Capítulo 4

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Fue un beso delicado, dulce y suave, sus labios se amoldaron a los míos, sentí como estaba manejando el beso, para que se quedara así.

Cuando se alejo, abrí los ojos y me encontré con su mirada, esos ojos verdes tan maravillosos que me hacían perderme.

—He tomado tanto que ya te alucino— dije un poco mareada, ese beso me afecto mas de lo que pensé, respire hondo y sonreí — Debe de ser eso, estoy tomada y ya te veo en mis sueños— él me miraba muy atento — Sabes hacia tanto tiempo que no te soñaba, aunque siempre te pienso—

Ricardo se quedo en silencio, su mirada no se apartaba de mi y sus labios estaban un poquito entreabiertos, su mano izquierda recorrió mi rostro con devoción, como si quisiera dibujarme con sus dedos, bajo por mi cuello hasta mi brazo y lo recorrió hasta llegar a mi cintura y apretar su mano en mi cadera.

—¿De verdad crees que soy un sueño? ¿Qué te hace pensar eso? —el sonrió con esa maldita sonrisa que me hace mojar, pero es tan guapo y me atrae tanto.

—¿Por qué otra razón estarías aquí? Hace ocho meses que te fuiste, sin decirme nada y bueno al final de cuentas no tenias que decirme nada pero me hubiera gustado que lo hicieras—

Sonrió y descendió sus labios hasta mi cuello, comenzó a besarlo y a darle pequeños mordiscos que me hicieron gemir, me hizo estremecerme y me aferre a sus brazos.

—Ahhhh— gemí mientras seguía martirizándome de esa manera.

—¿Por qué no escribiste? ¿Por qué no me buscaste? Si realmente te dolió el que me fuera sin decirte nada ¿Por qué no hiciste algo tú? —

—Porque... porque... yo...— como le contestaba si mi cerebro no podía coordinar ninguna palabra y cada vez me estaba excitando mas y mas —Escúchame— le dije alejándolo un poco — No sigas con esto, me estas excitando mucho y si esto es un sueño no creo que pueda aguantar mas—

Él me miro serio y se alejo lo suficiente para sentir la ausencia de su calor, me cubrí ambos brazos tratando de mantener mi propio calor. Su rostro esta completamente serio, no podía descifrar lo que pasaba por su mente y eso me ponía nerviosa.

—Vuelves a insistir con eso ¿Eh? — me tomo del brazo y me obligo a caminar hasta que llegamos a las escaleras y las subimos, llegamos hasta el baño que se supone están limpiando, me metió y cerro la puerta con llave tras de él.

Me pegue a la pared tratando de que mi cerebro se despejara un poco y que pudiera coordinar lo que veía. Ricardo se quito el saco y lo colgó en el gancho de la puerta, se aflojo la corbata y comenzó a remangarse. Me quede como tonta mirándolo, era tan malditamente sexy, se veía tan bien en ese traje negro y con la camisa blanca se veía como un dios del sexo.

—¿Ves algo que te guste? — pregunto con voz ronca y sonriendo porque sabia la respuesta a la perfección; no conteste, solo me quede ahí de pie, admirando su cuerpo el cual deseaba mas que nunca —Bueno en vista de que no contestas y crees que soy un sueño— dijo acercándose peligrosamente a mi hasta que quedo frente a mi —Voy a demostrarte lo que este sueño puede hacer—

Tomo mi vestido negro y me lo quito por encima de mi cabeza dejándome solo en pantis, el sonrió al ver que no traía brasier. Bajo su cabeza hasta mi pezón derecho y lo metió en su boca, haciéndome gemir y estremecerme ante el acto; lo dejo para chupar el otro mientras sus manos bajan hasta el encaje blanco que cubría mi sexo. Lo tomo con ambas manos y lo desgarro.

El sonido que hizo al romperse me excito mucho y sentía mi sexo más mojado que nunca, Ricardo seguía con su atención en mis pechos y una de sus manos se coló dentro de mí.

Desastre... A Mediano Plazo (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora