sin pintar siquiera, por lo que se ve todo el ladrillo. Parece que a Zayn le ha gustado esta parte de la casa, y eso me agrada bastante, porque es mi lugar favorito.

—La verdad es que... me gusta bastante practicar boxeo, y paso gran parte del tiempo aquí arriba. Solo practico, nunca he hecho ningún combate de verdad.

—Qué guay es esto— comenta, girándose para ver toda la estancia.

—¿Tú crees?— pregunto, aunque sé que lo dice de verdad.

—Claro. Me encantaría tener algo como esto en mi casa...— responde. Y se queda así, pensativo, como si estuviera intentando recordar algo. Unos minutos después continúo con la visita turística por mi casa. Bajamos las escaleras del ático justo cuando oigo cómo la puerta de la calle se cierra y oigo hablar a mi padre y a mi madre. Diego está subiendo las escaleras de las planta baja para meterse en su habitación cuando nos ve a Zayn y a mi en el pasillo, y levanta una ceja con sorpresa.

—Diego, este es Zayn— mi hermano me mira un segundo y después se dirige al otro chico, y ambos se saludan con una especie de choque de manos y puños, como hacen casi todos los chicos, algo que yo nunca entenderé.

—¿Qué hay?— dice Diego, sin esperar ninguna respuesta.

—Va a quedarse a dormir aquí, le he dejado algo de tu ropa— digo, esperando que no me de ninguna contestación borde. Saco mi móvil del bolsillo, enciendo la cámara, y apunto disimuladamente con ella a mi hermano.

—Okey— dice, y se dirige a su habitación. Al abrir la puerta, suelta un gruñido de sorpresa cuando un enorme libro lo golpea en mitad de la cabeza, y dobla las rodillas. Yo he grabado toda la escena y me estoy riendo tan fuerte que creo que me están escuchando todos los vecinos, incluso se me saltan las lágrimas. Mi madre sube las escaleras corriendo, alarmada por el ruido que estamos haciendo.

Yo estoy sujetándome el estómago sin poder parar de reír; Zayn intentando disimular su propia risa, y Diego con las manos en su cabeza gritando que le he hecho un chichón.

—Claudia, ¿qué le has hecho a tu hermano?— pregunta mi madre, mientras camina hacia él para examinar su cabeza. Yo no puedo ni contestar de lo que me estoy riendo, pero Diego lo hace por mí.

—Meterse con quien no debe, eso ha hecho. Me voy a vengar de esto.

—No va a haber más venganzas, se acabó. Parecéis niños pequeños— dice mi madre, mirándonos a los dos. —Te ha salido un buen chichón... voy a por hielo. Siéntate, que solo falta que ahora te marees o algo.

Mi hermano se sienta en su cama con una mano frotándose la cabeza, y mirándome con cara de odio. Zayn se ha girado disimuladamente para no reírse en la cara de mi hermano, y le doy un golpecito en el brazo para que me siga escaleras abajo, aún no ha visto toda la casa.

Le enseño el salón, el baño, y la cocina, donde se encuentra mi padre, y se saludan cordialmente. Volvemos a subir hasta la habitación de Zayn.

—Bueno, ya lo has visto todo, yo... si quieres te dejo solo— digo, un poco cortada, no quiero agobiar al chico.

—No— responde. —Quiero decir, no hace falta, solo si quieres. Yo... estoy bien contigo— aparta la mirada, aún más cortado que yo. Suelto una risita nerviosa y me siento en su cama, y él se sienta junto a mí.

—Bueno, cuéntame algo de ti. ¿De dónde eres?— digo, espero que no piense que soy una cotilla o algo por el estilo. Zayn se queda callado unos segundos, y finalmente me responde.

—Yo... no lo sé— me mira fijamente, y noto la preocupación en su rostro.

Amnesia. [Zayn Malik]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora