Capítulo 29. La luna al amanecer

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Fue sencillo pronunciar esas palabras a Damon, ya que las había estado reflexionando durante un tiempo, pero cuando las dejé salir, no se sintieron como había imaginado

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Fue sencillo pronunciar esas palabras a Damon, ya que las había estado reflexionando durante un tiempo, pero cuando las dejé salir, no se sintieron como había imaginado. Pensé que podría fingir que no me importaba, pero de repente me vi llorando sin darme cuenta.

—Lo siento, Damon. No sé qué me pasa —me retiré, chocando contra el respaldo de la silla—. Es que... ya no sé qué hacer. No tengo más opciones, yo...

—Déjame ser esa otra opción —se acercó y levantó mi barbilla con la suavidad de sus dedos, un tacto que parecía quemarme. Él sonrió con ternura, mostrando tranquilidad.

—¿A qué te refieres? —pregunté atropelladamente.

—¿Recuerdas que te mencioné que tenía un plan? Bueno, solo faltas tú para completarlo.

Fruncí el ceño sin comprender.

—Vamos a dejar esta ciudad —afirmó con seguridad, y mis ojos se agrandaron.

—¿Qué? Damon, no puedes hacerlo. Sería renunciar a tu vida, a tus sueños.

—No es un sueño si no estás ahí —susurró. Levanté la mirada y una lágrima escapó de mis ojos, él la limpió con su pulgar—. Además, es mi vida y yo decido cómo vivirla. Y quiero que estés en ella, y que aprendas a vivir la tuya.

—Pero no es tan fácil como solo decirlo.

—Lo sé, ¿por qué crees que lo pensé todo? Cuando vaya a la universidad, mis padres tienen una casa cerca en la que podríamos alojarnos. Y como sé que aún no has hecho tu exámen de admisión, podríamos trabajar juntos en una cafetería de Gwen mientras esperas hasta el próximo año. Además, si ahorramos lo suficiente, incluso podríamos abrir nuestra propia pastelería.

Apreté los puños y bajé la cabeza, me costaba ocultar la sensación que crecía gradualmente en mi pecho.

—Aunque...lamento no habértelo dicho. Pensé que si lo hacía te negarías, pero si ya lo tenía todo listo no tendrías otra opción más que aceptar. Sé que fue un poco egoísta ese pensamiento, pero...

Me lancé a sus brazos y rodeé su cuello, provocando que ambos cayeramos en la cama.

—Eres un idiota, esto solo te llevará a tu perdición —le espeté enfadado, aunque a la vez me sentía culpable por sentirme feliz.

—Oh, Ethan, creo que ya estoy bastante perdido desde que te conocí.

[...]

—Ya casi vamos a la universidad, voy a extrañarlos —dijo Gwen en tono melodramático.

—Yo no —Kian estrechó los ojos—. Estuviste molestándome todo el año escolar.

—Dije voy a extrañarlos, excepto a Kian —agregó, y él la miró receloso, a lo que ella sonrió triunfante.

—Es cierto...nuestras vidas tomarán caminos distintos a partir de ahora —habló Holly—. ¿Creen que volvamos a encontrarnos?

—Eso tendremos que averiguarlo —dijo Gwen—. Además, no me importa lo que quiera el destino, no los dejaré salir tan fácil de mi vida —rodeó mis hombros, aprovechando que estaba a su lado.

El Cristal del Príncipe  [Cristal#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora