Capítulo 8. La distancia entre un planeta y otro

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—Deberías tratar de relajarte —le dije a Ellie, tomando sus hombros mientras esquivábamos a la gente en el pasillo

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—Deberías tratar de relajarte —le dije a Ellie, tomando sus hombros mientras esquivábamos a la gente en el pasillo. Comprendía su ansiedad; cuando llegué aquí por primera vez, también quise salir corriendo. Pero gracias a eso conocí a Damon.

Habían pasado dos años desde que lo conocí, un período considerable si lo comparaba con mis "amistades" anteriores.

—No puedo, no sé qué hacer, ¿y si me equivoco? —una mueca de horror se formó en su cara.

—Probablemente lo hagas —dije y me lanzó una mirada fulminante—, pero lo bueno de estar aquí es que puedes hacerlo. No estamos en casa.

—Ni que lo digas, ayer no dormí tratando de memorizar mi presentación.

—¿Hiciste una presentación? —fruncí el ceño.

—¿Tú no?

—No, dudo que alguien me conozca a parte de mis amigos.

—¿Pero y si no le agrado a nadie?

—A mí me agradas —contesté.

—Es porque soy tu hermana.

—Eso es...

—Está bien, no hace falta que trates de animarme, mejor iré a buscar mi casillero.

—¿No quieres que te acompañe? —di un paso en el que me detuvo en seco.

—Voy a estar bien, Ethan —me sonrió por encima del hombro y vi su figura alejarse.

Ahora era mayor, pero para mí siempre sería mi hermana pequeña, y tuviera la edad que fuera estaría ahí para protegerla.

—¡Ethan!

—¿Pero qué... —me giré sobre mis talones cuando un chico venía corriendo hacia mí; no estaba seguro si iba a taclearme y tuviera que huir.

No me tacleó, pero sentí el fuerte impacto cuando me abrazó.

—Damon, me asfixias —siseé.

Se despegó de golpe de mí, y tan pronto lo hizo, comenzó a hablar con verborragia.

—Estas fueron las peores vacaciones del mundo, lamento no ir a verte, mis padres me castigaron y me obligaron a trabajar en la pastelería. No es que no me guste, pero son vacaciones, ¿entiendes? —hizo un ademán.

Él hablaba y hablaba, pero realmente no estaba escuchándolo; estaba más concentrado en cómo había cambiado. Seguía peinándose con algunos mechones de cabello cayendo en su frente, y ahora era más alto. Antes podía verlo a la altura de la cara, ahora tenía que alzar la mía. Y sus ojos... eran los mismos, pero por alguna razón me parecían más hermosos que antes. Siempre supe que Damon era atractivo, pero solía pensar así de la mayoría de las personas, por lo que no significaba mucho para mí.

—...Y entonces Gwen me lanzó la bandeja de galletas, así que renuncié, pero volví como idiota al día siguiente porque no se me permitía renunciar, así que... —de repente se calló—. ¿Por qué me miras así?

El Cristal del Príncipe  [Cristal#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora