11 𝘣𝘦𝘴𝘰𝘴 ━━━━━ 𝘒𝘢𝘻𝘶𝘵𝘰𝘳𝘢 𝘏𝘢𝘯𝘦𝘮𝘪𝘺𝘢

16- Tragedia y Calma

La línea entre la vida y la muerte era algo de lo que siempre había sido consiente Kazutora, la delgada línea entre la felicidad y la tristeza era algo que Dánae conocía muy bien.

Ahora conocerían la delgada línea entre los malos sucesos y las tragedias.

─────ೋღ 11 𝙱𝚎𝚜𝚘𝚜 ღೋ─────

Sus pulmones saltaban en desespero por oxígeno a través de la carrera que era llevada a cabo por Dánae, estaba cerca de llegar al lugar del hecho, eso dijeron al menos las personas con las que consultó, que al parecer una pelea de pandillas era llevada a cabo a tres calles de allí.

Sus piernas dolían pero no dejaría de correr, sus pasos se volvían lentos pero aún así no pararía, debía existir algo útil que pueda hacer antes de que Kazutora consiguiera su objetivo.

***

La estrategia para la derrota de Manjiro estaba siendo llevada a cabo, mientras seguía a Kazutora por encima de aquella pila de autos la sonrisa del chico de mechones amarillos era plena, mientras que sus ojos apagados parecían pedir ayuda a gritos.

Su mente funcionaba rápido, sentía que sus pensamientos colapsaban entre ellos, Manjiro tras él, justo lo que quería, un poco más y lo mataría, mientras que la imagen de la posible reacción de Dánae se aparecía con demasiada frecuencia, atormentándolo aún más.

Dánae Dánae Dánae.

¿Qué estaría haciendo?

Tal vez estaría triste, eso pensó.

Cuando esos chicos de Vallhara sostuvieron a Manjiro y el comenzó a golpearlo, diciendo que lo mataría por ser su enemigo ya no tenía nada en mente además de matarlo, la reacción de Manjiro y su golpe, el cual lo dejó a un lado fue algo que no esperó del todo.

Perdió el conocimiento por un momento pero al recuperarlo lo primero que escuchó fue una llamada en su móvil.

¿Traicionado?

Había sido traicionado por el amigo que prometió desde hace años atrás estar con él pese a todo?

Eso decía la llamada de Hanma, rompiendo con su simple frase el último hilo de cordura que le quedaba.

Muchas cosas pasaron por su mente en ese momento, todos y cada uno de los momentos terribles de su vida, y casi involuntariamente su mano fue a parar en el bolsillo de su chaqueta, tomando un puñal.

Mataría a su enemigo.

Buscó con la mirada a Keisuke, estaba cerca de él, discutiendo con Chifuyu y Takemichi, dando la espalda a Kazutora, justo su oportunidad.

Y nunca pudo explicar lo que pasó con él en ese momento, no había nada que explique o justifique el haber apuñalado a su amigo por la espalda.

Por un instante creyó que había fallado, cuando vio a Keisuke decir que fue un rasguño y golpear a todos esos hombres, tal vez no logró darle una verdadera puñalada.

Pronto se dio cuenta de lo equivocado que estaba cuando lo vio caer, escupiendo sangre y con el rostro pálido por la sangre que había perdido.