15 - AMOR AGRIDULCE

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Capítulo 15: Amor agridulce

Era tarde en la noche. El cielo estaba despejado y las estrellas brillaban como diamantes en el firmamento. Por el día, el calor era abrasador pero por la noche, las temperaturas descendían bruscamente. Los guerreros y la sacerdotisa de Suzaku acababan de llegar a la casa del maestro de Tamahome, sin embargo éste había salido a comprar a la ciudad y no volvería hasta el día siguiente. Afortunadamente, su mujer Subaru los había acogido amablemente permitiéndoles quedarse allí hasta su regreso.

-"¡Pero qué mayor estás!" - Subaru agarró las mejillas de Tamahome apretándolas con emoción.

-"Subaru, ya no soy un niño. Por favor, no hagas eso." - dijo avergonzado apartando sus manos de su cara. Sus compañeros no pudieron evitar mofarse a escondidas para molestia de Tamahome que los fulminó con la mirada.

-"Estoy muy contenta por tí, Tamahome"- continuó Subaru. -"Reunirse con su sacerdotisa es el mejor regalo que una estrella puede recibir, es la culminación del camino escrito de un guerrero. Hemos nacido para encontrarnos con ella y protegerla hasta el fin de la invocación."

-"Espera, ¿hemos?" - preguntó un Tamahome confuso.

-"Oh, cierto. Nunca te dijimos que Tokaki y yo somos estrellas de Byakko."- anunció orgullosa y un poco nostálgica.

-¿Qqqquuueeeeé?- respondieron todos al unísono.

-"De hecho así es como nos conocimos Tokaki y yo..."- los labios de Subaru se curvaron en una sonrisa irónica.- "Ese pervertido..." -murmuró.

-"¿Cómo así no me dijisteis nada?"- preguntó Tamahome aún perplejo.

-"No eras más que un crío cuando Tokaki te entrenó, y él no quiso condicionarte con nuestras experiencias. Tú mismo debías encontrar y seguir tu camino." - dijo sin darle mayor importancia. -"¡Y aquí estás! ¡Con tu sacerdotisa y tus compañeros guerreros!"

Tamahome forzó una falsa sonrisa. Si tan solo Subaru supiera por todo lo que habían tenido que pasar.

-"Estamos buscando el tesoro de Byakko."- intervino Miaka.

-"¡Oh! Lo siento mucho. Eso significa que habeis perdido a alguien."

Miaka asintió con pesar. No había ni un solo día en el que no se acordara de Nuriko. Subaru le agarró las manos para transmitirle sus condolencias.

-"El tesoro de Byakko se encuentra en un antiguo templo budista a tan solo unos pocos kilómetros de aquí. Nuestro compañero guerrero,Tatara, se encarga de custodiarlo. Mañana, cuando Tokaki regrese, os acompañaremos para guiaros hasta allí."

-"Muchas gracias, Subaru" - Miaka agradeció. Estaba feliz de que por fin las cosas salieran bien.

-"Oh, no es ninguna molestia. Será agradable hacer una visita a Tatara. Hace tiempo ya."- Subaru sonrió ante la idea de volver a ver a su amigo de nuevo.

Subaru y su hija adoptiva Xifang prepararon la cena mientras todos se relajaban un poco fuera al frescor de la noche. Miaka se había alejado algunos metros, buscando de nuevo un poco de soledad. La casa se encontraba en un sitio aislado y muy tranquilo, sin ninguna otra vivienda alrededor. Al ser unas tierras tan vastas y llanas, el templo budista donde se encontraba el Shinzaho de Byakko se podía avistar desde allí. El canto de las cigarras le recordó las calurosas noches de verano que pasaba de acampada con la escuela en el campo. Tumbada sobre la hierba, admiró el hermoso cielo nocturno. Pensó en la sacerdotisa de Byakko. Tenía tantas preguntas, pero Subaru solo le dijo que ella desapareció tras la invocación para volver a su mundo, al igual que la sacerdotisa de Genbu. Las voces de sus compañeros, charlando tranquilamente entre sí, la sacaron de sus pensamientos. Incluso escuchó a Tasuki maldecir por algún desconocido motivo. Sonrió brevemente. Desde aquel beso con Tamahome en el lago, una sensación agridulce la había estado acompañando. Cierto era que volver a sentir la ternura de su primer amor había sido maravilloso y emocionante, pero la magia enseguida se esfumó al darse cuenta de que aquel beso no se parecía ni remotamente a los besos que había compartido con Tasuki en aquella ocasión. La pasión que sintió cuando estuvieron juntos no se podía comparar con lo que experimentaba al lado de Tamahome, ni antes ni ahora. Había estado idealizando a Tamahome como su primer amor por tanto tiempo, que su corazón se había cegado. Estar junto a Tasuki siempre era divertido, apasionante y excitante. Lo que sentía por él superaba con creces el amor platónico que había experimentado por Tamahome, de esta forma, ella había llegado a la conclusión de que estaba loca y perdidamente enamorada de su guerrero pelirrojo y ahora lo sabía con certitud. Como bien le dijo Tamahome, su beso efectivamente le había ayudado a aclarar sus sentimientos, solo que no a su favor. Mientras se besaban, ella solo podía pensar en los labios del bandido y su pasión desatada, carente en los besos de Tamahome. Y entonces su cabeza hizo un "click".

Fushigi Yuugi - Llamas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora