20 - LA GRAN BATALLA

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Capítulo 20: La gran batalla.

Entre la maraña de sábanas, los amantes aún desnudos dormían plácidamente el uno contra el otro. La tímida luz de la mañana, colándose a través de la pequeña abertura de la cortina, despertó a Miaka. Frente a ella se encontró el rostro de su amado, dormido. Escuchó su respiración, fuerte pero calmada. Era tan relajante. Sin moverse ni un milímetro, se deleitó observando detenidamente las líneas de su rostro, sus exóticos rasgos, su nariz puntiaguda, y su ardiente cabello con algunos mechones que caían sobre su cara, despreocupados. Finalmente miró su boca, ligeramente entreabierta con sus labios jugosos y brillantes y pensó en sus apasionados besos. La excitación volvió a recorrerla al recordar esa noche. No pudo evitar sonreir. Ella no podía sentirse más feliz. Ojalá pudiese detener el tiempo en ese mismo instante y poder mirarlo para siempre. Pero su semblante cambió repentinamente al darse cuenta de que su tiempo juntos había acabado. El día de la batalla había llegado y la tristeza la invadió.

Poco a poco Tasuki fue despertando, estirándose perezosamente para abrir finalmente los ojos. Cuando la miró, sonrió y la acercó hasta él para abrazarla y darle un delicado beso.

-"Buenos días preciosa"

Miaka se sonrojó.

-"B...buenos días..."

Él la ahuecó en su pecho y le acarició el pelo dulcemente.

-"Lo de anoche fue genial"

-"Mmm"- asintió ella con una sonrisa mientras se giraba para darle la espalda y acomodarse contra su pecho y en el hueco de sus piernas. Él la abrazó por detrás y juntó aún más su cuerpo contra su espalda. En esta posición y aún desnudos, la erección de Tasuki no se hizo esperar. Miaka rió ligeramente al notarlo.

-"Para ya de mover tu lindo culo contra mí o no respondo de mis actos"- bromeó él mientras dejaba provocativos besos por su cuello.

Efectivamente, si no fuese por la situación en la que se encontraban, él no la hubiese dejado dormir en toda la noche, por supuesto hubiese querido más, incluso en ese mismo momento la asaltaría y le haría el amor salvajemente hasta terminar exhaustos de nuevo. Pero tuvo que contenerse. Debían descansar y ahora prepararse para partir a la batalla.

-"Ojalá pudiésemos estar así de nuevo después de todo."- dijo ella.

Tasuki no podía ver su rostro pero pudo notar la tristeza en su tono de voz. ¿Qué probabilidades había de que sobrevivieran a la batalla? De ninguna manera, no podía permitirse morir, y mucho menos dejar que ella muriera, ahora que había probado la felicidad de estar con ella, no podía quedarse en solo la única y última vez.

-"Te prometo que volveremos a estar así algún día. ¡No dejaré que te pase nada, y voy a hacer lo imposible por estar siempre a tu lado!"- dijo con fuerte determinación.

Ella se giró para mirarlo y las lágrimas inundaron sus ojos. Él le seco las mejillas con sus grandes manos y la miró fijamente.

-"Te lo prometo".

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Todos estaban preparados para partir. Vestidos con armaduras, se pusieron en marcha sin más dilación, algunos a caballo, muchos otros a pie. Miaka montaba con Tasuki, también protegida con su armadura y equipada con su arco y flechas a su espalda. Ella insistió en participar en la batalla, a pesar de la reticencia de sus compañeros. Pero todo estaba previsto.

Como estaba planeado, llegaron hasta las afueras de la ciudad, y subieron hasta la colina del gran valle. Era el lugar idóneo para avistar al enemigo desde lejos. Una vez hicieran aparición los primeros soldados enemigos, los arqueros harían un primer barrido, y según fuesen avanzando posiciones, los soldados de primera línea bajarían al valle para la lucha cuerpo a cuerpo. Miaka permanecería en todo momento en la colina apoyando a los arqueros. Mitsukake, junto con otros médicos de la región, preparó un pequeño hospital de campaña para los heridos. Chichiri crearía barreras protectoras para proteger esa zona y sobre todo a Miaka. Finalmente, Hotohori y Tasuki, al igual que los bandidos del monte Reykaku, formarían parte de los soldados de primera línea, todos ellos equipados con espadas.

Fushigi Yuugi - Llamas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora