Capítulo 22. El valor del tiempo juntos

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El coro resonaba por las paredes de la sala del gran escenario

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El coro resonaba por las paredes de la sala del gran escenario. Tocar para mis compañeros me llenaba de felicidad. Se acercaba el festival de otoño y estábamos coordinados hasta que el chillido de un violín desentonó.

Cuando alcé la cabeza, vi a Elaine, quien se detuvo, y los demás también, observándola expectantes.

—¿Está todo bien? —preguntó el profesor, alzando una ceja.

—Ah, sí...lo siento —dijo ella cabizbaja—. ¿Puedo ir al baño?

—Adelante.

Ella dejó su violín y bajó rápidamente los escalones del escenario. Tomé mi suéter y la seguí. Seguramente me llamarían la atención por esto, pero poco me importaba. Solo quería saber cómo estaba ella.

Escuché cómo la música volvió a sonar mientras salíamos, y al llegar al pasillo, el ruido se minimizó. Estaba más tranquilo, lo que hizo que el sonido de nuestros zapatos resonara.

—Elaine —la llamé y ella volteó con la mirada perdida, como si estuviera fuera de órbita—. ¿Qué sucede? —me acerqué.

—No es nada, solo...vuelve, ¿está bien? No pueden hacerlo sin ti.

—¿De qué estás hablando? —inquirí antes de que pudiera irse.

—El piano es importante —habló en un susurro.

—El violín también —contrapuse.

—Sí, pero hay otros. No me necesitan.

—¿Qué? Elaine, no entiendo, ¿es una analogía o algo? —parpadeé confuso.

—Es una forma de decirte que no me necesitan, al menos no aquí —alzó el tono de voz, apretando los puños—. Creo...creo que no me presentaré en el festival.

—Pero no puedo hacerlo sin ti.

—Mientes —espetó seria—. Puedes hacerlo con o sin mí, siempre lo has hecho. ¿En qué he ayudado eh? Porque que yo sepa, nada ha cambiado desde que me conociste.

—Elaine...

—No me necesitas, en serio. Sé lo que te digo, Ethan, si me presento solo te dejaré en ridículo, no...no podré tocar, todo me va a salir mal.

—Ey, ¿desde cuándo te preocupa eso?

Elaine hizo una mueca.

—Lamento si sueno egoísta, porque sé lo importante que es para ti, pero a mí no me importa en lo absoluto el festival.

Mis ojos se abrieron. Pensé que yo era el egoísta al pensar lo mismo. Desde que supe lo de mi padre, el festival era lo último en mi lista de preocupaciones, y fingía interés para aquellos a los que realmente les importaba. Al menos ya no tendría que disimularlo con Elaine. De cierta forma, se sintió como un alivio.

El Cristal del Príncipe  [Cristal#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora