Capitulo 22

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Llego al hospital, por fin darán de alta a Freesia, así que vine a acompañarla. Ricardo tiene un día ocupado y Zea esta en el trabajo.

Salgo del ascensor al pasillo y comienzo a caminar hasta que me topo de frente con unos ojos azules, bastante fríos.

Ella me mira de arriba abajo, me analiza como si quisiera saber todo de mi al mirarme.

—¿Se te ofrece algo? — le pregunto directamente en un tono de voz frio. Ella me mira y aparece una sonrisa fría y sin emoción. Se perfectamente que se acuerda de mi, dudo mucho que vaya por ahí viendo de esa manera a todas las mujeres del mundo.

—Creí que serias mas inteligente, pero veo que no. Veamos cuanto te dura el gusto— pasa por mi lado y entra en el ascensor. ¿Qué demonios paso?

Reanudo mi camino hasta la habitación de Freesia, toco y entro cuando me indica que pase. La encuentro de pie, vestida con un pants deportivo en gris, su cabello esta recogido en alto y su semblante es más de ella.

—Me da gusto ver que ya estas mejor— digo mientras la saludo con un beso en la mejilla. Ella ve mi rostro.

—¿Qué pasa Nathaly? Parece que hubieras visto un fantasma— Me siento en la cama y suspiro.

—Es que ayer me tope con una mujer rubia de ojos azules, bastante fríos y la acabo de ver aquí, en el pasillo, me dijo que “Veamos cuanto te dura el gusto” y se fue, jamás la había visto y pareciera que ella me conociera—

—Que extraño ¿Segura que no la conoces? — niego con la cabeza y dejamos el tema a un lado cuando el doctor entra.

Le da recomendaciones para que se recupere en casa, sus heridas ya están casi sanas. Después de despedirse del doctor, caminamos rumbo al estacionamiento para ir a mi coche.

—Vaya, como que se despidieron muy efusivamente ¿No? — digo mientras veo a Freesia volverse colorada.

—¿Qué? Claro que no, solo le agradecí lo que hizo por mi en los días en que estuve hospitalizada—

—Aja, si claro—

Entramos en el auto y salgo del estacionamiento hacia su apartamento, pero cuando me detengo en una luz roja, me pide que la lleve a la florería o bueno lo que queda de ella. Intento persuadirla pero, insiste tanto que mejor la llevo yo a que vaya sola.

Me estaciono frente a lo que era la florería, la veo respirar hondo y ambas salimos del coche. El lugar es todo menos lo que fue. Caminamos hasta ponernos frente a lo que era el aparador y en el que muchas flores iluminaban la tienda.

Veo que derrama lagrimas y la abrazo por los hombros, no decimos nada, solo estamos ahí, viendo el panorama.

—Sabes Nathaly, a mi madre le encantaban las flores— dice mirando a la nada, su voz se tiñe de sentimiento pero no de uno triste, sino de uno lleno de amor —Mi padre siempre procuro darle flores, incluso cuando falleció, mando tapizar toda su tumba con flores, puse este local para poder recordarla o mas bien para hacerle un homenaje—

Asiento y no digo nada, quiero que recuerde a sus padres y que recuerde el motivo que la impulso a ponerlo. Regresamos al coche en silencio y nos ponemos con rumbo a su apartamento.

En el trayecto platicamos de la boda y de la emoción que mis padres sientes al saber que por fin dejo de ser soltera, algo me dice que Ricardo hablo primero con ellos ya que cuando se los mencione en la ultima llamada fingieron muy mal su sorpresa.

Acompaño a Freesia hasta su apartamento, le ayudo con la maleta y le pregunto si quiere que me quede, ella niega y me asegura que dormirá por el resto de la tarde, al parecer el ver como quedo MaCnolias le dejo muy exhausta de manera psicológica.

Desastre... A Mediano Plazo (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora