Había pasado una semana desde el altercado entre (Tn) y Katakuri en el baño después de ducharse. En esos días, empezaron a regalarse el saludo cada mañana, y las buenas noches antes de dormir.
Ambos intentaban no pensar en que espiaron desnudo al otro, y se repetían que no debían ser tontos, que no podían alojar pensamientos impuros aunque en el caso de él, era un poco más difícil controlar su imaginación.
Pasaba que Katakuri ocultaba algunas cosillas que lo tentaban a ir más allá de lo que un hombre correcto —tal como se consideraba— debería permitirse jamás. Pero sucedía que tampoco lograba sacarse de la cabeza todo lo que ella le dijo sobre su apariencia y, cada tontería que hubo de presenciar mientras jugaban o en alguna otra vez cuando ésta resultaba con alguna de sus locas ocurrencias, cosas que sin querer lo hacían sonreír.
Alguien tan serio e insípido como él —tal cual se catalogaba a sí mismo—, experimentaba alegría si la tenía cerca. Cada vez que aceptaba su sentir, volvía a retroceder puesto que no debía permitirse nada de ello. Pronto la dejaría ir, y aunque tenía ciertas dudas sobre el trato que hicieron, esto no cambiaría.
No podía retenerla por siempre y lo sabía muy bien; de hecho hacía mucho que contemplaba la idea de anular su convenio y sacarla de la isla sin levantar la mínima sospecha de su apremiante diligencia, pero sucedía que simplemente, cada vez que se lo planteaba, se encontraba con una gran razón para no hacerlo.
No estaría desarrollando el síndrome de Lima, ¿o sí? No. Él estaba consciente de lo que había detrás del telón de su fachada distante y fría.
Aunque trataba de no pensar en lo que amenazaba su juicio, últimamente tenía mucho problema en lograr calmar los diversos impulsos que experimentaba si la tenía cerca.
***
Se llegó el día en que Katakuri debía salir a su misión; nunca creyó que tardaría tanto en regresar. A lo largo de ese tiempo, sorpresivamente, (Tn) sintió echarlo de menos.
Trataba de no darle cabida a esa vocecita interior que se quejaba al no poder contemplarlo —aunque fuese de reojo— ahí en el sofá leyendo un libro, y lo tanto que quería encontrar su mirada vigilante para entonces, realizar uno de esos retos en los que se quedaban mirando durante una absurda cantidad de tiempo.
Se sentía tonta al pensar en que en ocasiones percibía cierto gusto en los ojos de Katakuri, que parecía estudiar su cara a medida que continuaban en su apuesta de saber quién apartaría la mirada primero, y se repetía que en efecto; era una tonta porque él nunca sentiría agrado alguno para con ella. No lo atraía como mujer, y eso se lo había dejado claro.
Ese día se hallaba allí en la cama, acostada de lado con la cara apoyada sobre su brazo derecho flexionado, pensando en cosas de las que era consciente que ni siquiera deberían pasarle por la cabeza. Trazaba círculos con el dedo índice en el cobertor de color borgoña de la almohada. Ese tono le recordaba el cabello y los ojos granate de Katakuri.
Se preguntaba, ¿qué tan malo podría ser un hombre que a pesar de tenerla encerrada y encadenada de un tobillo, era bastante gentil y respetuoso? ¿Qué fue lo peor que le hizo de todas maneras? Se dio a sí misma una pronta respuesta en la que se decía que todo se resumía a haberla cogido por el cuello, aunque en aquella ocasión notó que el agarre era suave, y que sus dedos se sentían casi como si fuesen de algodón.
Esa vez a (Tn) le pareció que él no deseaba lastimarla, pero después, la hizo colgar de la muñeca y... bueno, no debía omitir que también le gritó porque le había visto el rostro. Aún así, sentía que en la mirada de Katakuri no existía hostilidad alguna para con su persona, y que en cambio, percibía una gran calidez en la manera en la que la veía.
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ESTOCOLMO ━━ [Finalizado] 《28》
Fanfiction[Katakuri x Lectora] Esta es la historia de cómo el soldado perfecto cae en un pequeño juego de amor con una joven pirata del West Blue que llegó a su vida de una manera poco convencional. ══════════════════ Disclaimer: los personajes usados en est...