Capítulo 2

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Son las tres de la tarde, hora pico aquí en la florería, ha llegado Freesia para llevar el resto de las flores a la iglesia, ya que dentro de unas cuatro horas será el enlace.

—Hola Nat, ¿Alguna novedad? — pregunta mi jefa, después de saludarme.

—Todo en orden, llegaron varios recibos que hay que pagar, pero aun estamos a tiempo, no tenemos pedidos para mañana, todo a estado tranquilo—

—Menos mal, Nathaly este fin de semana no abriremos, tengo que salir fuera de la ciudad, además de que tengo que resurtir la bodega— vaya, estoy sorprendida ante esto.

—Esta bien pero ¿Necesitas ayuda? —

—No, todo esta bien, pero este viaje tengo que realizarlo este mismo fin de semana—

Después de eso, sale a la camioneta para revisar que las flores estén bien, mientras yo contesto varios mensajes a través del mail para confirmar que mañana no abriremos. Es extraño ya que nunca se ha cerrado y mas por la época, falta poco para navidad, pero lo que pude notar es que realmente este viaje es importante para ella.

A llegado el momento de cerrar, así que entrego la nomina a las 2 mujeres que trabajan aquí también y me despido de ellas, cuando Freesia vino en la tarde le entregue la nomina de los dos chavos que también trabajan aquí, sin ellos no sabría como cargar las cajas en donde llegan las flores y demás cosas que ocupamos, a pesar de que una flor no pesa nada, en conjunto es todo lo contrario.

Apago todo y antes de salir, coloco en la puerta un letrero que dice "Cerrado hasta el lunes", cierro con llave y camino hasta el estacionamiento que esta al lado, pero antes de pasar por la reja me detengo y un escalofrío recorre mi espalda.

Volteo con cuidado, y mis ojos se detienen al ver un carro que esta parado en la calle esperando que el semáforo cambie a verde, no es que me haya gustado el coche sino el modelo que es, un Romeo Alfa en color guindo, demonios cuantas personas se pueden dar el lujo de tener ese coche, pero sobre todo en ese color.

Sigo de pie observándolo, por desgracia tiene los vidrios tintados así que me es imposible ver a su conductor. No había visto ese carro desde hace ocho meses y de repente esta aquí. El semáforo cambia a verde y el coche avanza por la calle, me muevo hasta el borde de la banqueta pero sin bajarme y lo observo hasta que da vuelta a la derecha dos cuadras más allá.

Creo que estoy alucinando, tal vez era otro coche y mi traidora mente lo confundió con el coche de él. Camino a paso rápido hasta mi auto, entro en el y lo enciendo, salgo del estacionamiento y me detengo afuera, para poder bajarme de nuevo y cerrar la reja.

En mi coche enciendo la calefacción mientras espero el verde para avanzar. La temperatura ha comenzado a descender, creo que este año si tendremos una blanca navidad ya que el año pasado no nevó como se esperaba; como se que Zea a de estar aun dormida me dirijo al súper mercado para comprar algunas cosas para cenar.

Cuando estoy a escasas dos cuadras para llegar al súper, por el retrovisor alcanzo a ver el mismo carro de hace unos minutos, el Alfa Romeo.  

—Estas alucinando— me digo en voz alta, mientras dejo de ver por el retrovisor. Doy vuelta en U a la izquierda y entro en el estacionamiento, apago mi coche y salgo asegurándome de que el coche no haya entrado.

...

Cuando por fin entro en el estacionamiento de mi casa, agradezco que sea viernes pero sobre todo que este fin de semana no voy a trabajar. Al entrar oigo música y se que Zea ya esta despierta. Dejo las bolsas del super en la mesa y camino hasta su cuarto, la puerta esta abierta y a ella la encuentro bailando alrededor de su cama.

Desastre... A Mediano Plazo (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora