Epílogo

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—¿Te he dicho lo hermosa que luces con tu vestido de novia? —le preguntó Katakuri a (Tn), acercándose a paso lento.

Él usaba su traje de novio en colores blanco y negro, y ella llevaba puesto su pomposo vestido junto a un largo velo que había causado sensación en el château.

—Creo que sí —respondió un tanto juguetona.

Se hallaban en el mirador, allá donde fueron a ver la puesta de sol hacía más de medio año, donde tuvieron su última cita, y donde fueron obligados a vivir lejos del otro durante tantos tiempo que les pareció una eternidad.

Acababan de intercambiar sus votos delante de toda la familia Charlotte, subordinados, aliados, oficiales, homies, y gente del reino de Totto Land, sin olvidar a la senil Big Mom a quien todos habían perdonado por el mero hecho de ser su madre.

Ella fue feliz comiendo dulces mientras presenciaba la boda. Parecía una niña inocente, una que nunca cometió ningún tipo de atrocidad.

El evento fue hermoso y celebrado por todo lo alto, aunque todo ese escándalo era lo de menos para dos personas que se veían a los ojos tomados de las manos, intercambiando sus promesas de amor con su hija como testigo, quien estaba muy cómoda y risueña siendo cargada por cada Charlotte que no deseaba ceder el turno al próximo en la línea de espera. Tía Brûlée fue la última en cargar a la criatura, pero no la dejó ir una vez que llegó a sus brazos.

Katakuri y (Tn) se hallaban nuevamente frente a frente, tomados de la mano mirándose como bobos enamorados. Volvieron a ese mirador que había sido reconstruido, tal como lo fue la vida que decidieron vivir juntos.

Reescribirían nuevas memorias que dejarían atrás la fatídica noche en que fueron cruelmente separados y todo comenzaba con un beso, uno que él le dio tras ponerse de cuclillas.

—Mi esposa, mi señora Charlotte, mi reina —le susurró en los labios.

—¿Qué sucede, mi esposo, mi señor Charlotte, mi rey? —le respondió (Tn) con la misma ternura y suavidad con la que él lo hizo.

—Tengo ganas de hacer cosas indebidas en este sitio.

—Dejémoslo para otra ocasión, mi señor. Creo que Randolph y Grúa nos han seguido para tomarnos fotos desprevenidos.

—¿Ah sí?

—Así es, mis nuevas hermanas quieren que nos capten en este atardecer, ¿acaso no las oíste cuando nos escapamos de recepción?

—La verdad es que estaba distraído pensando en quitarte ese vestido.

(Tn) separó los labios ligeramente, intentando no sonreír.

—Antes de que me quites el vestido y que comencemos nuestra vida como marido y mujer, deseo preguntarte algo.

—Claro, dime.

—¿Tuviste algo que ver con la enfermera, Meena?

Katakuri no pudo evitarlo y rió.

—¿Has tenido eso en mente todo este tiempo?

—Por supuesto.

ESTOCOLMO  ━━ [Finalizado] 《28》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora