Capítulo XIV

1.5K 391 60
                                    

Se encontraba sentado en un sillón a pasos de distancia de (Tn). Había estado observándola durante dos horas y cuarenta y cinco minutos mientras ella dormía; desde que sus tres hermanas hablaron con él sobre las posibilidades de llegar a algún convenio con su madre para que (Tn) pudiera quedarse en Whole Cake.

Dado que a Katakuri no lo convenció ninguna de las soluciones ofrecidas, ya que después de analizar los resultados de cada una de ellas concluyó que no le parecerían a su progenitora, él decidió que era mejor encontrar la manera de sacar a (Tn) del archipiélago a salvo.

Si bien era cierto, antes contemplaba la idea de pedirle que se quedara, pero después de su charla con sus cuatro hermanos: Oven, Cracker, Perospero, y Daifuku, se dio cuenta de que tan sólo se engañaba a sí mismo. Estar con ella sería casi imposible; además, consideró que la mencionada no era una mujer que siguiera las órdenes de nadie, y hacerla permanecer a su lado, sería lo mismo que cortarle las alas a un colibrí para condenarlo a una jaula de la cual nunca podría salir.

Aparte de todo, Katakuri pensaba que no existía modo de que su madre aceptara que (Tn) se quedara —ni siquiera como parte de sus subordinados—, por la sencilla razón de que él la ocultó durante mucho tiempo y estaba seguro de que la susodicha resentiría tal acto que claramente catalogaría como: traición.

No deseaba arriesgarse a que (Tn) también fuese receptora del castigo que a él le esperaba.

Se puso de pie y caminó hacia ella, después se acomodó de cuclillas y comenzó a acariciarle la mejilla con gran suavidad y gentileza para así despertarla.

—Hey —susurró con dulzura, ahora que (Tn) abría los ojos.

Notó tristeza en su mirada y gran pesar en su semblante atribulado.

—¡Kat...! —exclamó (Tn) nanosegundos antes de sentarse abruptamente para abrazarlo del cuello—. ¡Por fin viniste!

Katakuri rió con suavidad causando que sus tres hermanas —que observaban desde la puerta— se sorprendieran al escucharlo.

«¿Hacía cuánto que no reías, Onii-chan?» Pensó Brûlée.

Chiffon y Pudding nunca habían visto esa faceta de Katakuri. No recordaban ni una sola ocasión en la que no se mostrara luciendo extremadamente serio e imponente.

Fue tan callado desde siempre, que pocas fueron las palabras que ellas hubieron de intercambiar con él hasta la fecha, porque las intimidaba con su semblante frío y distante.

Pensaban en que Katakuri era tan solo otro niño Charlotte falto de amor y comprensión al igual que lo eran ellas y la hermana gemela de Chiffon, que iba por el nombre de Lola. La última incluso se hizo a la mar por su cuenta en busca del amor.

Consideraban que era una lástima que su hermano hubiese encontrado dicho sentimiento sin haberlo estado buscando, y que nada pudiese concretarse.

No concebían que todo resultara en que (Tn) se marchara de su lado dejándolo quizá, como un cascarón vacío justo como lo era antes de conocerla.

Les parecía demasiado obvia la diferencia entre un Katakuri con el amor de una mujer, y un Katakuri versión soldado perfecto que sólo vivía para servir y cumplir órdenes de su madre y también, para cuidar de toda la familia.

Se decían que era injusto, que él tenía derecho a la felicidad que técnicamente se les fue negada desde el día de su nacimiento, y todo por llevar la pesada carga de ser un Charlotte.

Las tres mujeres compartieron una mirada tanto de ternura como de tristeza. No querían que su hermano perdiera lo único que lo hacía sonreír de esa manera.

ESTOCOLMO  ━━ [Finalizado] 《28》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora