Capítulo III

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Suspiraba dolorida al tiempo que abría los ojos con gran dificultad, logrando enfocar su vista que fue cambiando de borrosa a más clara con el paso de los segundos. Miró el diseño de ese techo que llevaba ya tres meses y tres días contemplando. Sintió ganas de llorar pues prefería morir que seguir cautiva sin que siquiera se le dijese el motivo del porqué continuaban privándola de su libertad.

Su paciencia se había agotado y ya no quería vivir con la incertidumbre de lo que le deparara su suerte, la cual no era tan buena si se detenía a meditarlo.

—Al fin despiertas —dijo Brûlée, sentada en la misma esquina donde había permanecido desde el día uno.

—Onee-san, en realidad lo...

—Es natural el hecho de intentar escapar —comentó. Aunque desconocía el motivo o la razón, se sentía algo decepcionada—. Pero ya no volveré a confiar en ti.

(Tn) río suave mientras se presionaba el estómago. Cada movimiento en su intento por sentarse, se sentía como si recibiera mordidas y horribles punzadas en cada herida.

—¿Y acaso confiaste alguna vez? —Inquirió tanto simpática como divertida mientras se acomodaba en las almohadas. Observó que Brûlée apartaba la mirada—. No lo tomes personal, nee-san, como lo has dicho: «es natural el hecho de intentar escapar».

—Hmph... —rechistó Brûlée—. De igual modo me hiciste fallar en la tarea que onii-chan me encomendó.

—Pero al final me encontraron antes de que lograra mi cometido, ¿no? Todo arreglado.

—Nunca hubieses podido salir de aquí de todas formas. Lo único que habrías logrado sería que te llevaran ante mamá. Ella no te trataría como lo hace onii-chan a pesar de que eres una prisionera.

—Pues tal vez ella me hubiese matado más rápido.

—Lo dudo. Habrías sido torturada hasta la muerte, que es distinto.

(Tn) suspiró mirando al techo. Pensaba en que pese a su intento, el resultado no difirió en nada a lo anterior. Seguía cautiva; y de haber sido enviada ante Big Mom, continuaría estándolo.

—¿Cuánto tiempo estuve fuera?

—Una semana —respondió Brûlée.

—Cien días —murmuró (Tn), algo alterada—. ¡Cien días he permanecido en esta maldita habitación!

—Eres una prisionera. ¿Qué esperabas? ¿Que te trataran como a un huésped a quien se le da un recorrido por las islas del archipiélago?

—¿Pero por qué Brûlée? ¿Por qué soy una prisionera? Katakuri no me ha dicho qué es lo que quiere de mí. Lo único que hice en contra de tu madre fue que las olas me arrastraran a las orillas de su isla. ¿Es suficiente como para mantenerme cautiva? Yo no tengo ningún asunto con ella.

—Eso lo va a decidir onii-chan.

«Maldita sea...» Pensó (Tn).

Reflexionaba en que de nada serviría hacer una rabieta y desquitarse con Brûlée. Le parecía que ésta no mentía al decir que no sabía qué planes tenía Katakuri para con ella.

Si tan solo no estuviese tan herida, a lo mejor tendría más oportunidades para escapar, o eso creía.

De repente, Katakuri entró por el espejo que Brûlée mantenía activado para él; llevaba una bolsa de papel de color café de donde sobresalía el nombre del restaurante en el que compraba diferentes platillos cada día para (Tn).

—Come —dijo muy serio al colocar la comida en la esquina de la cama.

—No quiero —farfulló (Tn), volteando la cara a la vez que se cruzaba de brazos.

ESTOCOLMO  ━━ [Finalizado] 《28》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora