16- EL CORAJE DE UN GUERRERO

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Capítulo 16: El coraje de un guerrero

El templo budista no se encontraba lejos de la casa de Tokaki y Subaru, así que tras cabalgar durante unas dos horas, el grupo de Suzaku llegó hasta él, acompañados del matrimonio.

-"Noto un aura maligna aquí dentro, si."- dijo Chichiri inquieto deteniéndose ante la enorme puerta de madera del antiguo edificio de piedra.

-"Seguro que son las estrellas de Seyriu"- gruñó Tasuki.

-"No perdamos más tiempo."- se apuró a decir Tokaki. -"Tatara se encuentra en una cámara oculta dentro del templo, custodiando el tesoro de Suzuno. ¡Debemos llegar hasta el pasadizo secreto cuanto antes!".

Cruzaron la enorme entrada con paso ligero y decidido, llegando hasta un enorme y austero espacio abierto. A cada lado habían unas escaleras de piedra que llevaban hasta los 2 pisos superiores que rodeaban el gran hall con unas barandillas. En cada piso habían un sin fin de puertas, todas ellas robustas y de madera. Miaka lanzó la vista hacia arriba y le llamó la atención un grupo de monjes que pasaban por el primer piso. Vestían unas sobrias túnicas marrones y todos parecían iguales. Miaka palpó su escote y sacó el colgante de la sacerdotisa de Genbu. Lo había estado llevando alrededor de su cuello, escondido por debajo de su camisa desde que salieron de la cueva de la Montaña Negra. De ese modo no lo perdería y siempre lo tendría con ella. A cada rato se llevaba la mano al cuello para verificar que seguía allí. En un principio pensó en confiárselo a alguno de sus guerreros, tal vez Chichiri, pero después decidió que era su responsabilidad, y no quería dar esa gran carga a ninguno de sus compañeros. Lo miró por un momento pensando en el altísimo precio que habían tenido que pagar por conseguirlo, Nuriko... sus ojos se humedecieron al recordarlo.

-"Este es un lugar de culto"- Subaru interrumipió los pensamientos de Miaka.- "Por respeto, seamos discretos".

Todos asintieron y se pusieron en marcha, Tokaki se ofreció de guía. Miaka metió de nuevo el colgante debajo de su camisa y también los siguió, hasta que llegaron al primer piso.

-"Creo recordar que era una de estas cámaras. Veamos..."- Tokaki escrutó la puerta detenidamente durante un largo rato hasta que Subaru intervino.

-"¡Además de pervertido, eres un viejo chocho! Esa no es la puerta correcta." - dijo ella pasando de largo ante la humillación de Tokaki. -"Seguidme, es la siguiente".

Subaru abrió una puerta que contenía una pequeña y casi inapreciable marca, que daba a una gran cámara con algunas estatuas decorativas y un pequeño y sencillo altar iluminado con velas. Sin dilación, ella y su marido empezaron a palpar una de las paredes en busca de algo.

-"¡Ja!"- gritó ella victoriosa. -"¡Aquí está!"

Subaru empujó una de las baldosas de piedra hacia dentro y parte de la pared se abrió como una puerta.

-"¡Increíble!" - exclamó Miaka fascinada.

Tokaki cogió una de las antorchas y accedió al estrecho pasadizo seguido por los demás y la pared se volvió a cerrar. Inmediatamente llegaron a otra cámara donde encontraron un cuerpo tendido en el suelo.

-"¡Tatara!"- Tokaki corrió hasta él, inclinándose para verificar su estado.

-"Tokaki"- pudo articular él abriendo los ojos. -"Lo siento, no he sido capaz de cuidar el tesoro de mi amada"

Miaka se llevó las manos a la boca horrorizada tratando de asimilar la situación. Tatara realmente estaba enamorado de Suzuno, y había estado guardando fielmente su tesoro por tanto tiempo, desde que ella se marchó. Y ahora los de Seyriu se lo habían arrebatado cruelmente.

Fushigi Yuugi - Llamas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora