Por un momento se sintió desconcertado, sin entender en absoluto lo que estaba haciendo.La vio ya correr a lo lejos y se detuvo a pensar en qué hacía, el tenía un objetivo; matar a Manjiro y acabar con Toman. Miró la patineta bajo su brazo y por un segundo pensó en tirarla, no tenía tiempo para ese tipo de tonterías.
Su cabeza estaba un tanto confundida, más que usualmente. Miró hacia el frente viéndola a ella conversar con alguien, aquella chica había sido una de las pocas personas que lo había tratado de manera amable en todo este tiempo, estaba seguro que ese trato no sería igual cuando supiera que estuvo en la correccional, y más si la razón fue la muerte de una persona.
Dio un paso en reversa para retroceder, pero recordó sus días en prisión, eran fríos y solitarios en ocasiones. Nadie allí era realmente tu amigo o algo parecido, todos se concentraban en sus propias vidas y problemas, en esos dos años no había interactuado con nadie que de verdad le agradara, había sido horrible.
Pero ella solo lo hizo, en menos de un par de segundos ya se encontraba hablando con él, criticaba un poco esa acción ya que podía ser peligroso para ella, no se puede ir por ahí haciendo amistades con cualquiera, nunca se sabe que clase de persona puede ser. A pesar de todo eso no podía evitar sentirse bien, lo había aceptado sin juzgarlo por nada o mirarlo con desconfianza, esa era una de las razones por las cuales hablaba tan libremente con ella, ya que se sentía a gusto.
—¿Qué hay en Plutón? —sintió una mano en su hombro.
La observó por un segundo y preguntó: —¿Qué?
—Es que pareciera que tus pensamientos están lejos de aquí, como en Plutón.
Sonrió ligeramente, ya recordaba por que lo haría, por que después de la pelea con Toman nada sería igual, así que mejor era hacerlo ahora, un par de semanas para él no harían mal a nadie, Toman no desaparecería en ese tiempo.
—¿Qué debo hacer?
—Primero ponte el casco o saldrás muerto —pidió pasando uno de ellos.
De mala gana se lo abrochó bajo el mentón, ni siquiera utilizaba casco cuando iba en su motocicleta, tampoco quería hacerlo ahora.
—Bueno, el truco es impulsarse con uno de tus pies mientras el otro lo mantienes sobre la patineta, cuando te sientas listo también sube el otro pie.
—Fácil —aseguró confiado.
—En realidad suena fácil, pero créeme que no lo es, que no te sorprenda terminar en el piso.
Solo chasqueó la lengua de manera incrédula, dejó la patineta en el piso y subió un pie sobre ella. Dánae se puso tras él sin que se diera cuenta. Miró hacia el frente y como le había dicho se impulso a sí mismo con él pie que había mantenido en el piso. Como lo había esperado no avanzó ni un poco ya que había caído de espaldas.
Mas no había chocado nunca contra el piso, ya que la razón por la cual ella se había puesto tras él fue esa misma razón, sosteniendo su cuerpo desde debajo sus brazos —Te lo dije —sonrió.
Se liberó del agarre de sus brazos y caminó ya algo molesto hacia la patineta —Esta cosa...
—Tienes que tener paciencia para eso, no es algo que hagas de un segundo para otro.
—Claro que lo es, te aseguro que lo aprenderé hoy mismo.
Si algo le molestaba es que las cosas no fueran como quería, volvió a poner un pie sobre la madera, esta vez apoyando su peso completo, se impulsó y casi termina cayendo de no ser porque se equilibró.
La fémina río y se acercó a él —Es justo eso lo que tienes que hacer, el equilibrio será lo difícil, lo demás es pan comido.
—Así que equilibrio...
—Eso mismo, iré a usar un poco la mía, suerte.
La vio avanzar por la gran pista de manera suave y tranquila, habían otros mucho más expertos haciendo trucos arriesgados, pero como ella no lo practicaba ya desde un buen tiempo, prefirió ir despacio.
Kazutora iba a tomar el ritmo, ya lo había pillado. Pero antes que todo desabrochó el casco dejándolo a un lado y acomodando su cabello.
Unos minutos fueron bastantes descoordinados, incluso se veía un tanto gracioso, pero aprendía rápido para su sorpresa. Al verlo se acercó a él con una sonrisa —¿Ya aprendiste?
—Por supuesto, te dije que lo haría.
—Vamos entonces. No haremos nada arriesgado, pero podemos ir de manera calmada.
Ambos patines se deslizaba de manera lenta y suave, la tarde comenzaba a caer dando toques claros de anochecer al cielo.
—Te quitaste el casco.
—Me molestaba.
—A veces lo molesto también es necesario.
Ya no respondió a eso, ambos siguieron yendo el uno al lado del otro, ya solo trazando caminos sin sentido con la manera en como avanzaban, Dánae sonrió mirando hacia Kazutora, quien devolvió el gesto, pero con una débil sonrisa a labios cerrados.
—Oye, ¿acaso piensas hacer que te haga cosquillas? —preguntó divertida.
—Ni lo intentes, las cosquillas no funcionan conmigo.
—Debo tener pruebas —sonrió, haciendo que su patineta se acercara más a él.
—¡No no no! ¡te digo que pares! —aceleró un poco más al ver que estaba decidida a hacerle cosquillas.
—¡No te alejarías si fuera cierto que no tienen efecto en ti!
No duraron mucho en ese ritmo ya que ambos cayeron al piso, unas cuantas quejas debido al dolor se escucharon por parte de ambos, quieres se levantaron del piso para quedar sentados.
—¿Ves lo que hiciste? —preguntó el chico, mirándola con un ligero ceño fruncido.
Ella sin embargo pasó sus dedos ligeramente por su cuello, en su expresión no había reflejo de risa, hizo lo mismo con la zona de sus costillas y estómago pero tampoco rió —Así que era cierto...
—Por supuesto que sí.
Esta vez se acercó a su mejilla, picándola un poco —¿Y con eso?
No pudo evitar sentir algo de gracia al ver su expresión seria, tratando de hacerlo reír. Un hilo de sonrisa se formó en sus labios.
—¡Sonreíste!
—Eso no fue una sonrisa —bufo, levantándose del piso, y tendiéndole la mano para que se levantara.
—Sí, sí que lo es —agarró su mano y se puso de pie.
Ambos tomaron sus patinetas para salir de allí, la noche comenzaba a hacerse estrellada, aún así algo cálida. Mientras ambos solo caminaron por las calles de regreso a quien sabe donde, aún burlándose el uno del otro acerca de lo tontos que se veían al caer en el piso.
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11 𝘣𝘦𝘴𝘰𝘴 ━━━━━ 𝘒𝘢𝘻𝘶𝘵𝘰𝘳𝘢 𝘏𝘢𝘯𝘦𝘮𝘪𝘺𝘢
Fanfic❝𝑈𝑛𝑜𝑠 𝑏𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑠𝑎𝑙𝑒𝑛 𝑑𝑒𝑙 𝑎𝑙𝑚𝑎, 𝑜𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑏𝑒𝑠𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜́𝑛. 𝑌 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑔𝑖𝑎 𝑒𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑦𝑜 𝑒𝑛 𝑡𝑢 𝑏𝑜𝑐𝑎 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑒́ 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑜𝑠 ❠ Kazutora acababa de salir de prisión luego de dos años, al retoma...